La odisea de Javier Fern¨¢ndez, ¡®el Lagartija¡¯
El bronce culmina la aventura de un talento al que cost¨® domar y que emigr¨® para triunfar en el hielo
Javier Fern¨¢ndez, El Lagartija, inquieto e hiperactivo, saltar¨ªn, gran saltador en el hielo, estuvo a punto de acabar con su propia carrera. Ocurri¨® durante su corta etapa en Jaca, siendo un adolescente, con 14 a?os, en una de las escas¨ªsimas pistas de hielo del pa¨ªs. Ten¨ªa poca predisposici¨®n para los entrenamientos. El hockey le lleg¨® a llamar m¨¢s que el patinaje. Quiso dejarlo muchas veces, pero al final vio la luz.
Fue aquella una ¨¦poca dif¨ªcil para Javi, hijo de Antonio, mec¨¢nico del Ej¨¦rcito, y Enriqueta, empleada de Correos, una familia modesta afincada en el barrio madrile?o de Cuatro Vientos. El hijo peque?o se hab¨ªa iniciado en el patinaje en Majadahonda siguiendo los pasos de la hija mayor, Laura, que lleg¨® a ser referencia en Espa?a. Nadie pudo anticipar la magnitud de un ¨¦xito al que ha puesto el broche con un bronce ol¨ªmpico.
Ante la posible p¨¦rdida de un talento bruto, Mikel Garc¨ªa, su entrenador en Jaca, le organiz¨® tras su regreso a Madrid un encuentro con el ruso Nikolai Morozov, un gur¨² del patinaje que hab¨ªa guiado a Shizuka Arakawa hasta el oro ol¨ªmpico de 2006. Otro nivel. El entrenador no le dio mucho margen: le ofrec¨ªa entrenarse gratis con ¨¦l en Nueva Jersey, pero deb¨ªa afrontar los gastos de vivir en el extranjero. Incluso antes de hablarlo con sus padres, Javi, que ya hab¨ªa participado en un Mundial y un Europeo, ya se hab¨ªa decidido por cruzar esa puerta hacia aquello que nunca tendr¨ªa en Espa?a. ¡°Cuando decid¨ª irme de Espa?a a lo loco fue el primer paso¡±, suele decir el patinador. El propio Mikel Garc¨ªa le acompa?¨®. ¡°Si no, solo con 17 a?os hubiera estado perdido¡±, reconoce Fern¨¢ndez. Para ¨¦l fue duro. Nunca lo ha escondido.
Nikolai le ense?¨® a entrenarse, ¡°a dejarse de tonter¨ªas y a ponerse las pilas¡±, contaba Garc¨ªa. Los dos compartieron apartamento en Estados Unidos con una patinadora espa?ola. Javi dorm¨ªa en un sof¨¢ cama del sal¨®n. Bajo la batuta de Morozov, particip¨® en sus primeros Juegos, Vancouver 2010, donde fue 14? y en el Mundial de 2011, 10?, aunque ya en ese momento pasa tiempo entren¨¢ndose en su antiguo club de Majadahonda.
Esa misma temporada rompi¨® con el entrenador ruso, con el que las relaciones no eran del todo buenas, y en la federaci¨®n le informaron de que el canadiense Brian Orser estaba disponible. ¡°Parec¨ªa un poco perdido¡±, cont¨® en su momento a EL PA?S el canadiense sobre la primera vez que vio a su actual pupilo. ¡°Pude ver que era bastante bueno, no fant¨¢stico, pero bastante bueno. Y me dije: ¡®?Uau!¡¯. Sab¨ªa que estaba mal dirigido¡±. Orser, campe¨®n del mundo en 1987 y dos veces subcampe¨®n ol¨ªmpico (1984 y 1988) como patinador, se acab¨® convirtiendo en un segundo padre para Javi. Le dio estabilidad y le ense?¨® a dominar el arte de los cu¨¢druples, cuando el joven era ¨¦l y casi nadie pod¨ªa seguir su exigencia f¨ªsica. En Toronto, se uni¨® Yuzuru Hanyu, perla japonesa tres a?os m¨¢s joven que ¨¦l, que sigui¨® los pasos del espa?ol atra¨ªdo por su facilidad para hacerlo todo. Los dos vivieron una hermosa rivalidad en la cumbre, reparti¨¦ndose los t¨ªtulos mundiales, dos y dos, aunque fue Hanyu el que se llev¨® el oro ol¨ªmpico en 2014 y tambi¨¦n ahora. El japon¨¦s es un prodigio, el mejor de los ¨²ltimos tiempos. El espa?ol, un milagro.
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