El Atl¨¦tico consuma ante el Chelsea su ca¨ªda de la Champions
El equipo de Simeone se queda fuera de la m¨¢xima competici¨®n continental tras empatar en Londres
Se acab¨® la Champions para el Atl¨¦tico. Dos finales, una semifinal, unos cuartos de final y este borr¨®n de caer en la primera ronda. Qarabag. Ser¨¢ dif¨ªcil que la hinchada rojiblanca olvide este nombre. El club azer¨ª quedar¨¢ grabado a fuego en las p¨¢ginas m¨¢s negras de la historia del club. La ca¨ªda era una muerte esperada y ya ratificada bajo la solera brit¨¢nica de Stamford Bridge. Pero fue en Bak¨² y despu¨¦s en el Metropolitano donde el equipo de Simeone empez¨® a firmar su adi¨®s a la competici¨®n al no ser capaz de derrotar al club azerbaiyano en dos partidos. El empate solo le da para una leve inyecci¨®n an¨ªmica y para lamentarse m¨¢s a¨²n de esos dos estrepitosos tropiezos contra un club plagado de futbolistas sin nombre.
Por primera vez en cinco a?os, los rojiblancos no estar¨¢n entre los ocho mejores equipos de Europa. Un varapalo que impacta en todos los estamentos de la entidad. En la afectada afici¨®n, en los jugadores, en el cuerpo t¨¦cnico y en los ejes de las v¨ªas de crecimiento y expansi¨®n del club. La Champions ha sido el trampol¨ªn que amplific¨® y sobredimension¨® la marca Atl¨¦tico.
No hubo milagro. Ni cerca estuvo tampoco, pese a ese gol de Sa¨²l a los diez minutos del segundo tiempo. No significaba la clasificaci¨®n, porque Perotti, un minuto antes, hab¨ªa adelantado a la Roma. Solo fue un peque?o rayo de esperanza, frenado al poco porque el Chelsea busc¨® el empate y luego la victoria que le diera el liderato del grupo. De inicio, la alineaci¨®n dispuesta por Simeone tampoco invit¨® al optimismo, pese a la salida mandona que protagoniz¨® intentando jugar en campo contrario. Le pes¨® demasiado al Atl¨¦tico la robustez de ese once. Con el cuatrivote (Thomas, Sa¨²l, Gabi, Koke) y con Gim¨¦nez de lateral derecho. Demasiado pesaje y poca imaginaci¨®n para desbordar a un equipo tan bien plantado, conocedor al dedillo de lo que es un repliegue herm¨¦tico. Se hinch¨® el Atl¨¦tico a dar pases en horizontal sin encontrar un resquicio. Acus¨® en demas¨ªa no tener m¨¢s desequilibrio e imaginaci¨®n. La banda derecha, tanto con Gim¨¦nez, como con Thomas, cuando Simeone mut¨® el dibujo a un 3-5-2, fue una v¨ªa muerta. En la izquierda, con Filipe, tampoco encontr¨® profundidad. De ese intento por meter al equipo de Conte en su campo solo rasc¨® el Atl¨¦tico un disparo alto de Fernando Torres. No se encontr¨® a gusto Griezmann en toda la primera parte. Pulul¨® por izquierda, por el medio y por la derecha, pero no lograba imponerse.
Enfrente, el Chelsea jug¨® a los picotazos. A dar una lecci¨®n de f¨²tbol vertical, con Kant¨¦, Hazard y Morata como hilos conductores de ese juego flechado en l¨ªnea recta. Fue Morata con un par de maniobras gir¨¢ndose el que inici¨® una r¨¢faga de ataques venenosos. A ellos respondi¨® Oblak con una exhibici¨®n. En el escaparate de un escenario de tanto pedigr¨ª, el meta del Atl¨¦tico sali¨® reforzado de nuevo como uno de los tres mejores porteros del mundo. La parada que le hizo a Zappacosta fue un dechado de virtudes. Los reflejos para responder a un tiro raso y cruzado que le pillaba a contrapi¨¦ y tapado. La estirada dej¨¢ndose el costillar junto a la cepa del poste y poder meter la manopla.
Enfil¨® Simeone la bocana del t¨²nel de vestuarios con el ce?o fruncido. Y al poco de salir, contempl¨® una oleada implacable del Chelsea. Con esa salida en tromba pareci¨® que el necesitado de la victoria era m¨¢s el equipo de Conte. Hazard en un eslalon en el que pas¨® como un avi¨®n a Gabi y a Savic y sent¨® a Gim¨¦nez avis¨® de lo que vendr¨ªa despu¨¦s.
Courtois frente a Oblak
Sali¨® el Atl¨¦tico de ese chaparr¨®n del Chelsea con un zurdazo de Filipe Luis al poste. El rechace lo caz¨® al vuelo Koke, pero su cabezazo fue a topar con la agilidad de Courtois. Otro que cuando defend¨ªa la porter¨ªa del equipo de enfrente llen¨® un espacio tan estelar como el que ahora ocupa Oblak. Menos atosigados, se estiraron los rojiblancos. De un c¨®rner naci¨® su gol. Torres lo desvi¨® en el primer palo y en el segundo emergi¨® Sa¨²l para remacharlo con un frentazo incontestable. El gol no le daba la clasificaci¨®n, pero s¨ª dignificaba su salida de la competici¨®n.
Sin embargo, otra vez la falta de ambici¨®n asom¨® en la cabeza de Simeone. Antes de marcar Sa¨²l, el cambio que iba a realizar era Carrasco por Gabi. Con el 0-1 sent¨® a Torres. El equipo recul¨® y se dedic¨® a contener las andanadas del Chelsea como pudo. Siempre con Oblak como valladar. Un doble remate, primero de Pedro con el tac¨®n y despu¨¦s de Morata, terminaron por encumbrarle. El empate se olfateaba. Y lleg¨® tras otra delicadeza de Hazard. Un control imantado en la frontal del ¨¢rea, una aceleraci¨®n y un centro raso que acab¨® desviando Savic en propia meta. Ah¨ª ya muri¨® definitivamente el Atl¨¦tico. Bueno, en realidad empez¨® a morir en Bak¨². El Qarabag¡
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