Fernando Hierro reunifica el vestuario
El nuevo seleccionador fue recibido con entusiasmo por los madridistas y, especialmente, por el sector cul¨¦ de la selecci¨®n
El nombramiento de Fernando Hierro como seleccionador de Espa?a en pleno caos tuvo efecto desatascador. Repentinamente, la mayor¨ªa de la plantilla advirti¨® la posibilidad de volver a competir con esperanza de lograr cosas importantes.
Un jugador de gran jerarqu¨ªa en la selecci¨®n indic¨® que el ¨²nico miembro de la plantilla que defendi¨® abiertamente a Julen Lopetegui tras su rimbombante fichaje por el Madrid fue Sergio Ramos. El capit¨¢n pidi¨® la continuidad de Lopetegui cuando Rubiales, o sus enviados, interrogaron a los futbolistas. Con el futuro del exseleccionador en el aire, los dem¨¢s comentaron a la directiva que respetaban cualquier decisi¨®n, sin mojarse.
Cuando Ramos pidi¨® apoyo a sus compa?eros para defender a Lopetegui apenas encontr¨® respuestas fuera de sus colegas del Madrid. Dicen en el camerino de Krasnodar que Ramos daba muestras de sentirse culpable ante el aprieto de Lopetegui, puesto que llevaba d¨ªas promoviendo su contrataci¨®n por el Madrid. Hab¨ªa ejercido de puente entre el t¨¦cnico y la directiva del club.
Los jugadores se reunieron entre ellos en la noche del martes al mi¨¦rcoles para discutir sobre la crisis. En estos concili¨¢bulos, casi por unanimidad coincidieron en que la situaci¨®n creada ¡°no es normal¡± y lo mejor era que Lopetegui se marchara. Todos juzgaron con amargura a Lopetegui, a excepci¨®n de Costa, Rodrigo, Isco y Ramos.
Los jugadores del Bar?a concentraban el n¨²cleo indignado. Estaban hartos de la deriva de las decisiones del seleccionador desde hac¨ªa meses. Observaban la persistente presencia de Diego Costa como un s¨ªntoma de descomposici¨®n. No solo porque era evidente que el nueve no comprend¨ªa el modelo de juego sino porque, por el camino, se hab¨ªa puesto de manifiesto que el t¨¦cnico ya no pensaba solo en el beneficio del equipo. Demasiados futbolistas barajaban conexiones entre la relaci¨®n de la empresa de representaci¨®n de Costa, encabezada por Jorge Mendes, el agente de Lopetegui, Carlos Bucero, y los intereses particulares del seleccionador, cada vez m¨¢s atento a preparar una salida hacia un gran club.
¡°Tendremos que adaptarnos¡±, dijo Silva, la semana pasada, en una entrevista en la que le preguntaron por el ataque con Costa. Era todo lo que pod¨ªa confesar p¨²blicamente un jugador profesional experto. Nadie debe adaptarse a lo beneficioso.
Hierro fue recibido con agrado por casi todos. De Gea, Alba, Sa¨²l, Thiago, Isco, Rodrigo o Nacho le conocen desde que jugaban en las categor¨ªas inferiores. Piqu¨¦, Busquets y Ramos le admiraban desde que eran ni?os y aprendieron a establecer lazos de complicidad cuando le conocieron como director deportivo entre 2008 y 2012, durante el periodo de mayor ¨¦xito del equipo de Espa?a.
Puede que Hierro no tenga experiencia en ciertas metodolog¨ªas, pero ha sido generalmente reconocido como un l¨ªder nato en vestuarios sobrecargados de tensi¨®n. Su discurso sencillo en Krasnodar conmovi¨® a todos. Enganchado a la competici¨®n desde muy joven, Hierro transmiti¨® la sensaci¨®n de estar vibrando de nuevo en un gran escenario: ¡°Tenemos una gran oportunidad. El reto es apasionante. Es verdad que solo tengo un a?o de experiencia en el Oviedo, un a?o de experiencia de segundo entrenador, y 30 a?os rodeado de bal¨®n¡±.
Lopetegui fue hijo de una personalidad popular en su valle de Asteasu, lleg¨® al f¨²tbol por la v¨ªa r¨¢pida, y aunque nunca cuaj¨® en figura siempre se movi¨® como un patricio. Hierro, nacido hace 50 a?os en V¨¦lez-M¨¢laga, comenz¨® trabajando en un taller mec¨¢nico antes de acabar accidentalmente en el f¨²tbol profesional para demostrar su nivel de superclase. El hombre sabe lo que es remontar. Su don de gentes, su astucia disimulada, y el cari?o con que se suele aproximar a la gente, le valen conquistas espirituales a menudo. As¨ª se gan¨® el aprecio de los veteranos cul¨¦s, desde Puyol a Xavi, y desde Busquets a Piqu¨¦. En las circunstancias de Krasnodar, no necesit¨® consolar a los dos ¨²ltimos. Bisquets y Piqu¨¦ se contaron entre los m¨¢s resueltos cr¨ªticos de Lopetegui.
M¨¢s tristes se encontr¨® a los madridistas, pero ah¨ª tampoco encontr¨® resistencias. Al contrario. Padrino de Isco en el M¨¢laga y amigo de Ramos, no debi¨® exhibir credenciales blancas. ¡°Yo he recibido un feedback fant¨¢stico¡±, dijo Hierro. ¡°?Fant¨¢stico!¡±.
La honradez parece una virtud cada vez m¨¢s rara en el proceloso mercado del f¨²tbol de altura. Lo saben bien los internacionales espa?oles. Despu¨¦s de tantos a?os de fajina, la mayor¨ªa ha desarrollado un sexto sentido para separar lo verdadero de lo falso. Fernando Hierro, con sus pros y sus contras, ha convencido al pelot¨®n de su autenticidad.
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