Descubre al equipo de f¨²tbol con 35 nacionalidades
Los Dragones de Lavapi¨¦s, en Madrid, son uno de los muchos ejemplos de integraci¨®n a trav¨¦s del deporte, que abre las puertas a personas de origen extranjero
Los dragones son animales mitol¨®gicos que ejercen un gran poder simb¨®lico en multitud de culturas de todo el planeta. Muchas de ellas se concentran y conviven en un pu?ado de calles madrile?as. Los Dragones de Lavapi¨¦s son un club de f¨²tbol nacido en 2014 que ya cuenta con m¨¢s de 170 jugadores y jugadoras de 35 or¨ªgenes distintos, todos vecinos del barrio. Son una clara demostraci¨®n del poder de uni¨®n del deporte rey. "A trav¨¦s del f¨²tbol logramos crear una comunidad. Hay un sentimiento de pertenencia. Vengan de donde vengan, ahora son Dragones", dice Jorge Bola?os, presidente del club.
La idea de este equipo surgi¨® para ofrecer un espacio deportivo a los j¨®venes de Lavapi¨¦s, uno de los barrios con mayor diversidad de culturas de la capital (m¨¢s de un 25% de la poblaci¨®n es extranjera, seg¨²n el ¨²ltimo padr¨®n municipal). "Vimos que muchos no pod¨ªan permitirse pagar escuelas deportivas y que en el barrio apenas hab¨ªa. El f¨²tbol es una actividad con much¨ªsimo arrastre entre los j¨®venes y a trav¨¦s de su pr¨¢ctica se pueden transmitir valores", explica Ana S¨¢nchez, fil¨®loga, profesora y vicepresidenta del equipo, que cita entre las virtudes que propaga el f¨²tbol el compa?erismo, el esfuerzo y la empat¨ªa, "adem¨¢s de la diversi¨®n con una actividad sana, que no siempre es accesible". Los miembros del equipo pagan una cuota de mantenimiento de 10 euros al mes y 20 euros al a?o para tramitar las fichas.
La afici¨®n tambi¨¦n une
En 2005, el Atl¨¦tico de Madrid lanz¨® Carta, un spot en el que un emigrante ecuatoriano escribe a su familia. Les dice que le va muy bien, que vive en el puro centro, que respetan y quieren a sus paisanos y que el panorama laboral es tan estupendo que cada semana cambia de empleo. Todo mentiras piadosas. "Los domingos vamos al f¨²tbol... Me hice socio... Me hice socio del mejor equipo de ac¨¢. ?Lo ganamos todo!". Es del Atleti.
Sra. Rushmore es la agencia responsable de todos los grandes ¨¦xitos publicitarios del Atl¨¦tico en los ¨²ltimos 15 a?os. "Eran otros tiempos y otro Atl¨¦tico, menos ganador, m¨¢s pupas, pero igualmente ¨²nico", explica Miguel Garc¨ªa Vizca¨ªno, director creativo de la empresa (y colchonero hasta la m¨¦dula).
El anuncio vinculaba al Atleti con la poblaci¨®n latinoamericana en Espa?a. "Est¨¢ basado en hechos reales. Trabajamos en Gran V¨ªa y vemos much¨ªsimos inmigrantes que exhiben orgullosos la rojiblanca. Quiz¨¢s porque, aunque por una vez podr¨ªan elegir ir con el que gana, el f¨²tbol no es solo eso. Probablemente se identifican m¨¢s con el que sufre, con el tiene que luchar y que se gana todo con el sudor de su frente".
Ahora el Atleti ha pasado de ser ese "maravilloso perdedor" al "luchador glorioso". Pero esa imagen sigue teniendo pegada entre la afici¨®n latina. Javier V¨¦lez tiene 26 a?os y trabaja en un gimnasio. Es ecuatoriano, como el protagonista de Carta. Y no conoc¨ªa el spot. "Igual que ¨¦l, yo voy a veces con mis amigos, sean madrile?os de nacimiento o latinos", compara. "A m¨ª me encanta el f¨²tbol y me parece que el Atleti vive el f¨²tbol m¨¢s como se vive all¨ª". V¨¦lez representa la otra cara de la integraci¨®n gracias al deporte: la que se produce desde la afici¨®n. "Ser del Atleti me ha dado muchas alegr¨ªas, amistades y vivencias". No es el ¨²nico caso.
Termina un entrenamiento en las canchas de Casino de la Reina, cerca de la Glorieta de Embajadores. Jefferson Paredes es uno de los t¨¦cnicos de los Dragones: "Lo importante no es qui¨¦n es el mejor. Todos son buenos en diferentes cosas, se divierten, pasan tiempo fuera de sus casas y haciendo deporte. Y aprenden a ser un equipo". Jeffer es ecuatoriano. Tiene 23 a?os y es monitor de tiempo libre. Ahora estudia para tener el t¨ªtulo de entrenador. Gracias al f¨²tbol se integr¨® en el barrio, ha hecho amigos y ha descubierto su vocaci¨®n.
