Jap¨®n aplaca la rebeli¨®n de Colombia
En un partido que se le puso de cara con la expulsi¨®n de S¨¢nchez en el minuto 5, el combinado nip¨®n soprende con orden a la pasional selecci¨®n cafetera
Con un juego sin alardes, beneficiado por error garrafal de Davinson S¨¢nchez que empeor¨® con su expulsi¨®n Carlos S¨¢nchez, t¨ªmido en gran medida pero decidido en su voluntad de no ceder una conquista inesperada, Jap¨®n derrot¨® a Colombia en un encuentro en el que el perdedor mereci¨® tanto o m¨¢s honor que su rival. Fue el conjunto cafetero un rebelde con causa, algo adolescente en su voluntad de reivindicarse, pero un ejemplo de pasi¨®n por competir que no obtuvo el premio merecido. Jug¨® mejor durante m¨¢s tiempo, pero defendi¨® peor en los momentos clave. Primero con la roja que le dej¨® con uno menos durante 85 minutos -la mano de S¨¢nchez no requiri¨® del VAR para ser se?alada- y con un gol en la despensa -Kagawa demostr¨® la enorme calidad que posee en el lanzamiento-, y despu¨¦s habilitando un remate de Osako de cabeza cuando m¨¢s firme parec¨ªa el empate.
Verse con el viento de cola, el marcador de cara y frente a un rival atolondrado le sent¨® fatal a Jap¨®n. No supo el equipo de Nishino c¨®mo ejercer esa superioridad de una forma tan temprana, tan inesperada, tan poco prevista. Se convirti¨® sin darse cuenta en un equipo d¨¦bil en su campo, sin recursos para sacar de sus casillas a una selecci¨®n colombiana a la que el sol del estadio de Luzhnik¨ª hab¨ªa cegado de manera prematura.
Pero con la mochila llena de piedras, la voluntad del equipo de Pekerman fue la de cualquier deportista que afronta una marat¨®n con el tobillo dolorido. El sufrimiento es en s¨ª mismo el mejor aliciente para descargar adrenalina, y en el f¨²tbol no hay mayor cuesta que una expulsi¨®n. Tard¨® el seleccionador colombiano en reordenar el bloque , pero la marcha de Cuadrado y la colocaci¨®n de Barrios en el centro del campo junto a Lerma permiti¨® que Quintero se olvidase de hacer eso que tanto le cuesta y que tan poco practica: correr sin bal¨®n. El zurdo de River Plate es tan t¨¦cnico como previsible, aunque esa manera de mostrar el truco no sea suficiente para chafarle la funci¨®n. Jap¨®n, tan aplicada como tierna en los marcajes, dej¨® hacer pensando que si ya hab¨ªa logrado ponerse por delante y adem¨¢s manejaba dos piernas extra para cubrir su porter¨ªa nada malo podr¨ªa suceder. Y vaya que si ocurri¨®.
Sin James Rodr¨ªguez sobre el campo -comenz¨® en el banquillo, aletargado por unas molestias musculares que no remiten-, la ¨²nica figura colombiana que engull¨® a los suyos y digiri¨® el partido fue Falcao. Nada en el delantero cafetero es casual. Ni su forma de pelear, de protestar, ni siquiera de revolcarse por el c¨¦sped, aunque la mayor¨ªa de veces resulte artificial. No lo fue a la hora de provocar una falta al borde del ¨¢rea -que no fue- y de situar a Colombia ante una oportunidad ¨²nica teniendo en cuenta el panorama. Quintero, goloso con su bota izquierda, ejecut¨® un disparo raso, lento en apariencia, pero preciso en su direcci¨®n, que se aloj¨® junto al palo izquierdo de Kawashima.
Solo tras el descanso decidi¨® Jap¨®n deshacerse de un temor injustificado. Con mayor voluntad de ataque adelant¨® l¨ªneas e Inui, desaparecido en el primer acto, dispuso de dos remates claros que no terminaron por superar a Ospina. Sakai, en el costado derecho, tambi¨¦n decidi¨® sumarse al ataque y demostrar que es algo m¨¢s que un lateral con vocaci¨®n de central. No hubo rastro de Kagawa, el mejor jugador nip¨®n, ni siquiera de Shibasaki, reconvertido en medio centro puro en el esquema de Nishino. Si bien pisaba territorio enemigo con m¨¢s asiduidad, las llegadas de Colombia parec¨ªan cargadas de mayor rabia. Lo demostr¨® James al entrar al campo, demasiado alterado, hiperexcitado en ese momento por el empate, que pretendi¨® ocupar todos los espacios del campo. El tanto de cabeza de Osako, que le gan¨® la marca a Arias -en el ¨²nico error que cometi¨® el defensa del PSV holand¨¦s en todo el partido- acab¨® por desconcertar a Colombia. Con un Mojica exhausto -fue el jugador que con mayor inteligencia exprimi¨® sus pulmones-, todas las oportunidades depend¨ªan de la piller¨ªa de Falcao o de la certeza de Bacca. Ni uno ni otro lograron su objetivo.
Jap¨®n celebr¨® la victoria ante Colombia como quien conquista un territorio contra todo pron¨®stico. No imaginaron que ocurrir¨ªa, tampoco su rival, pero ocurri¨®. Y vaya si le cost¨® lograrlo.
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