Ciudad Ju¨¢rez, de las cenizas de la violencia renaci¨® el f¨²tbol
El equipo de f¨²tbol Bravos de Ju¨¢rez de la segunda divisi¨®n mexicana ha sido un b¨¢lsamo para una ciudad golpeada por el narcotr¨¢fico
¡°Aqu¨ª sobrevivimos a la guerra¡±, dice Ra¨²l Reveles. Esa guerra de la que habla es la del narcotr¨¢fico que golpea desde hace 10 a?os a la fronteriza Ciudad Ju¨¢rez (Chihuahua). Este hombre, carnicero y futbolero, recuerda que en 2010 le lleg¨® a ¨¦l y a muchos de sus vecinos un correo electr¨®nico en el que se ¡°ped¨ªa¡± no salir a la calle, de hacerlo hombres armados les matar¨ªan. Ese a?o se contabilizaron 3.103 asesinatos, casi 10 muertos cada d¨ªa. En la ciudad se respiraba paranoia, nadie quer¨ªa asistir a los antros ni mirar mal a nadie. Los habitantes solo pod¨ªan ser libres en un lugar: su oasis era el estadio de f¨²tbol de Indios, el club local.
¡°Eran dos horas donde te olvidabas de todo. Durante los partidos de Indios no pasaba nada. No hab¨ªa muertos¡±, recuerda Reveles, quien atiende una carnicer¨ªa. ¡°Aqu¨ª en Ju¨¢rez no tenemos mucha diversi¨®n para las familias, casi no hay espacios culturales¡±, agrega Roberto Sierra, fundador de una de las barras del equipo renombrado en 2015 como Bravos de Ju¨¢rez. La agrupaci¨®n tiene un nombre incendiario, El Kartel.
??No es un nombre un poco agresivo?
?Si t¨² buscas cartel en el diccionario [dir¨¢ que] es una uni¨®n de personas con un fin com¨²n. En 2002 no ten¨ªa tanto impacto. Nos parec¨ªa llamativo.
La urbe fronteriza es una de las principales v¨ªas de entrada de droga a Estados Unidos lo que desat¨® una lucha brutal entre los carteles de Ju¨¢rez y el de Sinaloa, por el control de la plaza. 2010 fue el a?o m¨¢s mort¨ªfero y eso le vali¨® a Ciudad Ju¨¢rez ser considerada como la m¨¢s violenta del mundo.
Los Indios lograron el ascenso a primera divisi¨®n en 2008 al vencer al Club Le¨®n. Ese hito lo quer¨ªan celebrar sus aficionados, pero entre los lugare?os se esparci¨® un rumor en el que un grupo de sicarios rondar¨ªa por las calles y asesinar¨ªa a quien se le cruzara. Los hinchas le ganaron al miedo y se plantaron afuera del aeropuerto y sobre la avenida Panamericana. Esa noche tampoco hubo muertos.
Los habitantes de Ciudad Ju¨¢rez han tenido intermitentes experiencias con el f¨²tbol. En la segunda mitad de los a?os 80 nacieron las Cobras y, en seis a?os, desaparecieron. En 2005 nacieron los Indios. Este club tuvo gran arraigo al llegar a primera divisi¨®n y jugar unas semifinales. El equipo desapareci¨® en 2012 por una mala administraci¨®n del due?o. En el inicio de esa temporada, la barra de El Kartel se reuni¨® en el estadio, pidi¨® que le abrieran las puertas. Ya en los asientos alentaron durante 90 minutos al vac¨ªo, como si se hubiera jugado un partido de los suyos.
El parteaguas entre los vecinos de Ciudad Ju¨¢rez se dio en ese fat¨ªdico 2010 cuando un comando armado asesin¨® a 16 personas, entre ellos algunos estudiantes. Se le conoci¨® como la masacre de Villas de Salv¨¢rcar. Eso sacudi¨® a la sociedad juarense en cada estrato social y desemboc¨® en la uni¨®n entre los altos empresarios de la localidad con los ciudadanos para buscar alternativas para cortar los tent¨¢culos de la violencia. ¡°Buscamos m¨¢s espacios de esparcimiento. Uno sal¨ªa a las seis de la tarde y no hab¨ªa nada que hacer. Ahora hay otro tipo de actividades como los Bravos. La gente ya empieza a salir¡±, dice Luis Alonso Valle, presidente del Fideicomiso para la Competitividad de Seguridad Ciudadana de Chihuahua.
Pasaron tres a?os sin f¨²tbol profesional. Hasta que la insistencia de un grupo de empresarios pudo m¨¢s. ¡°Este proyecto nace de seis familias, somos socios. Fue un periodo muy corto para afiliarnos a la Federaci¨®n, para armar el equipo, contratar a jugadores. Lo hicimos a la carrera¡±, cuenta Juan Carlos Talavera, presidente de los Bravos de Ju¨¢rez. El ¨¦xito fue mete¨®rico. En 190 d¨ªas de haber sido refundado el equipo conquist¨® el t¨ªtulo de la segunda divisi¨®n al vencer al Atlante, un equipo con m¨¢s de 100 a?os. Le cambiaron el rostro a su categor¨ªa y, paulatinamente, la gente de la ciudad regres¨® al estadio ahora con una camiseta verde chillante y con bailes sobre la tierra con la m¨²sica de banda, una mezcla entre la orquesta de polka y las narraciones ¨¦picas de los corridos.
Tambi¨¦n sentaron un precedente desde la administraci¨®n cuando una de las inversionistas, Alejandra de la Vega, se convirti¨® en la primera presidenta en el f¨²tbol mexicano en una ciudad reconocida internacionalmente como el lugar m¨¢s hostil para las mujeres.
¡°Cuando me dec¨ªan que fuera a Ju¨¢rez era como pensar que iba a ir a Irak. Mi perspectiva de la ciudad cambi¨® al empezar a vivir aqu¨ª. Lo ¨²nico que suena es lo malo. [Las personas] piensan que a cada rato hay muertos por la calle. No es as¨ª, yo vivo a gusto¡±, considera el entrenador de los Bravos, Miguel Fuentes. Juan Carlos Talavera reconoce que fue un reto convencer a los futbolistas y a sus familias de jugar en su club. ¡°En cuanto los traes, les ense?as la ciudad, conocen nuestro proyecto, saben que van a estar arropados. La primera camada de jugadores nos ha ido ayudando a convencer a otros de que aqu¨ª se vive bien¡±, considera el Talavera. El equipo es la sensaci¨®n en segunda, al grado que la ESPN transmite sus juegos de local.
Los Bravos de Ju¨¢rez se han expandido a la ciudad estadounidense de El Paso (Texas). ¡°Queremos ser un s¨ªmbolo en com¨²n por nuestro factor como frontera¡±, refiere Rodrigo Cuar¨®n, vicepresidente administrativo del equipo. En una ocasi¨®n el combinado titular jug¨® un partido de f¨²tbol contra la polic¨ªa fronteriza, agentes de la aduana y de la polic¨ªa federal mexicana. ¡°Este proyecto es para darle a la ciudad una calidad de vida, creemos que el f¨²tbol ayuda a integrar a una comunidad¡±, considera Talavera.
Ciudad Ju¨¢rez se empieza a recuperar. Recobra energ¨ªas y, envuelto entre carne asada y cerveza, se olvida de todo en ese estadio que est¨¢ a 270 metros del R¨ªo Bravo. El f¨²tbol ha sido su terapia emocional.
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