En familia
?ric tiene 18 a?os. Es dominicano y lleg¨® a Dragones junto a su hermano Jos¨¦ Enrique, al que ahora todos llaman Manito: "Llegamos a la vez y ahora jugamos juntos en el juvenil. En estos cuatro a?os siempre nos han ayudado mucho. No se meten en tu vida. Simplemente te acogen y est¨¢n pendientes de ti como si fueran de la familia". Juega de delantero. "Su evoluci¨®n ha sido muy buena, ha hecho amigos y el equipo le ha ayudado a evitar problemas, asentarse y conocer sus virtudes", recuerda Ana S¨¢nchez. Adem¨¢s del ¨¢mbito deportivo, desde Dragones se organizan actividades para complementar la formaci¨®n de los chicos e identificar sus habilidades.
De Irlanda a Vallecas
Paul Reidy vino a Espa?a por primera vez en 1993, con 25 a?os. "Ven¨ªa a ver un torneo de f¨²tbol, yo ya era muy hincha, pero en aquellos tiempos era imposible que un irland¨¦s conociese al Rayo". Le hablaron de un equipo con un presidente "algo friki, que se viste de Superman [por Ruiz-Mateos]" y aquello le atrajo: "Fuimos al Corte Ingl¨¦s y vi la camiseta del Rayo, con ese poli¨¦ster de los 90. Me la compr¨¦ y sal¨ª por la noche con ella". No entend¨ªa exactamente por qu¨¦, pero medio Madrid le adoraba. "Incluso me invitaron a una copa. La camiseta ten¨ªa tir¨®n". De aquel viaje volvi¨® con un equipo y una novia espa?oles. "La novia ahora es mi mujer y tenemos dos hijos. Y el Rayo es hoy el equipo de mi coraz¨®n".
Reidy, conocido por parte de la hinchada rayista como "Pablo Preparado" por una traducci¨®n sui g¨¦neris de su apellido, se traslad¨® definitivamente a Madrid en 2003. "Entonces aprend¨ª todo lo que implica ser del Rayo, su compromiso social, su cultura de barrio. Me llega al alma como ninguno. Nada m¨¢s llegar me saqu¨¦ el DNI y el abono del Rayo. Justo esa temporada bajamos a Segunda B", bromea. Gracias a sus contactos en el equipo vallecano pas¨® de la industria musical al periodismo deportivo. El f¨²tbol impregna su vida.
Walter, de Bolivia, es uno de los cracks del equipo de ?ric y su hermano. Hab¨ªa dejado Dragones: "Quer¨ªa vivir del f¨²tbol, pero para federarse como profesional hay muchos problemas". Son las mismas trabas que encuentra para conseguir trabajo por no tener papeles, aunque ¨¦l y su familia llevan seis a?os en Espa?a. "Aqu¨ª puedo ayudar al equipo y ellos tambi¨¦n me ayudan a m¨ª. Aunque a veces no nos entendemos con palabras nos entendemos en la cancha". Es centrocampista y trabaja cuando puede de camarero. "El idioma a veces puede suponer un problema pero en general acaban encontrando la forma de comunicarse", matiza el presidente Jorge Bola?os, que subraya que en Dragones tambi¨¦n se plantean terapias de grupo con especialistas cuando surge alg¨²n conflicto.
Mapenda es uno de los cuatro senegaleses del equipo de ?ric y Walter. Lleg¨® a Espa?a hace poco m¨¢s de dos a?os y est¨¢ en su primera temporada en Dragones, donde juega como lateral. "Es muy buen equipo. El ¨²ltimo partido lo remontamos. Aqu¨ª sabemos sufrir", constata. Estudia la ESO y se prepara para ser mec¨¢nico a sus 18 a?os. Pero su pasi¨®n es el f¨²tbol: "Si no existiese Dragones no podr¨ªa jugar en una liga".
El de Dragones no es el ¨²nico proyecto que busca la inclusi¨®n de colectivos de inmigrantes en la sociedad gracias al f¨²tbol. El club de Lavapi¨¦s cuenta con la ayuda de la Fundaci¨®n Atl¨¦tico de Madrid, que ofrece desde el a?o pasado equipaciones y otros recursos materiales adem¨¢s de ceder varios entrenadores y seguir el progreso del proyecto. Clubes de Primera y Segunda Divisi¨®n como Tenerife, Villarreal, Barcelona, Real Madrid o Rayo han creado o apoyan, a trav¨¦s de sus fundaciones, escuelas o campus de f¨²tbol para que personas en riesgo de exclusi¨®n, muchas de ellas de otros pa¨ªses, encuentren un apoyo a trav¨¦s del deporte.
Alma de ?frica es el hilo conductor de la serie The New Arrivals en EL PA?S, un proyecto en el que este peri¨®dico participa junto a The Guardian, Der Spiegel y Le Monde. Se trata de un equipo de f¨²tbol compuesto por inmigrantes con sede en Jerez de la Frontera, muy cerca del estrecho de Gibraltar, desde donde muchos han logrado llegar a Espa?a. Compiten en regional andaluza y han ido ascendiendo de divisi¨®n a?o tras a?o desde que nacieron como club en 2015. Unos buscan convertirse en profesionales. Otros distraerse. Todos se consideran hermanos.
