Wozniacki se agranda, Halep se encoge
De golpe, la danesa (7-6, 3-6 y 6-4, en 2h 49m) eleva en Melbourne su primer Grand Slam y recupera el n¨²mero uno seis a?os despu¨¦s al desbancar a la rumana, que ya ha perdido tres finales de Grand Slams
Hay miradas que lo dicen todo. La de Serena Williams, por ejemplo, es aterradora cuando acelera y va a por todas; a Garbi?e Muguruza, mientras, le gusta dibujar eso que ella llama poker-face; la de Caroline Wozniacki es fr¨ªa e impenetrable, porque vaya ganando o vaya perdiendo es pr¨¢cticamente id¨¦ntica, siempre neutra; y luego est¨¢ la de Simona Halep, que en esas dos cuencas amplias ladea los ojos y no deja, ni dej¨® este s¨¢bado, de mirar todo el rato hacia su banquillo para transmitirle a su t¨¦cnico, Darren Cahill, que no pod¨ªa, que Wozniacki vuelve a ser otra vez tan dura de roer que ya es la n¨²mero uno y la ¨²ltima campeona en Melbourne: 7-6, 3-6 y 6-4 (en 2h 49m).
Lo de la n¨®rdica empieza a adquirir tintes de gran historia, porque despu¨¦s de estar cerca de colgar la raqueta (27 a?os tiene) no solo ha recuperado el trono que perdi¨® en enero de 2012, sino que aparece como la jugadora con las ideas m¨¢s claras desde hace tiempo y eso, en t¨¦rminos de tenis femenino, es un plus incalculable. No solo ha recuperado el br¨ªo sino que adem¨¢s compite mejor que nunca. En octubre alz¨® en Singapur su primer t¨ªtulo de verdadero relumbr¨®n, la Copa de Maestras, y ahora viene un ¨¦xito todav¨ªa mayor: su primer grande, en Australia, despu¨¦s de haber perdido las otras dos finales de un major que disput¨® (Nueva York, 2009 y 2014).
Ella es la cara: una luchadora nata que ha hecho un viaje de vuelta cuando muchos no daban un duro por su regreso. Y Halep la cruz: una n¨²mero uno (ya exn¨²mero uno) que apenas ha podido defender su reinado tres meses, solo uno real teniendo en cuenta la pretemporada. Son ya tres finales de Grand Slam (Roland Garros 2014 y 2017) y otra de la Copa de Maestras (2014) sin conseguir el premio final, luego se deduce que a Halep le aturde el verse en esas situaciones. Sencillamente, se encoge. En este sentido, cabe recordar tambi¨¦n que fall¨® en las tres ocasiones previas que tuvo el poder del circuito a tiro.
Todo esto se produjo porque aquello que cada una sabe hacer mejor, la una abordar y la otra defender, lo aplic¨® con m¨¢s precisi¨®n la danesa, un muro con un tenis poco seductor, m¨¢s pendiente de no fallar que de llevar la iniciativa, pero muy efectivo en unos tiempos en los que las pegadoras marcan la tendencia. Halep no llega a ser una de estas, pero s¨ª propone m¨¢s que la n¨®rdica; ahora bien, se le empieza a asociar peligrosamente con su incapacidad para controlar los grandes escenarios y eso nunca es bueno. Sali¨® temerosa, Wozniacki le rompi¨® de inicio y tuvo que ir a remolque. Replic¨®, pero la nueva reina de la WTA dio otro tir¨®n y gan¨® el tie-break. La rumana, por lo tanto, otra vez a remar con la corriente en contra.
Dos interrupciones, dos puntos de giro
En su haber tuvo la elogiable capacidad para no perder la cara al partido en ning¨²n momento. Se mare¨®, pidi¨® asistencia m¨¦dica por los mareos y despu¨¦s se rebel¨®: rotura (para 5-3) y set. Iguales. Parec¨ªa que la din¨¢mica hab¨ªa cambiado en una noche en la que el calor ¨Ccasi 30? a las 22.30, con una humedad del 60%¨C hac¨ªa mella en las finalistas. La juez aplic¨® el reglamento y el choque se detuvo durante 10 minutos antes de llegar a un parcial absolutamente loco en el que pudo pasar de todo. Ambas desencadenadas, ambas err¨¢ticas.
