Espa?a prueba el m¨¢s all¨¢
El alivio de pasar a octavos l¨ªder de grupo fue mayor que el riesgo evitado, y no deja atr¨¢s ninguno de los problemas que la selecci¨®n arrastra en el Mundial
El lunes por la noche Espa?a escap¨® a una peque?a tragedia en una esquina nunca antes explorada de la zona Cesarini. La selecci¨®n descubri¨® en Kaliningrado un espacio situado despu¨¦s del minuto 90, claro, pero tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de la percepci¨®n humana. El VAR ve lo que el ojo no ve. A la angustia del tiempo que se agota propio de la zona Cesarini, se a?adi¨® el suspense televisado de la intervenci¨®n del videoarbitraje. M¨¢s a¨²n: al mismo tiempo, m¨¢s all¨¢ tambi¨¦n del minuto 90 de otro partido que se jugaba a 2.000 kil¨®metros, en Saransk, se revisaba algo que hab¨ªa escapado al ojo arbitral y que resultaba decisivo para Espa?a. Dos puntos marginales de la zona Cesarini superpuestos. La tragedia a la que escap¨® la selecci¨®n era peque?a, en ning¨²n momento estuvo eliminada, pero el sofoc¨®n de la incertidumbre descontrolada fue formidable. Tanto, que pareci¨® que Espa?a se hab¨ªa salvado de algo mucho m¨¢s grave, y no solo de terminar segunda de grupo.
El alivio, mucho mayor que el riesgo evitado, fue tambi¨¦n ilusorio. La selecci¨®n no dejaba atr¨¢s ninguna de las circunstancias que la hab¨ªa llevado a ese lugar angustioso. No ha escapado apenas de ninguno de los problemas que exhibe desde el comienzo. Pasado el sofoc¨®n nocturno, permanecen los datos. A la selecci¨®n le han tirado seis veces a puerta y le han marcado cinco goles. No parece que la tiritona de De Gea haya evolucionado. Ni la defensa. Ni el encaje entre los centrales y Busquets. O entre Busquets y alguna pareja en el centro. O la banda por la que flota Silva. O el control que se le fue a Iniesta (?a Iniesta!) justo antes del primer gol de Marruecos. O el cabezazo delante de Ramos que bien podr¨ªa haber sido un cabezazo de Ramos. Apenas Diego Costa, un nueve como no acostumbra la Roja, se mueve a menudo en lo que se espera de un nueve, aunque precisamente eso era lo m¨¢s inesperado. En realidad, el lunes en Kaliningrado Espa?a apenas escap¨® de nada. Si acaso de una zona del cuadro algo m¨¢s dura (Alemania, Brasil, Francia). La selecci¨®n sigue atrapada en las mismas redes del primer d¨ªa de Hierro, cuando reci¨¦n aterrizado en mitad de la galerna Lopetegui, a solo 48 horas del estreno mundialista contra Portugal, defend¨ªa no tocar nada, porque nada daba tiempo a tocar.
Ahora el tiempo ya ha pasado; ha pasado hasta ese punto descubierto m¨¢s all¨¢ de la zona Cesarini y de la percepci¨®n humana, y no est¨¢ claro si Hierro no toca porque sigue creyendo que no hay que tocar o porque el libro de instrucciones se lo llev¨® Lopetegui y ¨¦l no ha encontrado otro. Pero todo esto pas¨®: la selecci¨®n est¨¢ en octavos, y no encontrar¨¢ ya formas m¨¢s extremas de seguir adelante que las que ha exprimido. As¨ª que ya es el momento de hacer lo que se ha venido anunciando desde que se dec¨ªa nada hab¨ªa que hacer: olvidar a Lopetegui, porque no sirve ya lo que dej¨®, nada de lo que imagin¨® existe.
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