El ¡®traidor¡¯ I?igo Mart¨ªnez
Es bien sabido que el mercado futbol¨ªstico no sabe de sentimientos, aunque a algunos les cueste entenderlo
Asunto complicado el de la fidelidad. La futbol¨ªstica, se entiende. Se cerr¨® esta semana el mercado de invierno y se revolvieron las aguas all¨¢ en el Pa¨ªs Vasco, donde el Athletic se hizo con los servicios de I?igo Mart¨ªnez, hasta ese momento jugador de la Real Sociedad, previo pago de su cl¨¢usula de rescisi¨®n, que ascend¨ªa a 32 millones de euros. La operaci¨®n fue tan sencilla como la que cualquiera realiza diariamente en cualquier tienda. El producto tiene un precio, el cliente lo paga y se acab¨®. No hay negociaci¨®n, ni regateo, ni discusi¨®n alguna. Sin embargo, en San Sebasti¨¢n son muchos los que critican con dureza lo ocurrido. Y no solo los aficionados, algo que ser¨ªa natural dado el v¨ªnculo emocional que se establece entre un futbolista que lleva un tiempo en el club, nueve a?os en el caso de I?igo, y la grada. Quien peor se lo tom¨® fue la directiva de la Real, que decidi¨® borrar el recuerdo del jugador. Y qu¨¦ mejor recuerdo que una camiseta blanquiazul con el nombre del ¨ªdolo bordado en su espalda. Borremos, pues, ese recuerdo. Hagan cola ustedes, se?ores aficionados, en las tiendas del club que all¨ª les cambiaremos la prenda que nos traigan con el nombre del traidor y le daremos una que lleve grabado el nombre de otro futbolista de la plantilla, que bien podr¨ªa ser Illarra, quien en el verano de 2013 hizo lo mismo que acaba de hacer I?igo Mart¨ªnez, esto es, irse al equipo que abon¨® su cl¨¢usula, en su caso el Real Madrid. Pero Illarra volvi¨® con el tiempo, ay estas ovejas descarriadas, con el mismo gesto de inocencia, que no de oveja, con el que se fue. Y se fue, bien est¨¢ recordarlo, porque el Madrid le pagaba el doble de lo que cobraba en la Real. Exactamente lo mismo que ocurre con I?igo y el Athletic.
Es bien sabido que el mercado no sabe de sentimientos, aunque a algunos les cueste entenderlo. Qu¨¦ har¨ªan estos indignados hinchas de vivir, por ejemplo, en Alemania, donde a?o tras a?o, desde tiempos inmemoriales, el futbolista que destaca y no viste los colores del Bayern M¨²nich tarda un rato en vestir los colores del Bayern M¨²nich. La Real ha hecho honor a su condici¨®n de hermano pobre y no ha podido hacer frente a la andanada de su rival y vecino, el Athletic, quien ha podido pagar los 32 millones de marras gracias a que, previamente, hizo honor a su condici¨®n de hermano pobre y no pudo hacer frente a la andanada del Manchester City, que pag¨® 64 millones por Laporte. En ambos casos, en el de Mart¨ªnez y en el de Laporte, se trata de defensas, de buenos defensas, s¨ª, pero no de Beckenbauer.
Y hablando del City y de fidelidades, es innegable que su t¨¦cnico, Guardiola, ha sido fiel a s¨ª mismo. Y no porque su equipo sea el que mejor f¨²tbol hace en Europa sino porque, preguntado por los fichajes, declar¨® que ahora no est¨¢n en disposici¨®n de gastar ¡°80-100 millones en un jugador¡±. Y eso lo dice un t¨¦cnico cuyo equipo, en los dos a?os que ¨¦l lleva al frente, ha fichado por valor de 528 millones de euros. Se lamenta Guardiola, y eso tambi¨¦n lo hace como nadie, tras gastarse 65 millones en un defensa, el citado Laporte, otro traidor, como lo es I?igo, como lo fue Neymar o, en el siglo pasado, Figo. Futbolistas que se van porque alguien paga su precio. Y que antes de hacerlo son capaces de jurar amor eterno y de besar el escudo hasta borrarle el color. El Madrid no tiene esos problemas. Porque ya no es que no se negara a que en verano se fueran los que se quer¨ªan ir (James, Morata), sino que les abri¨® la puerta y les puso una alfombra. Hoy paga las consecuencias de una pol¨ªtica catastr¨®fica, aunque Zidane no haya querido fichar porque tiene una fe ciega en sus jugadores, lo que es un magn¨ªfico ejemplo de lo que unos llamar¨¢n fidelidad y otros temeridad.
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