?Partidos de tres tiempos?
El empleo del f¨²tbol como veh¨ªculo de inclusi¨®n social es una pr¨¢ctica con ¨¦xito global. Dragones de Lavapi¨¦s viajar¨¢ en junio a Colonia para participar en un torneo organizado por la asociaci¨®n alemana Streetfootballworld. "Llevamos m¨¢s de 15 a?os construyendo una red de organizaciones que utilizan el f¨²tbol como herramienta de cambio con un profundo impacto en sus comunidades. Creemos que la clave para maximizar este impacto es el trabajo colectivo, por lo que trabajamos en aras de involucrar y conectar al mundo del f¨²tbol, instituciones p¨²blicas y sector privado", desarrolla Elvira Gonz¨¢lez-Vall¨¦s, directora de comunicaci¨®n de la sociedad alemana. Streetfootballworld apoya a 124 organizaciones de f¨²tbol para el desarrollo en 81 pa¨ªses. Para fomentar el uso de este deporte como instrumento de cambio han inventado su propio concepto de partido, dividido en tres tiempos. Es el f¨²tbol 3.
La Pe?a guiri del Tete
Chris Todd lleg¨® a Tenerife hace casi 30 a?os. Recuerda la primera vez que fue al Heliodoro Rodr¨ªguez: "Fue genial, acab¨¢bamos de ascender y jug¨¢bamos contra el Mallorca. Marc¨® Rommel Fern¨¢ndez". Aquel veintea?ero ingl¨¦s que veraneaba en Canarias se enamor¨® del Tete. Tanto que en 1992 fund¨® una pe?a, Armada Sur. "Hoy tiene 80 miembros fijos, casi todos guiris", bromea. Son ingleses, escoceses, alemanes... "Pero no nos perdemos ni un partido en casa desde hace 14 a?os", presume.
"Gracias al Tenerife he hecho amistades de todas partes, espa?oles y de fuera, de las que duran toda la vida", confiesa este empresario tur¨ªstico. Algunos de los amigos que ha conocido por el f¨²tbol ya no viven en la isla, pero se siguen viendo cuando el equipo viaja a la pen¨ªnsula.
El f¨²tbol 3 se juega sin ¨¢rbitros, solo hay un mediador que no valora el cumplimiento de las reglas, sino que trata de moderar la comunicaci¨®n entre los dos equipos para que ellos mismos controlen el partido en funci¨®n de una normativa diferente a la de la pr¨¢ctica normal. Esa normativa se define en el primer tiempo. "La idea es que desde las propias reglas se promocionen valores como la deportividad, el juego limpio, la igualdad de g¨¦nero, el trabajo en equipo y el respeto", asegura Gonz¨¢lez-Vall¨¦s. Cada partido tiene reglas distintas. De este modo, los goles pueden valer menos que las paradas. O puede acordarse la no discriminaci¨®n por nacionalidad o sexo a la hora de configurar los equipos. En el segundo tiempo se juega en funci¨®n de esas reglas. Y en el tercero, con el mediador, se debate en grupo qu¨¦ tal ha ido todo y qu¨¦ se puede aprender de la experiencia.
Los Dragones han probado en varias ocasiones el modelo del f¨²tbol 3, por ejemplo en su torneo 17 Goles, celebrado en mayo de 2017 para promover los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU: "Tambi¨¦n lo aplicamos cuando nos visitan otras organizaciones del ¨¢mbito de Streetfootballworld. Al principio es complicado de adoptar pero s¨ª consigue que haya m¨¢s di¨¢logo, comunicaci¨®n y entendimiento entre todos los jugadores", valora la vicepresidenta Ana S¨¢nchez. Gonz¨¢lez-Vall¨¦s destaca el valor que puede aportar en comunidades multiculturales como la de Lavapi¨¦s: "Ayuda a superar las barreras del idioma, refuerza el liderazgo y la autoestima, promueve la igualdad de oportunidades y ayuda a crear un espacio seguro para todos, siempre desde el juego limpio".
M¨¢s de una decena de entidades europeas asociadas con Streetfootballworld se dedican a ayudar a la poblaci¨®n extranjera y refugiada a trav¨¦s del f¨²tbol: SARI (Sports Against Racism Ireland) en Irlanda, RheinFlanke en Alemania, Oltalom en Hungr¨ªa o CAIS en Portugal. Otros equipos funcionan con un modelo parecido al de Dragones o Alma de ?frica. En Hungr¨ªa, el Inter CDF acoge a refugiados o inmigrantes que quieran jugar al f¨²tbol. El FC Lampedusa de Hamburgo une a personas venidas de otros pa¨ªses, la mayor¨ªa llegadas desde la isla italiana. El club est¨¢ apoyado por el Sankt Pauli, equipo alem¨¢n conocido por su compromiso social. Todos son ejemplos de la capacidad transformadora del deporte.
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