Brasil corre, toca y pasa
La Canarinha ofrece detalles de su mejor juego con Neymar y Coutinho al mando
Tras el batacazo de Alemania, no hubo otro en Mosc¨² que hubiera sido de igual calado de haber quedado fuera Brasil a manos de la guerrillera Serbia. Con su triunfo, los pentacampeones del mundo se auparon a la primera posici¨®n del grupo y el lunes se medir¨¢n en Samara a M¨¦xico.
Jug¨® bien la selecci¨®n de Tite por momentos, agarrada a la fiabilidad de Miranda y Thiago Silva, a la escoba de Casemiro y al talento de Neymar y Coutinho. Parece ir a m¨¢s en su intento por ser una selecci¨®n que domine varios registros. Tiene fases en la que ataca, otras en la que contragolpea y otras en las que le gusta dormir el juego en la mejor de sus tradiciones. Le falta que Neymar termine de afilarse en la culminaci¨®n de las jugadas para ser un equipo redondo, aunque el chico tiene tanto arte en sus botas que al 60% de su nivel le da para desequilibrar.
A Brasil le bastaba el empate para clasificarse y supo gestionar el partido desde esa premisa. Primero no le import¨® entrar al trapo del ritmo electrizante del inicio. Con Serbia mordiendo y firme en defensa, Neymar y Coutinho emergieron pintones. Un poco de cintura, una pared, una incursi¨®n. Pellizcos de clase para intimidar a la brava Serbia. La lesi¨®n de Marcelo (un pinchazo en la columna) fue un contratiempo que Fillipe Luis aminor¨® con su sobriedad. Con 32 a?os y con el milagro de su recuperaci¨®n tras su grave lesi¨®n de peron¨¦ en marzo, cumpli¨® su sue?o de saltar al campo en un Mundial. Su actuaci¨®n fue la de un lateral de jerarqu¨ªa, con los suficientes tiros pegados en el f¨²tbol como para que no le pesara la camiseta ni la cita.?
Cuando Brasil sinti¨® que hab¨ªa domado el partido con el esplendoroso poder¨ªo de Casemiro como arma, derrumb¨® a Matic y a Milinkovic-Savic por arriba y barriendo por abajo, puso en pr¨¢ctica una vieja triqui?uela que le sirvi¨® para ponerse por delante. A nadie le sienta mejor esos pases horizontales, calmados y cadenciosos que a Brasil cuando gana o le conviene el resultado. La historia de los Mundiales est¨¢ repleta de im¨¢genes de esas camisetas amarillas al trote, pas¨¢ndose la pelota de pie a pie a la espera de que el contrario salga a buscarla de su cueva. Esa invitaci¨®n-trampa la llevan de serie, forma parte de su esencia, esa que tanto han cuestionado y les ha desviado en la modernidad del jogo bonito.
Did¨ª, Clodoaldo y S¨®crates fueron los grandes maestros de ese ritmo cadencioso que se aceleraba solo cuando descubr¨ªan un agujero. El gol de Paulinho fue una reminiscencia verticalizada de aquel juego que conquist¨® el paladar del planeta f¨²tbol. Tocaba Brasil de bota a bota, de Casemiro, a Filipe, de Filipe a Miranda, de Mirada a de nuevo a Casemiro y de Casemiro a Coutinho, heredero digno de la mejor escuela del f¨²tbol samba. All¨ª que levant¨® la cabeza el menudo volante del Bar?a y all¨ª que vio el arrollador desmarque de Paulinho entre los centrales de Serbia. Atraves¨® Paulinho a Velikovic y Milenkovic y super¨® la tard¨ªa salida de Stojkovic con un globo. El meta serbio no comprendi¨® la trampa. Su defensa estaba a la altura del centro de campo acompa?ando a sus medios en el achique y deb¨ªa estar situado en la media luna. Estaba en el punto de penalti y concedi¨® el espacio suficiente para que la jugada cuajara. No supo ser el portero de un equipo que quer¨ªa ser corto para impedir la progresi¨®n brasile?a.
El tanto favoreci¨® a¨²n m¨¢s esa manera tan sutil de interpretar el juego. Brasil se fue al descanso entre toque y toque. El inicio del segundo acto fue un calco del primero. Serbia sali¨® ya con todo a intentar la machada de darle la vuelta al marcador. Por momentos embotell¨® a los brasile?os en su ¨¢rea. Estos resistieron los embates agarrados a la pareja Thiago Silva-Miranda. De nuevo, para aplacar ese empuje Serbio, tuvieron que aparecer Neymar y Coutinho, esta vez despleg¨¢ndose a la contra. Una de ellas puso a Neymar frente a Stojkovic, pero este le aguant¨® bien los amagues y le sac¨® el disparo.
La respuesta de Brasil fue contundente, se sacudi¨® el dominio y volvi¨® merodear por el ¨¢rea contraria con frecuencia. Fruto de ellos fue el saque de esquina que Thiago Silva caz¨® de cabeza en el primer palo con un salto imponente. Con el 2-0, los tambores de la torcida acompa?aron esos toques que hac¨ªan viajar la pelota de lado a lado y metieron a Brasil en el t¨²nel del tiempo para volver a ser Brasil por unos benditos minutos.
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