El Tottenham deja grogui al Real Madrid
El equipo de Pochettino supera con creces al de Zidane, tan poco enchufado en Wembley como lo estuvo en Girona. Cristiano redujo la goleada a ¨²ltima hora
En Montilivi o en Wembley. Ante el Girona o el Tottenham. En la Liga o en la Copa de Europa. Lo mismo da: el Real Madrid est¨¢ ido. Se ha vuelto un equipo fatigoso, sin flujos en la zona media, amargo en ataque y agrietado en defensa. En Londres, el Tottenham se lo hizo pagar. Los jugadores de los que m¨¢s puede fardar, Dele Alli, Kane y Erikssen, dejaron grogui al equipo espa?ol. Otro chasco para un Madrid que no encuentra refugio en sus jugadores m¨¢s distinguidos, todos a la baja salvo Isco. Incluido CR, al que su gol a ¨²ltima hora no sirvi¨® de consuelo para un Madrid tan chato.
El Real estuvo desconectado en las fases calientes del partido. Los madridistas, con y sin la pelota, parec¨ªan estalactitas. Todos tiesos. A los muchachos de Pochettino les bastaba con su rigor, la cabeza en el partido, buenas piernas y una pizca de chispa para mover el bal¨®n. Nada de todo eso tuvo el Madrid, blando y desorientado. Resultaba chocante la facilidad con la que los jugadores del Tottenham se infiltraban en cada l¨ªnea visitante, con los madridistas sin radar.
Mientras deambulaba el Madrid, el cuadro ingl¨¦s maniobraba con pulcritud a la espera de un apunte definitivo de Dele Alli o un latigazo de Kane, agitador incansable de los centrales blancos. El Tottenham no tard¨® en detectar el cr¨¢ter de los de Zidane por el costado de Marcelo. Si en el duelo del Bernab¨¦u al brasile?o le hizo descarrilar Aurier, en Wembley fue el turno de Trippier. Marcelo no fue el ¨²nico en perder sus asaltos. Kroos y Modric no se quedaron atr¨¢s. Futbolistas tan cualificados para atornillar la pelota y gobernar el juego, en estos d¨ªas de zozobra general han perdido el paso y los suyos se han quedado sin dictado.
Perdido el Madrid, los Spurs amenazaban m¨¢s que remataban. Cada movimiento de Dele Alli y Kane era inquietante para la defensa madridista. Hasta que se acab¨® el fogueo. Trippier se descolg¨® de nuevo por la ruta de Marcelo, el asistente de turno no se percat¨® del fuera de juego del zaguero ingl¨¦s y su centro lo emboc¨® Dele Alli. Nacho lleg¨® al quite con retraso y Kiko Casilla, demasiado remiso, no marc¨® territorio en el ¨¢rea chica. Sin alardes, pero con un partido muy bien abrochado, el Tottenham puso a rebufo al Madrid y decidi¨® entonces envidar al contraataque. Veta que explot¨® de maravilla.
El tanto de Dele Alli espabil¨® un rato a los madridistas, con algo m¨¢s de cuajo en el tramo final del primer acto. Un par de disparos de Cristiano, en Wembley m¨¢s acostado sobre la banda derecha que en las ¨²ltimas jornadas, pusieron los focos sobre Lloris. Isco tom¨® la batuta y el Madrid, al menos, tuvo otro poso. Pese a lo cual Ramos lleg¨® a tiempo de evitar un gol de Kane justo antes de la tregua del intermedio.
Zidane retoc¨® la pizarra en el descanso. Orden¨® una retaguardia con Ramos y Nacho como centrales y Casemiro de cierre entre ambos. Con ello adelant¨® a los dos laterales, Marcelo y Achraf. El Madrid se plant¨® en el per¨ªmetro de Lloris con m¨¢s fogosidad que pericia. Una trama ideal para el conjunto de Pochettino, encantado de poder volar a campo abierto. As¨ª fue. Dele Alli, el capataz del encuentro, anud¨® a Casemiro, al que sent¨® literalmente, y su remate hizo bingo tras un desv¨ªo involuntario de Sergio Ramos. Dele Alli, la gran promesa de Inglaterra, al que Pochettino acuna con mucho tacto, tiene muy poco de ingl¨¦s. Es un jugador espigado, siempre con la barbilla empinada, y con mucho estilo. Muy fino en todo lo que hace, ya sea enchufar a su delantera, sobre todo a Kane, descargar de espaldas el juego hacia los volantes o tomar carrerilla hacia la meta rival.
M¨¢s all¨¢ de sus dos goles, poco limpios por el fuera de juego de Trippier y el rebote en Ramos, Dele Alli fue una avispa para el Madrid. Un Madrid que no tard¨® en recibir el tercer zarandeo. Justo despu¨¦s de un enredo may¨²sculo ante Lloris, sin que unos sofocaran el peligro y otros dieran con la diana, en el Tottenham enhebraron los tres mejores futbolistas. Dele Alli, c¨®mo no, hil¨® con Kane y el ariete no se demor¨® en asistir a Erikssen. Una contra de manual cerrada por el dan¨¦s. Partido por el eje, las distancias entre las l¨ªneas madridistas eran lunares. Todo era confuso en el Real.
No hubo tecla con la que diera el Madrid, as¨ª que se fue de Wembley tan sonado como lleg¨® de Girona. No peligra su clasificaci¨®n europea, pero este Madrid necesita una terapia urgente. Nada tiene perdido si rectifica a tiempo.
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