El PSG se juega el ¡®fair play¡¯ financiero ante el Madrid
El club franc¨¦s conf¨ªa en resolver su desajuste contable, cuantificado en m¨¢s de 20 millones de euros, con los ingresos que le asegura la clasificaci¨®n para cuartos
El Trapecio, un edificio de cristal y acero que se proyecta como un espol¨®n sobre la avenida ?mile Zola en la villa de Boulogne, es la sede discreta de la cadena beIN Sports y del Paris Saint-Germain. El clima en las oficinas del club que lidera el plan de crecimiento e inversiones m¨¢s ambicioso de la industria del f¨²tbol en la ¨²ltima d¨¦cada no parece reflejar ninguna tensi¨®n a menos de dos semanas del primer partido del cruce de octavos de final de la Champions con el Real Madrid. Ni siquiera el rostro de uno de los dirigentes m¨¢s importantes del club parisino expresa la preocupaci¨®n que le carcome cuando emite el dictamen bajo petici¨®n de anonimato: ¡°Necesitamos ganar por todas las razones imaginables¡±.
Cuando Jasim Al Thani, pr¨ªncipe heredero del emirato de Qatar, decidi¨® en 2011 comprar el PSG, su pretensi¨®n no solo fue establecer al club entre los principales actores del f¨²tbol europeo. Su plan consisti¨® en elevarlo a la condici¨®n de primera potencia, a la par de los otros cinco clubes de referencia en la UEFA: el Madrid, el Barcelona, el Bayern, la Juventus y el Manchester United.
La visi¨®n de Jasim y de su vicario en Par¨ªs, el jeque Nasser al Khelaifi, que ejerce como presidente, se fij¨® un itinerario de esplendor. El primer objetivo fue construir un equipo competitivo con el apoyo de la base social parisina, el sustento de la capital m¨¢s cosmopolita y populosa de la Europa continental, y, por n¨²mero de licencias expedidas, la mayor cantera metropolitana del f¨²tbol junto con S?o Paulo. El segundo objetivo que se impusieron fue ganar la Champions. Con la copa, la solidez econ¨®mica y el prestigio vendr¨ªan a?adidos.
La eliminaci¨®n en octavos de final ante el Barcelona, durante la temporada pasada, supuso el mayor rev¨¦s del sue?o catar¨ª. El 6-1 en el Camp Nou, una humillaci¨®n que la prensa francesa no deja de evocar como la remontada ¡ªen espa?ol¡ª, provoc¨® una revisi¨®n de las estrategias. El entrenador, Unai Emery, insisti¨® en que para subir el escal¨®n que le separaba del establishment el PSG necesitaba jugadores superlativos. No bastaba con un Ibrahimovic en la c¨²spide de una plantilla superpoblada de figuras en cada l¨ªnea. Hab¨ªa que tener a un aspirante directo al Bal¨®n de Oro porque solo eso, seg¨²n el t¨¦cnico, brindar¨ªa al equipo el car¨¢cter necesario para medirse con los m¨¢s grandes sin sufrir el mal de altura que padecieron sus jugadores en 2017. Tanto Jasim como Nasser coincidieron plenamente con el diagn¨®stico.
Los tres alcanzaron la certeza de que solo un golpe de audacia pod¨ªa romper con el modelo de la Champions, promotor del c¨ªrculo cerrado, el oligopolio y los compartimentos estancos. Para transformar al PSG en un gigante el trabajo progresivo desde la base pod¨ªa no ser suficiente. M¨¢s que hacer hincapi¨¦ en el desarrollo de la cantera, m¨¢s que apostar por la contrataci¨®n de futbolistas j¨®venes que se adecuaran a un estilo y un funcionamiento determinado, hab¨ªa que contar con una o varias figuras de primera magnitud.
La inversi¨®n en fichajes del verano pasado, cuando el PSG super¨® los 400 millones de euros para asegurar las contrataciones de Neymar J¨²nior y Kylian Mbapp¨¦, fue la operaci¨®n combinada m¨¢s agresiva en la historia del mercado del f¨²tbol. En dos semanas Par¨ªs se hizo con los dos chicos llamados a heredar la supremac¨ªa de Messi y Cristiano. Las consecuencias deportivas y pol¨ªticas de aquel terremoto est¨¢n por descubrirse. Seg¨²n fuentes de la UEFA, en agosto de 2017 tanto el Real Madrid como el Bayern solicitaron al Comit¨¦ de Control Financiero de Clubes de la UEFA (CFCB), el ¨®rgano de control econ¨®mico, que buscara elementos para sancionar al PSG en la creencia de que incumpl¨ªa ampliamente con las reglas del fair play financiero. Ambos rivales se?alaron razones para expulsar al club franc¨¦s de la Champions en 2018. Desde entonces, el CFCB investiga al PSG en busca de un desequilibrio punible entre ingresos y gastos.
