Coruxo FC, los futbolistas que plantaron cara al fuego
El club vigu¨¦s auxili¨® a sus hinchas y vecinos durante los incendios que asolaron Galicia hace seis meses


La superficie quemada en un incendio suele ofrecerse en una relaci¨®n entre hect¨¢reas y campos de f¨²tbol, una manera de acercar una m¨¦trica poco habitual a un lenguaje com¨²n. El fuego y el f¨²tbol rara vez se unen m¨¢s all¨¢ de este plano de medici¨®n, pero en ocasiones, ocurre. El pasado octubre, mientras cientos de incendios asolaban Galicia, uno amenazaba el campo del Coruxo F¨²tbol Club, en Vigo. El equipo no pudo m¨¢s que ver como el terreno era cercado por las llamas, sin saber si estas acabar¨ªan con ¨¦l. Seg¨²n avanzaban, el campo pas¨® a un segundo plano, los vecinos de la zona, los aficionados que cada domingo acuden a animarles a los partidos, tambi¨¦n estaban en peligro. Los jugadores y el resto de miembros del equipo acudieron a socorrerles. Han pasado seis meses de aquel incendio y los vecinos han vuelto a sus casas, pero el monte les recuerda cada d¨ªa lo sucedido y el campo todav¨ªa no ha podido ser renovado.
Coruxo tiene una de las mejores vistas de la r¨ªa de Vigo, con las islas C¨ªes al fondo. Engarzado en el cintur¨®n verde que circunda la ciudad gallega, sus casas, que albergan a unos 5.000 vecinos, se dispersan entre ¨¢reas arboladas que marcan el inicio del monte forestal. El equipo de la zona, en la Segunda Divisi¨®n B, disputa sus partidos en un campo ubicado a escasos metros de la playa de O Vao y entrena a cinco kil¨®metros, junto al monte Fragoselo, entre lo que eran eucaliptos y pinos. Hoy languidecen esquel¨¦ticos, puros rescoldos. El fuego los devor¨® el 15 de octubre, un domingo que el capit¨¢n del equipo, Ant¨®n de Vicente, de 28 a?os, define como ¡°un d¨ªa de verano a 30 grados¡±. Rememora la sensaci¨®n de bochorno mientras disputaban un partido que el ¨¢rbitro par¨® para que los jugadores pudiesen beber. Mientras se enfrentaban al Club Deportivo Guijuelo, observaban como una ¡°nube negra¡± brotaba del monte. ¡°Todav¨ªa no ve¨ªamos las llamas ni nos imagin¨¢bamos que podr¨ªan llegar al campo¡±, advierte De Vicente.

Una vez disputado el encuentro (el Coruxo perdi¨® 0-1), el equipo se dispers¨® por la zona. Algunos acudieron a sus propias casas para comprobar si corr¨ªan peligro; otros le¨ªan en los medios locales la ¨²ltima hora de los incendios. Con la llegada de la noche, el viento se revolvi¨® y la oscuridad permiti¨®, ahora s¨ª, ver las lenguas de fuego que avanzaban hacia Coruxo. La inquietud comenz¨® a aflorar y el equipo se organiz¨® por tel¨¦fono para acudir a ayudar a los vecinos, entre los que se encontraban directivos y empleados del club, adem¨¢s de aficionados. ¡°Desde fuera, quien no ve las llamas, puede pensar que no es para tanto, pero entre el fuego, la temperatura y la gente nerviosa te encuentras en una situaci¨®n de caos total en la que no sabes c¨®mo actuar¡±, apunta De Vicente.
Se surtieron del agua que les proporcion¨® el club y subieron hacia el monte. ¡°Poco pudimos hacer, ya no nos dejaban pasar¡±, lamenta el capit¨¢n. Los vecinos fueron desalojados r¨¢pidamente, la voracidad del fuego sorprendi¨® a todos, incluidos los medios de seguridad desplazados en la zona. Julio Riveiro, encargado del mantenimiento del campo, apunta que la polic¨ªa les dijo que se ten¨ªan que irse ¡°ya, ya¡±, ¡°con lo puesto¡±. El humo ya les secaba las gargantas y apenas pod¨ªan abrir los ojos. ¡°Ten¨ªamos que taparnos la boca con trapos, no se pod¨ªa respirar¡±, relata.?

