Primero el cad¨¢ver
Con media Liga por disputar, flota en el aire la duda de si podr¨¢ despertar cierto inter¨¦s pese a que est¨¦ decidida
Para contar una historia a veces se empieza por el final. Es una v¨ªa imaginativa no exenta de riesgos, pues la amenaza del aburrimiento pende sobre nuestras cabezas. ?Y si al conocer el desenlace el aliciente de la historia se desvanece? Ahora mismo es lo que ocurre con la Liga, de la que al poco de empezar supimos que Madrid, Atl¨¦tico y Valencia hab¨ªan perdido casi todas sus opciones frente al Bar?a. La estructura del torneo se parece lejanamente a las historias en las que el cad¨¢ver aparece al inicio. Me viene a la cabeza Sunset Boulevard, de Billy Wilder, que empieza con una caravana de coches de polic¨ªa y periodistas dirigi¨¦ndose a una mansi¨®n en cuya piscina descubren flotando el cad¨¢ver de un hombre boca abajo, mientras se escucha una voz en off que dice: ¡°Mi mayor deseo siempre fue tener una piscina. Consegu¨ª la piscina, y mor¨ª en ella¡±. Es el final de la historia, pero justo la pel¨ªcula arranca en ese punto, y el espectador tiene casi dos horas de metraje por delante.
La muerte en f¨²tbol deber¨ªa reservarse siempre para un momento ulterior. Desgraciadamente, es imposible. De hecho, es inevitable no pensar en lo f¨¢cilmente y pronto que se muere algunas veces en el f¨²tbol. O en cualquier otro orden. Hay un poema r¨¢pido de Sam Shepard, sin t¨ªtulo, en el que confiesa que su t¨ªa le dec¨ªa que en los d¨ªas muy calurosos hasta una simple mayonesa pod¨ªa matarte. Hab¨ªa que estar preparado para un momento as¨ª, de manera que en el ¨²ltimo verso del poema su t¨ªa tambi¨¦n le dec¨ªa ¡°que nunca saliera de casa sin la cartera / por si me mataban / y hab¨ªa que identificar el cad¨¢ver¡±.
Flota en el aire la duda, con media Liga por disputar, de si esta podr¨¢ despertar cierto inter¨¦s pese a que est¨¦ decidida. Hay aspectos en los que el f¨²tbol no conseguir¨¢ nunca imitar a la literatura o al cine. Intento imaginar una Liga de la que pudiera decirse que empieza ma?ana, y cuyo ganador es el Bar?a, con el Madrid a veinte puntos, y me cuesta creer que el campeonato genere aun as¨ª expectaci¨®n. En el f¨²tbol la gente no quiere descansar de la emoci¨®n y la intriga. Podemos aceptar que Shakespeare revele la trama de Romeo y Julieta en los primeros catorce versos del pr¨®logo, y que instantes despu¨¦s de que se abra el tel¨®n sepamos que hay dos amantes destinados a enamorarse, que se matan. Pero nadie aceptar¨¢ con placer que le digan qui¨¦n gan¨® la Liga al principio, y dedicar los siguientes meses a averiguar c¨®mo se lleg¨® a ese desenlace. Y eso que algunos estamos dispuestos a aceptar y aplaudir lo que sea. Una vez aplaud¨ª la teor¨ªa de un amigo que propon¨ªa que el divorcio fuese una forma de empezar, en lugar de acabar. Para entenderlo, te ped¨ªa que imaginases a dos personas que se conocen, hablan, se atraen, y a los pocos d¨ªas una de ellas propone, enamorada: ¡°Divorci¨¦monos para siempre, amor m¨ªo, hasta que algo nos una¡±. ¡°?Y si sale mal?¡±, preguntaba su amante. ¡°Si sale mal nos casamos¡±.
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