De camino a semifinales, Nadal aturde a Thiem

Si hab¨ªa alguna duda, por menor que fuera, esa duda fue reventada en mil pedazos por Rafael Nadal. En solo tres d¨ªas, los que le han conducido hacia las semifinales de Montecarlo, el n¨²mero uno ha dejado muy claro en qu¨¦ punto est¨¢, hacia d¨®nde va y cu¨¢les son sus intenciones en esta gira de tierra, en la que o cambian radicalmente las cosas o el balear apunta a completar otro trazado hist¨®rico como el del curso pasado. Si ante Bedene y Khachanov ya hab¨ªa marcado b¨ªceps, contra Dominic Thiem ofreci¨® una actuaci¨®n tan rotunda que cuesta mucho imaginar a un rival que ahora mismo pueda siquiera darle guerra. ?Ser¨¢ Grigor Dimitrov, que en los 11 duelos previos tan solo pudo derrotarle una vez, por supuesto lejos de la tierra batida?

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Complicado, tremendamente complicado lo tendr¨¢ este s¨¢bado (13.30, M+D2) el b¨²lgaro, porque m¨¢s all¨¢ de no ser un especialista sobre arcilla el que s¨ª lo es, y mucho, es Thiem. Sin embargo, el austriaco termin¨® sencillamente abrumado, deseando que se acabase el pulso (6-0 y 6-2, en 68 minutos) lo antes posible porque la tunda que recibi¨® fue muy severa, de esas que dejan huella en la autoestima. Es cierto que el cruce le vino demasiado pronto, porque hace menos de un mes se lastim¨® un tobillo y lleg¨® justo al Principado, pero si alguien puede (?pod¨ªa?) tutear en la arena a Nadal es ¨¦l, y ahora, visto lo visto, seguro que la percepci¨®n es bien distinta.

¡°Fue un partido casi perfecto¡±, defini¨® el protagonista, muy poco dado a ser tan desprendido consigo mismo. ¡°La velocidad de bola era la que me conven¨ªa. Me sent¨ª muy c¨®modo ante un rival que es de los mejores jugadores que hay en tierra batida. Estoy muy satisfecho¡±, valor¨® el ganador de 16 grandes, aspirante a levantar el trofeo de Montecarlo por und¨¦cima vez, con 66 victorias en el evento (94,2% de ¨¦xito).

Nadal lo demoli¨® sin piedad. En poco m¨¢s de 45 minutos ya le hab¨ªa endosado nueve juegos consecutivos, atado el primer parcial y encarrilado el segundo. Y, claro, el austriaco qued¨® grogui. Por eso, cuando a los 50 minutos Thiem consigui¨® que en la tablilla figurase su primer juego, la grada le brind¨® una fuerte ovaci¨®n que, en el fondo, es el peor de los espaldarazos. La compasi¨®n, en algunas ocasiones, es un elemento cruel, se?al de que las cosas no van nada bien, y ese era el caso en este mediod¨ªa de Montecarlo. As¨ª de abrumadora y de aplastante era la superioridad de Nadal.

El de Manacor redujo a escombros la hoja estad¨ªstica de su adversario, al que no le concedi¨® ni una sola bola de break, al que le apabull¨® de principio a fin. No hubo color. Solo un juego m¨¢s le ara?¨® Thiem, el tenista que te¨®ricamente m¨¢s debe incomodarle en la estaci¨®n de la arena, de modo que as¨ª est¨¢n las cosas: Nadal, con solo tres partidos, infunde miedo, ya asusta. Y, sobre todo, despu¨¦s de solo tres intervenciones, tras dos meses y medio sin jugar por la doble lesi¨®n en el psoas-il¨ªaco, el n¨²mero uno ya ha dado un golpe sobre la mesa. Nadal, a 20 de abril, busca rival en la tierra.