El momento del capit¨¢n Iniesta
Los goles del jugador del Bar?a acostumbran a estar pre?ados de ansiedad como se advirti¨® en el Metropolitano
¡°Es el momento. Ya soy maduro para tomar la decisi¨®n¡±. Y no a?adi¨® nada m¨¢s Andr¨¦s Iniesta en la zona mixta del Metropolitano aunque a su padre Jos¨¦ Antonio se le hab¨ªa escapado un poco antes en El Larguero de la Cadena Ser que el paso que iba a dar su hijo pr¨®ximamente ¡°va a ser duro¡±, tanto como abandonar el Bar?a para jugar en China. El capit¨¢n tiene previsto anunciar durante la semana su salida del Camp Nou. La memorable actuaci¨®n que tuvo en la final de la Copa del Rey le servir¨¢ seguramente para reafirmarse y no desdecirse a pesar de la ovaci¨®n de la grada y especialmente de la hinchada del Barcelona en Madrid.
Iniesta so?aba un partido como el del s¨¢bado desde que en septiembre visualiz¨® que su futuro estaba fuera del Bar?a. No fue casual que tuviera una actuaci¨®n tan meritoria ni que marcara un gol tan bello como fue el 0-4. Ya ocurri¨® en Stamford Bridge y despu¨¦s en Johanesburgo. Los tantos de Iniesta est¨¢n pre?ados de ansiedad, y hasta puede que de angustia y de dolor, como si necesitara exigirse un ¨²ltimo esfuerzo despu¨¦s de sentirse observado, cuestionado, o bien responsabilizado en el pasional Bar?a o en la selecci¨®n, donde se siente Messi.
Pep Guardiola afirm¨® que en la pierna derecha de Iniesta estaba depositada la ¡°fe del barcelonismo¡± cuando el manchego clasific¨® al Bar?a para la final de Roma 2009. La vida era un tortura para el internacional espa?ol d¨ªas antes de que le diera a la selecci¨®n espa?ola la Copa del Mundo 2010. Y ahora llevaba una temporada de desasosiego, necesitado de jugar cada partido como si fuera el ¨²ltimo, y m¨¢s en el caso de la final, para demostrar su talento y su ascendente sobre sus compa?eros en el Bar?a.
Acaso puede que el gol del s¨¢bado no tuviera la rabia del de Londres ni la determinaci¨®n del de Sud¨¢frica. La jugada fue mucho m¨¢s serena, pero igualmente esperada, calmo ante el portero, delicioso en el quiebro, preciso en el tiro, feliz por su familia, reunida al completo en el Wanda.
El magnetismo del manchego no pas¨® inadvertido para ning¨²n futbolistas, y mucho menos para Messi. ¡°Vente a mi lado, ac¨¦rcate¡±, acostumbra a decirle el argentino cuando se complican los partidos del Bar?a. El s¨¢bado fue el rosarino el que se puso al lado de Iniesta para ganar la Copa. El volante lider¨® la carga del equipo desde el inicio hasta que fue sustituido, consciente de que su equipo defiende bien cuando ataca mejor, el ADN del Barcelona. Iniesta se esfum¨® con sus conducciones y aguard¨® a que Messi entrara en el partido, autor del 0-2, colaborador en el 0-3 y en el 0-4 que transform¨® el manchego ante el vencido David Soria.
El cambio
¡°Todos a una¡±, fue el lema del equipo en una noche ¡°m¨¢gica¡± despu¨¦s de la decepci¨®n sufrida en Roma. Nadie ha explicado todav¨ªa qu¨¦ pas¨® para que el Barcelona se paralizara despu¨¦s de ver su din¨¢mica imparable en la final ganada al Sevilla. Jugaron Iniesta y Messi un partido para recordar, culminado con el abrazo que se dieron ambos despu¨¦s que el capit¨¢n entregara el brazalete al delantero mientras se preparaba la entrada en el campo de Denis Su¨¢rez. Iniesta fue m¨¢s titular que nunca el d¨ªa que los aficionados se convencieron de que su decisi¨®n de irse era firme por m¨¢s que todav¨ªa no se haya rubricado el contrato con uno de los equipos de la Liga China.
Nadie ha quitado a Iniesta del equipo, y menos Valverde, con el que ha recuperado el protagonismo perdido despu¨¦s de una ¨²ltima temporada desconcertante con Luis Enrique. No puede tener mayor consuelo el capit¨¢n que el de dejar el partido del s¨¢bado como modelo a seguir en el Barcelona. Futbolista a la antigua, Iniesta siempre tuvo amor por la pelota y por el juego, de manera que a nadie le sorprendi¨® que llorara en el banquillo cuando se dio cuenta de lo bella que hab¨ªa sido la noche so?ada de la final de Copa, la jornada para la que ten¨ªa reservada uno de los goles que se recuerdan toda la vida en Barcelona y en China.
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