En los despachos de Boulogne sostienen que el club obr¨® con la aprobaci¨®n de los supervisores de la UEFA cuando Al Khelaifi cerr¨® el fichaje de Mbapp¨¦, diferido el pago de 180 millones de euros en concepto de traspaso al M¨®naco en julio de este a?o. El contrato, dicen, solo se firm¨® cuando lo aprobaron los funcionarios del organismo regulador. La UEFA abri¨® expediente. Un formalismo. Hasta el 30 de junio, d¨ªa del cierre del ejercicio, el PSG ¡ªel s¨¦ptimo club del mundo en ingresos, con 486 millones de euros contabilizados en 2017¡ª est¨¢ en plazo para equilibrar el balance. En octubre el desequilibrio ascend¨ªa a 70 millones de euros. En enero se redujo a la mitad.
De Lucas Moura a Gonzalo Guedes
La venta de Lucas Moura al Tottenham (30 millones), los premios por acabar primero en la fase de grupos de la Champions (m¨¢s de siete millones), y los derechos de televisi¨®n incrementados por la condici¨®n de ¨²nico representante franc¨¦s en el torneo (otros 10 millones), dejan el balance cuadrado a falta de poco m¨¢s de 20 millones. Si el PSG elimina al Madrid sus dirigentes consideran que obtendr¨¢n m¨¢s de lo que necesitan de la explotaci¨®n del Parque de los Pr¨ªncipes en cuartos de final (10 millones de euros aproximadamente), de los premios de la UEFA (unos 7,5 millones), de los derechos de televisi¨®n (m¨¢s de 10 millones), y de los bonus pactados con patrocinadores.
El art¨ªculo 29 del Reglamento del Comit¨¦ de Control Financiero de Clubes se?ala que en un caso extremo el infractor del fair play quedar¨¢ excluido de las competiciones internacionales. Sin embargo, este no es el caso del PSG. Lo advierte incluso el abogado de uno de los clubes denunciantes, que asegura que no hay elementos jur¨ªdicos para un castigo semejante. Esto mismo insin¨²an desde la UEFA. ¡°El CFCB ha decidido en numerosos casos que los objetivos del fair play financiero se pueden alcanzar mejor adoptando una postura rehabilitativa antes que punitiva¡±, se?ala un portavoz desde Ny¨®n. ¡°Esto ha conducido a que se alcancen pactos particulares entre los clubes y el CFCB combinando contribuciones econ¨®micas con restricciones en las finanzas y el patrocinio¡±.
Los dirigentes del PSG juzgan que nunca ser¨¢n sancionados por la UEFA porque les sobran recursos para generar ingresos. Sin ir m¨¢s lejos, la venta de Gonzalo Guedes, cedido al Valencia, tapar¨ªa cualquier agujero antes del 1 de julio.
No es la lupa de los supervisores contables lo que quita el sue?o a los habitantes de El Trapecio. Es la idea fija de alterar los esquemas del viejo r¨¦gimen del f¨²tbol. Para ellos, eliminar al Madrid de la Champions representa una suerte de panacea. De un solo tajo legitimar¨ªan su aspiraci¨®n de grandeza, ganar¨ªan credibilidad deportiva, y lograr¨ªan el equilibrio financiero en forma de ajuste de cuentas.
Emery, contra el reloj: ¡°Concedemos demasiadas transiciones¡±
Uani Emery, el entrenador espa?ol del PSG, tiene ante s¨ª una tarea descomunal. Consiste en redondear el funcionamiento de un equipo que no acaba de ofrecer garant¨ªas suficientes cuando compite al m¨¢ximo nivel, a pesar de acumular m¨¢s de 1.000 millones de euros en inversiones en fichajes desde 2011. En los siete meses transcurridos de temporada, Emery no ha logrado darle la solidez esperada al PSG. Le quedan apenas dos partidos de baja intensidad ¡ªSochaux en Copa y Toulosue en Ligue 1¡ª antes de visitar el Santiago Bernab¨¦u el mi¨¦rcoles 14 de febrero.
¡°Cada partido que jugamos es una oportunidad de mejorar las cosas que podemos mejorar¡±, dijo Emery con el rostro serio, tras ganar al Lille (0-3), este s¨¢bado. Contra unos atacantes muy limitados, los desajustes defensivos del PSG fueron evidentes a la espera de que la incorporaci¨®n de Lass Diarra, recientemente fichado, ayude desde el mediocentro a su l¨ªnea de zagueros.
¡°En Lille hemos continuado el proceso de mejora y los jugadores han ganado ritmo, en especial Lass, que ha jugado 30 minutos¡±, concluy¨® el t¨¦cnico. ¡°Pero hemos concedido demasiadas transiciones; ellos han salido de nuestra presi¨®n con demasiada facilidad. A veces nos ha faltado agresividad¡±.
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