El Atl¨¦tico: un viaje de Falcao a Griezmann
Desde la llegada de Simeone, el equipo ha conseguido seis t¨ªtulos y ha pasado de tener que vender a sus estrellas a luchar por retenerlas
En las entra?as del Olympic Parc de Lyon, la luna delantera del autob¨²s del Atl¨¦tico se asemejaba a una vitrina. Tras el cristal luc¨ªa la Liga Europa. De fondo, retumbaban los golpes sobre la chapa del veh¨ªculo que los futbolistas, como chiquillos entusiasmados, aporreaban con furor expulsando la tensi¨®n y la adrenalina acumuladas durante la final contra el Marsella (0-3). Cuando apareci¨® Diego Pablo Simeone subiendo por las escalerillas, el ruido se increment¨® con un batir de palmas tribal que el propio t¨¦cnico acompa?aba. Acababa de llegar el jefe de la tribu, el entrenador que desde su llegada, en diciembre de 2011, ha dimensionado al club desde el puesto 23 del r¨¢nking de la UEFA hasta el segundo. Acompa?ado por sus hijos, El Cholo se ajustaba la corbata y volv¨ªa a batir con fuerza las palmas envolvi¨¦ndose en esa triple ambig¨¹edad, tan trascendental en sus ¨¦xitos, en la que es dif¨ªcil distinguir si es un hincha m¨¢s, un jugador o el entrenador. No se puede entender a este Atl¨¦tico, el m¨¢s ganador de su historia, (seis t¨ªtulos con Simeone), sin esa especie de sant¨ªsima trinidad que representa su entrenador.
Mientras Simeone ejerc¨ªa de hincha enfervorizado, fuera del autob¨²s Germ¨¢n Burgos consum¨ªa cigarrillos con parsimonia y entonaba un discurso con la calma de un extasiado. Burgos explicaba que el minucioso estudio del partido a jugar incluy¨® esos saques de centro del Marsella, tan de la escuela de Capello, que iban fuera de banda para intentar un robo de bal¨®n cerca del ¨¢rea del Atl¨¦tico. ¡°Por eso mand¨¢bamos a Lucas tan cerca de la banda. Luego buscamos jugar entrel¨ªneas y tambi¨¦n las pelotas largas cruzadas¡±, explicaba Burgos.
Han pasado seis a?os desde que el Atl¨¦tico alcanzara su primer t¨ªtulo de la era Simeone ¡ªla Liga Europa de 2012¡ª y son muchos los matices que describen el crecimiento del equipo, de la entidad y del propio cuerpo t¨¦cnico. En Bucarest, el Atl¨¦tico pas¨® por encima del Athletic de Bilbao (3-0) como lo hizo ante el Marsella en Lyon. De aquella final solo permanecen Juanfran, God¨ªn, Filipe, Gabi y Koke. Nadie como este ¨²ltimo representa un crecimiento paralelo al del plantel y el club bajo la direcci¨®n de Simeone. En Bucarest, Koke solo disput¨® un minuto y en la jardinera del aeropuerto, con una bufanda en la frente y cantando "Te quiero, Atl¨¦tico", tambi¨¦n era dif¨ªcil discernir si aquel chico semidesconocido era un hincha infiltrado o un miembro de la plantilla.
En Lyon, Koke jugo los 90 minutos, dio dos asistencias y certific¨®, por si hab¨ªa alguna duda, su plaza para el Mundial. ¡°Hemos hecho un trabajo en estos a?os en el que los ni?os de antes, los Koke, Sa¨²l, Lucas, Thomas, ahora son hombres pese a su juventud. Tienen ya muchos partidos y experiencia¡±, relata Burgos. En esta media docena de a?os, Koke se ha hecho internacional y pudo ser jugador del Barcelona. No se march¨® por sentimiento y porque los ¨¦xitos deportivos han llenado las arcas del club. Nada que ver con la situaci¨®n que se viv¨ªa tras la final de Bucarest. Por entonces, la directiva se romp¨ªa la cabeza para buscar recursos que permitieran la permanencia de sus dos estrellas, Falcao y Diego Ribas. Para que el colombiano permaneciera, el club tuvo que echar mano de los fondos de inversi¨®n. Con el brasile?o no pudo satisfacer sus pretensiones econ¨®micas. Ahora, la continuidad de Griezmann no es una cuesti¨®n meramente econ¨®mica: el Atl¨¦tico le ofrece 20 millones de euros para competir y superar la oferta del Barcelona.
Cuando Simeone aterriz¨®, el presupuesto del club apenas rebasaba los 100 millones, tres veces menos que el actual. Si Griezmann abandona el club ser¨¢ porque piense que el placer de jugar al lado de Messi tambi¨¦n le puede facilitar la obtenci¨®n de t¨ªtulos. Simeone, que le ha disparado hasta la sombra de Messi y Cristiano, a¨²n alberga esperanzas de convencerle de que en el Atl¨¦tico tambi¨¦n es posible alcanzar la gloria.
En los d¨ªas previos a la final, el t¨¦cnico machac¨® a sus jugadores con la necesidad de ganar, hasta el punto de que modific¨® su idea del primer once. El lunes a¨²n pensaba que el centro del campo lo ocupar¨ªan Koke, Thomas, Gabi y Sa¨²l. El mi¨¦rcoles, cuando anunci¨® la alineaci¨®n en el hotel, entr¨® Correa por Thomas para reforzar el mensaje de que esta vez no hab¨ªa que meterse atr¨¢s para defender el 1-0. La orden era ir a por el partido con decisi¨®n. El recuerdo de las dos finales de Champions perdidas tambi¨¦n forma parte del crecimiento del equipo bajo la direcci¨®n de Simeone, el jugador, el entrenador y el hincha que ha disparado la marca Atl¨¦tico.
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