Zidane, de gestor a entrenador
No solo acert¨® con la pizarra, sino que con los elegidos mand¨® un mensaje contundente
El Zinedine Zidane gran gestor que iba para entrenador se gradu¨® con nota alta en Par¨ªs. No solo acert¨® con la pizarra, sino que con los elegidos mand¨® un mensaje contundente, al vestuario y a la rector¨ªa: adelante los meritorios. Llegado el gran d¨ªa, el t¨¦cnico franc¨¦s no repar¨® en el espumoso mundo de las celebridades que tantas veces ha prevalecido en el Madrid y otros clubes de su mismo rango, al que el PSG aspira por la misma v¨ªa de aquellas cantinelas de gal¨¢cticos y excelencias.
ZZ antepuso su observatorio y frente a la cosm¨¦tica galaxia de su rival parisino envid¨® con Kovacic, Lucas y Asensio, aplaz¨® la plenitud de Kroos y Modric, rebaj¨® de nuevo la escala de Isco ¨Cempecinado en una ubicuidad futbolera que no le conviene¡ª y, sobre todo, dej¨® a Bale en la reserva como un soldado raso. Lejos de ser Par¨ªs su destino, parece que el peaje inmediato del gal¨¦s ser¨¢ Eibar este s¨¢bado. Sin el cotizad¨ªsimo Bale, en un partido tan marcado por las finanzas resulta que el Real tir¨® de un equipo ganga, con muchos chicos que llegaron a la entidad sin alfombra roja (Keylor, Carvajal, Lucas, Asensio, Casemiro, Kovacic, Varane...)
Zidane bien pudo ser pol¨ªticamente correcto y repetir esa alineaci¨®n de carrerilla que ¨¦l mismo tantas veces ha defendido como equipo fet¨¦n. Ya saben, la BBC al frente de la Unidad A. Pero el bacheado curso de la temporada ha hecho finalmente corregirse al entrenador. Quiz¨¢ haya intervenido tarde, aunque qui¨¦n sabe si a tiempo de la Orejona. En las malas, Zidane hizo de antidisturbios de la plantilla. El calado de su leyenda entre el madridismo le avala tanto como sus buenas maneras. Ni siquiera atiz¨® el verbo cuando en el mercado invernal y con el equipo embarrado propag¨® con toda firmeza que no quer¨ªa a Kepa Arrizabalaga ni a nadie. Por lo visto, ZZ se puso el traje de D¡¯Artagnan, pero sin quitar ojo a la realidad que se fuera imponiendo.
Casi de puntillas, el t¨¦cnico fue tocando teclas, algunas camufladas por las rotaciones. Con el PSG a la vista, sin renunciar a su papel de custodio de la caseta, tram¨® un nuevo casting para sus adentros. La estrepitosa Copa solo tuvo un flotador: Lucas V¨¢zquez. A su rueda se sum¨® Asensio, suburbial tras su explosiva irrupci¨®n en la Supercopa frente al Bar?a. Bale amag¨® con un despegue en Vigo, pero se fren¨® en seco a lo Bale: un rato s¨ª, otro parece, otro que no¡ Al tiempo, logr¨® que Cristiano descansara m¨¢s que nunca. El experimento con Kovacic como alguacil de Messi tuvo impacto en agosto, pero fue un fiasco en el cl¨¢sico liguero en Chamart¨ªn. ¡°S¨¦ que me van a dar hostias¡±, dijo aquel d¨ªa el marsell¨¦s. Zidane rectific¨® su estrategia no su alineaci¨®n como mutualista de Casemiro.
Partido a partido y sucesos mediante, como las lesiones de Kroos y Modric, ZZ fue afinando su peritaje con el PSG en la mirilla. La conspicua y sagrada BBC renaci¨® con una goleada al Alav¨¦s en la que los tres marcaron al tiempo por primera vez en dos a?os. Zidane encantado, claro. Pero debi¨® de tom¨¢rselo como fuegos artificiales, porque aterrizado en el Parque de los Pr¨ªncipes esprintaron Lucas y Asensio. No era casual que ambos fueran los jugadores que han participado en m¨¢s partidos, no as¨ª los que m¨¢s minutos han disputado. Hasta que en Par¨ªs se produjo, en cierto modo, una emancipaci¨®n generacional auspiciada por el sigiloso Zidane, el mismo que parec¨ªa tan inmovilista. Vislumbr¨® en la previa un sufrimiento que luego no fue tal, ni mucho menos. En parte por la molicie del econ¨®micamente acomodado PSG. Pero tambi¨¦n porque el Madrid cumpli¨® con las expectativas de su preparador: que uno fueran once y que once fueran uno. Un Madrid sinf¨®nico, sim¨¦trico, sin escaqueos y equilibrado. La mano desconocida de este Zidane m¨¢s paternalista que agitador hasta que se impuso en su interior el Zidane entrenador. Autoridad sobrada siempre tuvo para ello. Triunfal como gestor ha llegado su hora como t¨¦cnico. Para bien de los jugadores, los dirigentes¡ Y para que tomen nota en el PSG: el f¨²tbol por encima de todo, cueste lo que cueste.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.