El Getafe resplandece bajo el sol
El conjunto azul¨®n se divierte ante el Alav¨¦s y confirma su crecimiento a trav¨¦s del buen juego y de los goles de ?ngel
Aunque vista de azul, un color llamativo, de los que refleja la luz, al Getafe parec¨ªa acompa?arle siempre una especie de nube gris. Una sombra que imped¨ªa que resplandeciera, o que pon¨ªa fin a cualquier ratito de sol sobre el c¨¦sped. Ante el Alav¨¦s, un equipo negro, sin color, sin juego, sin libro, la luz reflej¨® sobre el pecho de todos y cada uno de los jugadores del Getafe. Lo hizo especialmente sobre ?ngel, un delantero de esos que enga?an a la vista porque no parece ni tan r¨¢pido, ni habilidoso, ni t¨¦cnico como en realidad es. El delantero tinerfe?o despleg¨® un cat¨¢logo sobresaliente de controles y disparos ante el Alav¨¦s, confirm¨¢ndose como uno de los futbolistas m¨¢s luminosos que pasearon por un Coliseum entregado a la causa.
En apenas ocho minutos el partido qued¨® resuelto. Y eso con el Getafe ocurre pocas veces. El equipo de Bordal¨¢s es un puzle de muchas piezas, de los que cuesta resolver, para bien o para mal. Y en este caso fue para bien. En el primer suspiro Markel Bergara envi¨® con el cuerpo el bal¨®n al fondo de la porter¨ªa de Pacheco despu¨¦s de que su cabezazo lo contuviera con reflejos el portero del Alav¨¦s, con la mala fortuna de que el rechace impact¨® de nuevo sobre el jugador del Getafe sin que ning¨²n jugador del Alav¨¦s pudiera impedirlo. Sin tiempo para asimilar el golpe, Di¨¦guez derrib¨® a Jorge Molina dentro del ¨¢rea, y el delantero valenciano convirti¨® el lanzamiento con la calma de los nueves confiados.
El sopapo dej¨® grogui a un Alav¨¦s que tuvo que deshacer el dibujo mental que hab¨ªa tratado de trasladar el campo su t¨¦cnico. De Biasi apost¨® por una defensa de cinco con tres volantes por delante, que no sirvi¨® para nada. Ni Medr¨¢n ni Manu Garc¨ªa parec¨ªan capaces de rebajar el ritmo de juego y aprovechar los desmarques de Munir. Habilidoso como es el delantero espa?ol, no tuvo oportunidad de deshacerse de una defensa permanentemente conectada. Con un central como Djen¨¦, un mediocentro como Bergara, un lanzador como Arambarri y un ejecutor como ?ngel el Getafe camina firme, estable. Sobre todo cuando el tinerfe?o control¨® un gran pase de Arambarri con la pierna izquierda, dejando que la pelota botase lo justo para no restarle velocidad y dirigirla hasta el ¨¢rea, para all¨ª tirar un recorte por la espalda y de primeras, con la punta de la bota derecha, lanzar un rayo por debajo del cuerpo de Pacheco. El gol fue una maravilla t¨¦cnica, tanto que al Alav¨¦s, que tras mover dos fichas -Burgui y Pedraza se establecieron en la banda para tratar de ganar amplitud- hab¨ªan empezado a desestabilizar la zaga azulona.
El tanto del canario fue tan bonito que pareci¨® saberle a poco al jugador. Por eso, minutos despu¨¦s, en una nueva jugada de ataque decidi¨® superarlo tras controlar la pelota esta vez con el empeine derecho, orient¨¢rsela al borde del ¨¢rea y con un disparo suave, amable incluso, alejarlo de nuevo de los brazos de Pacheco y colocar el cuarto gol en el marcador. Un movimiento f¨¢cil en apariencia, terriblemente complicado en su ejecuci¨®n. Curtido en Segunda con el Zaragoza, ?ngel es un delantero osado, valiente y eficaz.
La agon¨ªa se instal¨® en el Alav¨¦s, una nebulosa que en nada recuerda al equipo que la temporada pasada alcanz¨® la final de Copa, y que tiene tantos demonios que hasta ordenarlos resulta una misi¨®n complicada. Solo pareci¨® rebelarse con el cabezazo, impecable, precioso a la vista, de cabeza de Christian Santos tras un gran centro de Ibai. No ocurre lo mismo en el Getafe, que no solo mira al presente con optimismo, sino que lo hace con gafas de sol, porque le molesta tanto brillo.
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