Alaphilippe y Roglic, ¨ªntimos enemigos en la Vuelta al Pa¨ªs Vasco
El franc¨¦s se impone al esloveno en el 'sprint' a Bermeo y suma su segunda victoria consecutiva
El lunes, al terminar la primera etapa en Zarautz, el esloveno Roglic se fue a felicitar al franc¨¦s Alaphilippe, que le acababa de batir en el sprint que mano a mano se jugaron ambos para iluminar la Vuelta al Pa¨ªs Vasco con un buen principio. El franc¨¦s vaciaba una botella de agua en el gaznate recibiendo el agasajo de sus compa?eros. Ambos se dieron un abrazo y agarr¨¢ndole por el cuello, Julian Alaphilippe le ech¨® un discurso que seguramente ol¨ªa a aquello de ¡°Ya sabes como es esto, hoy me toca a m¨ª y ma?ana a ti¡±. Y se despidieron sin que el esloveno abriera la boca. Educado y silencioso se perdi¨® entre la gente.
Si fue eso lo que le dijo a modo de consuelo, o le enga?¨® o no le dijo la verdad, y el destino, la voluntad y, sobre todo, la fortaleza les puso otra vez frente a frente, mano a mano, codo con codo, m¨²sculo con m¨²sculo y una llegada a repecho, corto pero abultado que indudablemente favorec¨ªa las condiciones del franc¨¦s. Sin embargo, Roglic hab¨ªa arrancado con una violencia de contrarrelojista frente al escalador. Quiz¨¢s recordaba alguna de las palabras que le dijo, y en el ambiente surg¨ªa la sensaci¨®n de que ambos iban a empatar a victorias, porque hoy te toca a ti y ma?ana a m¨ª, como tambi¨¦n le dijo Fernando Fern¨¢n G¨®mez a Jos¨¦ Sacrist¨¢n tras el disgusto de ¨¦ste por no recibir el premio del Sindicato del espect¨¢culo.
Pero Alaphilippe ol¨ªa la victoria tanto como Roglic la necesitaba. El esloveno tuvo un descuido, baj¨® un instante la intensidad en el ¨²ltimo minigiro de la carretera cuando Alaphilippe hab¨ªa lanzado su ataque y ya result¨® imparable. ?Segunda victoria de Alaphilippe o segunda derrota de Roglic? La victoria manda y el franc¨¦s ha llegado en un excelente estado de forma.
Todo se fragu¨® en el Alto de San Pelayo, de segunda categor¨ªa. All¨ª se establecieron escaramuzas, ataques a pecho descubierto, solitarios, en grupo. A unos pocos kil¨®metros ol¨ªa a mar y pescado y ambas cosas deb¨ªan atraer a los ciclistas. Alaphilippe fue el primero en atacar y como vigilante salt¨® a su rueda Nairo Quintana. Por detr¨¢s, otro vigilante, Mikel Landa, y unos cuantos poderosos. Ataques, victorias y derrotas que solo prueban la fuerza y la constancia de quienes los provocan. Roglic se sum¨® a la fiesta y su presencia debi¨® impulsar al franc¨¦s, que vio en el esloveno a un amigo y quiso irse con ¨¦l. Pero les salieron dos escopetas: Mikel Landa y Gorka Izaguirre, y los cuatro emprendieron la evasi¨®n definitiva. El final, el comentado, aunque quiz¨¢s no el previsto.
Lo anterior, lo esperado. El pelot¨®n fue obediente y sigui¨® los dictados m¨¢s cl¨¢sicos de este tipo de etapas. ¡°Decidan ustedes qui¨¦n gana, pero h¨¢ganlo ordenadamente bajo la lluvia, el sol, el calor, el fresco...¡± suger¨ªa el manual cl¨¢sico de estas carreras, con un sube y baja constante desde la mitad del recorrido. Un grupo de once por delante y el resto por detr¨¢s vigilando a ojo de zorro a sus presas.
Les cazaron y les toc¨® el turno a los generales. Julian y Primoz desenvainaron los sables y el franc¨¦s volvi¨® a ser el m¨¢s h¨¢bil. Y el m¨¢s fuerte. Quiz¨¢s despu¨¦s habl¨® otra vez con Roglic, pero seguramente fue de gastronom¨ªa o medio ambiente. O de saltos de esqu¨ª, la anterior batalla deportiva del esloveno.
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