El Alejandro Valverde que no cesa triunfa en Estella
El ciclista murciano logra su novena victoria del a?o, y 117? de su carrera, en el GP Indurain que homenaje¨® a Ech¨¢varri
Antes de salir, Alejandro Valverde declara: ¡°Mejor aqu¨ª que en Flandes. Aqu¨ª apoyamos a una carrera con much¨ªsimo valor para el ciclismo, en la que siempre hay que estar. No hay que enga?arse, por mucho que se diga, ganar en Flandes el a?o del debut habr¨ªa sido complicad¨ªsimo. Y, adem¨¢s, homenajea a Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri¡±. Cuatro hora y media despu¨¦s, m¨¢s o menos, despu¨¦s de haber levantado los brazos como siempre, en ganador en solitario, y besos a la afici¨®n que le aplaude loca en el Paseo de la Inmaculada, Valverde, y el peso de 117 victorias en su sudado maillot, a?ade: ¡°Ha sido una victoria especial porque, adem¨¢s, estaba el homenaje a Jos¨¦ Miguel¡±. Pocos segundos antes le hab¨ªa abrazado Miguel Indurain, que da nombre a la carrera de Estella, un gran nombre m¨¢s en la cadena tr¨®fica del ciclismo espa?ol, o navarro, que viene a ser lo mismo.
Y ni siquiera llueve. Solo viento y un sol claro. Y fr¨ªo.
Mientras Valverde pedalea con tanta clase que ninguno aguanta su rueda en las cuestas que rodean Estella, peque?as cotas de las Ardenas para su codicia y su voluntad de triunfar, Ech¨¢varri en persona suspira y se emociona ante la pantalla de la tele de la Lizarra Taldea, la sociedad en la que caen las pochas, el cabrito asado y la ensalada de dulce cebolleta los d¨ªas de carrera en su pueblo, el vino de Faustino Basterra y el champ¨¢n de la Viuda de Pellier burbujeante. Se conmueve cuando en los ¨²ltimos kil¨®metros Valverde, el murciano perpetuo, se levanta del sill¨ªn de su Canyon y acelera lo suficiente para dejar sentado, y clavado, a su ¨²ltimo acompa?ante, el chaval bravo de El Escorial Carlos Verona. Lo hace en la cuesta de Muru, y Ech¨¢varri, para quien el ciclismo no ser¨ªa lo mismo si no naciera del sentimiento y de la infancia, recuerda un d¨ªa de oto?o y ni?ez y una p¨¢jara, y unas uvas robadas detr¨¢s de una tapia en la misma cuesta, y un guarda que le persigue terrible. Y al lado del fundador, e ide¨®logo del Reynolds, que luego fue Banesto y despu¨¦s Illes Balears, Caisse d¡¯?pargne y, finalmente, Movistar se sienta el actual jefe, Eusebio Unzue, quien cada d¨ªa que pasa tiene que inventar f¨®rmulas para describir su felicidad, para describir a Valverde, quien, a los casi 38 a?os, no deja de sorprenderle. ¡°Vivimos una ¨¦poca en la que el mundo parece haber descubierto a Valverde, y se descubre ante ¨¦l¡±, dice. ¡°Y Valverde, invicto como quiere ser, se esfuerza. Y para ganar aqu¨ª, en Estella, tiene que hacer un esfuerzo tremendo, pero no lo pesa¡±. Valverde profesional lleg¨® a sus manos, y a las de Ech¨¢varri, que tuvo que pelear con Manolo Saiz y el Liberty entonces por el fichaje del ciclista estrella del ciclismo espa?ol, en 2005, cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido los 24 a?os el murciano de m¨²sculos incre¨ªbles, pero ya en 1999, a los 19 a?os, hab¨ªa pasado un a?o con el maillot del Banesto amateur, muy serio en las fotos.
Ajeno a la tormenta sentimental que sus victorias desatan, pero sabedor de ellas, y consciente de su valor, Valverde pide pollo a la plancha de cena la noche anterior en su hotel de Estella. Est¨¢ cansado porque el d¨ªa ha sido largo. Ha volado de B¨¦lgica, donde el mi¨¦rcoles disput¨® una semicl¨¢sica flamenca, el 11? tan ligero de peso sobre los charcos y los adoquines de A trav¨¦s de Flandes, hasta Biarritz, en el sur de Francia, desde donde, en compa?¨ªa de Nairo Quintana, ha recorrido en coche el trazado que le ha gustado mucho de la contrarreloj del Tour en Espelette. Y all¨ª, en la ciudad de los Pirineos vascos y franceses, se ha hecho fotos con el delantal rojo del pimiento de Espelette, la gloria gastron¨®mica local, que no tiene nada que envidiar a su piment¨®n de Murcia. Est¨¢ cansado en Estella y el cocinero del hotel le dice que no tiene pollo, solo pavo. Valverde, tan poco caprichoso, le dice que no importa. Cena un poco de pasta y se va a la cama. Pero antes llora un poco de alegr¨ªa y miedo. ¡°No s¨¦ lo que me pasa¡±, dice. ¡°No lo entiendo. Pero estoy m¨¢s fuerte que nunca, mejor que nunca. Y yo no hago nada que no haya hecho antes¡¡± Tambi¨¦n dice en alto, que en diciembre, cuando le han dicho que toca hacerlo, no se quitar¨¢ de la rodilla los clavos que curan la fractura que sufri¨® en julio pasado.
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