Casi todo est¨¢ en los bares
Algo habr¨¢ hecho bien Cabeleira (¡®Alienaci¨®n indebida¡¯, C¨ªrculo de tiza) para comenzar con un blog sobre f¨²tbol y convertirse en poco tiempo en una de las plumas m¨¢s originales del periodismo deportivo
Los bares, como casi todos los lugares sociales del mundo, son una met¨¢fora de la vida. Si se tiene un poco de suerte con la clientela, ser¨¢n tambi¨¦n una fant¨¢stica escuela en la que aprender de todo: de pol¨ªtica, de justicia, de econom¨ªa, de cultura... Y si el bar est¨¢ en Espa?a, es bastante probable que sea un punto de encuentro de entrenadores de f¨²tbol que tienen la soluci¨®n a todos los males de todos los equipos. L¨¢stima que suelan dar con ella el d¨ªa despu¨¦s de la derrota, y nunca antes. En los bares se arregla el mundo a posteriori.
Rafa Cabeleira aprendi¨® todo lo que sabe y todo lo que no sabe en el negocio de hosteler¨ªa familiar, en Galicia. Para los curiosos: un 28% de sus clientes lo considera ¡°excelente¡± y un 65% ¡°muy bueno¡±. Al restaurante, se entiende. Aunque algo habr¨¢ hecho bien Cabeleira para comenzar con un blog sobre f¨²tbol y convertirse en poco tiempo en una de las plumas m¨¢s frescas y originales del periodismo deportivo en espa?ol. Una selecci¨®n de sus art¨ªculos se edita ahora bajo el t¨ªtulo de Alienaci¨®n indebida (C¨ªrculo de tiza), con pr¨®logo de Pep Guardiola.
Tiene el autor un barcelonismo forjado en los tiempos en los que no era tan f¨¢cil decantarse por el equipo blaugrana ¡ªdec¨ªa Roberto Fontanarrosa que los ni?os son unos piolas y que siempre se van con el que gana¡ª. Qui¨¦n lo ver¨ªa en las noches de derrota y¨¦ndose a la cama sin cenar, abrazado a aquel ping¨¹ino de peluche al que llam¨® Migueli y viendo c¨®mo su abuelo echaba del bar al t¨ªo Jos¨¦ por celebrar un gol de Calder¨¦ con m¨¢s entusiasmo del debido.
La llegada de Cruyff al banquillo del Camp Nou supuso una liberaci¨®n para el autor. Descubri¨®, primero, que no estaba solo y, despu¨¦s, el extra?o sabor de la victoria y la excelencia futbol¨ªstica. Aunque su madre asegura que de peque?o fue seguidor del Real Madrid, Cabeleira conserva hoy la esencia de aquel barcelonismo que ve¨ªa venir la desgracia a la vuelta de cada esquina y la elegancia de saber reconocer las virtudes del rival.
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