Sencillamente, a Halep le aturde el verse tan cerca del gran premio, encoge ante las situaciones l¨ªmite
Pero Halep m¨¢s. Seis breaks, descontrol y otra pausa porque ahora era Wozniacki la que se encontraba mal debido a una dolencia en el tend¨®n rotuliano. Se lo protegieron con una cinta y, al igual que hab¨ªa ocurrido en la manga anterior con su rival, el impasse la hizo florecer. Quebr¨® para equilibrar (4-4) y luego naveg¨® a velocidad de crucero hacia la victoria, apoy¨¢ndose en la estad¨ªstica de los errores no forzados: 47 frente a 28. Entonces, a Halep ya se le puso muy mal color, otra vez esa mirada de no saber muy bien c¨®mo responder ante una situaci¨®n l¨ªmite. Y, otra vez, adi¨®s a un grande.
La rumana, de 26 a?os, se qued¨® una vez m¨¢s a las puertas de una recompensa mayor. Mientras, Wozniacki lleg¨® hasta donde quer¨ªa llegar desde hace tantos a?os. Recuper¨® el n¨²mero uno exactamente seis a?os despu¨¦s de haberlo perdido y por fin se hizo con un gran trofeo. Nunca es tarde, dicen. La danesa se coron¨® delante de su padre (y t¨¦cnico) y se convirti¨® en la sexta jugadora que encabeza el ranking durante el ¨²ltimo a?o. Por fin, entr¨® en el club: por fin se hizo grande.
EL PRIMER LAUREL PARA DINAMARCA
De un plumazo, despu¨¦s de un periodo l¨²gubre que le condujo a pensar en la retirada para rehacer su vida, Caroline Wozniacki volvi¨® a triunfar y a exhibir esas dos hileras de dientes que embaucaron al tenis hace ya una d¨¦cada. Entonces promet¨ªa, despu¨¦s ascendi¨® el n¨²mero uno y luego, no se sabe muy bien por qu¨¦, se desinfl¨®. El golfista Rory McIlroy la dej¨® a las puertas del altar y la tenista desapareci¨® del mapa, pero ahora ha vuelto con fuerza a los 27 a?os y una gran sonrisa, porque le sobran los motivos.
Su prometido David Lee, exjugador de la NBA, la vio ayer batir a Halep y elevar as¨ª el primer grande de su carrera. Y el de Australia no es solo el primer gran trofeo para Wozniacki, sino para todo un pa¨ªs. Hasta ayer, ning¨²n representante de Dinamarca hab¨ªa alcanzado un ¨¦xito de este calibre; ella misma perdi¨® un par de finales en Nueva York (2009 y 2014), y m¨¢s de medio siglo atr¨¢s lo hizo Kurt Nielsen, superado dos veces (1953 y 1955) en Wimbledon.
"En algunos momentos, especialmente cuando sufr¨ª lesiones, empec¨¦ a dudar sobre si alg¨²n d¨ªa conseguir¨ªa esto, pero con trabajo todo se consigue", cont¨® la n¨®rdica, quien de camino a la final bien pod¨ªa haber ca¨ªdo porque salv¨® dos bolas de partido contra Jana Fett en la segunda ronda.
"Creo que el hecho de haberme visto fuera ese d¨ªa me ha ayudado", coment¨® la danesa, que adem¨¢s se convirti¨® en la sexta jugadora que encabeza el ranking de la WTA a lo largo del ¨²ltimo a?o. "Estoy tan orgullosa, amiga, tan orgullosa, que ahora no puedo literalmente dormir", le felicit¨® su amiga Serena Williams, la campeona el a?o pasado en Melbourne.
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