El Coruxo habilit¨® entonces su estadio en la playa de O Vao para recoger a sus vecinos. ¡°A la una de la ma?ana hab¨ªa unas 500 personas en el pabell¨®n¡±, calcula el presidente del club, Gustavo Falque, que a?ade que solo miraban al monte ¡°con la preocupaci¨®n de qu¨¦ estar¨ªa pasando all¨ª¡±. Cuando decidieron abrir O Vao su intenci¨®n era apoyar a quienes lo hacen todos los domingos en el campo, ¡°que al menos pudiesen estar todos juntos¡±. Los jugadores pasaron la noche en vela. Repartieron agua y palabras de ¨¢nimo. Hablaban ¡°de otros temas para que no pensasen en que sus casas se pod¨ªan estar quemando¡±. Poco despu¨¦s conocer¨ªan la noticia de la muerte de dos mujeres de la parroquia colindante, las cuales no pudieron escapar del fuego. El resumen de aquella noche es ¡°impotencia¡±.
Dentro de 20 a?os

El campo del Coruxo estar¨¢ listo para la siguiente temporada. Cuando las competiciones finalicen se acometer¨¢n las obras. En cambio al monte le faltan ¡°por lo menos 20 a?os¡± para recuperarse. La estimaci¨®n la hace Antonio Ocampo, presidente de la Comunidad de Montes de Coruxo.
Las instalaciones del equipo se integran dentro del ¨¢rea forestal que pertenece a la Comunidad. ¡°Son una cesi¨®n¡±, aclara Ocampo, que muestra un mapa de la zona donde se puede situar el c¨¦sped en medio de una gran mancha roja que resalta la superficie quemada. De las m¨¢s de 176 hect¨¢reas de monte comunal, 141 han ardido. Eso implica que se hayan calcinado ¨¢rboles aut¨®ctonos, como los robles; pero tambi¨¦n pinos y eucaliptos de explotaci¨®n.
Durante los primeros d¨ªas despu¨¦s del incendio el Concello de Vigo, con ayuda de voluntarios, cubri¨® el monte con paja, una t¨¦cnica empleada en otros incendios que sirve para proteger el suelo de la erosi¨®n y favorecer la germinaci¨®n. ¡°Ahora ves que hay peque?as hierbas verdes porque la paja tambi¨¦n ven¨ªa cargada con semillas¡±, se?ala Ocampo. Bajo los ¨¢rboles calcinados los helechos comienzan a aflorar.
La Comunidad trabaja en colaboraci¨®n con la Universidad de Vigo para programar la reforestaci¨®n del terreno, as¨ª como su replanteamiento. Ocampos asegura que ya han comenzado a esparcir restos triturados del desbroce de las zonas quemadas para proporcionar sustrato vegetal al suelo y que se retirar¨¢n los ¨¢rboles de explotaci¨®n de las zonas m¨¢s cercanas a las viviendas.
Al d¨ªa siguiente el equipo recorri¨® la zona. Al capit¨¢n le ven¨ªan a la cabeza los recuerdos de la infancia en los que jugaba por el monte y las carreras durante los entrenamientos con sus compa?eros. La visi¨®n ahora es bien distinta: un chapapote de ceniza. ¡°Para m¨ª es una cat¨¢strofe, el cintur¨®n verde de Vigo se quem¨® casi entero. Caminar por la zona, de un gran inter¨¦s paisaj¨ªstico, con partes preciosas¡¡±. Y De Vicente se queda sin palabras, as¨ª que remata: ¡°Ahora el paisaje es devastador¡±.
Cuando llegaron al campo de entrenamiento se encontraron con la sorpresa de ver las instalaciones en pie, aunque se hab¨ªa calcinado un coche de mantenimiento y una caseta. Sin embargo, el caucho y el c¨¦sped artificial se hab¨ªan derretido por las altas temperaturas. El presidente calcula que en total har¨¢n falta unos 400.000 euros para rehabilitar el terreno. ¡°Entre el programa de limpieza y el levantamiento de algunas partes del caucho que hicimos, que se a?adieron unos 3.000 kilos nuevos, se invirtieron ya unos 50 o 60.000 euros¡±, comenta. Hasta final de temporada ¡ªadem¨¢s del primer equipo, el Coruxo est¨¢ formado por 14 grupos y una secci¨®n de patinaje¡ª no podr¨¢n acometer las reparaciones m¨¢s importantes: la renovaci¨®n completa de la hierba artificial y su base y la del per¨ªmetro exterior, da?ado tambi¨¦n por los temporales que siguieron al fuego.?
En medio de la desolaci¨®n, el equipo recibi¨® el apoyo de muchos jugadores de f¨²tbol y otros deportistas a trav¨¦s de las redes sociales, desde sus rivales aquel d¨ªa, el Guijuelo, a Iker Casillas, Sergio Ramos, Iago Herrer¨ªn y Julen Lopetegui. Semanas despu¨¦s tambi¨¦n llegar¨ªa un galard¨®n por su comportamiento ejemplar durante el incendio: el Premio Panenka al Mejor Gesto, otorgado por la publicaci¨®n del mismo nombre. El capit¨¢n destaca del reconocimiento "el valor que te da como persona, adem¨¢s de como deportista y equipo¡±. Falque no puede m¨¢s que aplaudir la reacci¨®n de todo su equipo que "respondi¨® al completo" ante una situaci¨®n muy compleja. Espera ¡°que todo se recupere y ponga en marcha cuanto antes¡± y, sobre todo, que Galicia no vuelva a arder.?

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