San¨¦ y la p¨¦rdida del deseo
Los entrenadores creen que es una falta de nobleza dejar fuera a quienes te hicieron campe¨®n
El batacazo alem¨¢n ha sido tremendo, pero no es ninguna sorpresa. Se ve¨ªa venir desde los amistosos que disputaron antes del Mundial. Entonces se vio a un equipo largo y disperso en la cancha. L?w se cas¨® con demasiados jugadores de 2014, no convoc¨® por ejemplo a San¨¦ para tener la posibilidad de abrir el campo, improvis¨® con futbolistas como Werner, y el resultado ha sido un equipo lento y predecible. Alemania no transmite hoy esa vitalidad y frescura en el juego que les hizo campeones hace cuatro a?os, hasta el punto de que el ¨²nico que juega bien y que sabe de todo es Toni Kroos. Esta Alemania deja jugar, se demora mucho en el retroceso, ha estado fracturada en el medio y sin eficacia en ataque. En ning¨²n momento ha sabido leer el juego, ni siquiera en la victoria contra Suecia, un triunfo que fue producto m¨¢s de otra cosa que del buen f¨²tbol.
Cuando un equipo gana, baja el deseo. Le pas¨® a Espa?a y le ha pasado a Alemania. Y tambi¨¦n disminuye la competitividad si son los mismos jugadores los que siguen vi¨¦ndose las caras. Si no hay competencia, el juego se aburguesa. Al contrario, los equipos en teor¨ªa m¨¢s peque?os est¨¢n demostrando su fortaleza en este Mundial. En este caso, el crecimiento individual ha contribuido a hacer mejor todos los aspectos del juego. Hablamos de futbolistas que en muchos casos est¨¢n en una segunda l¨ªnea, que tienen menos resonancia, pero que est¨¢n acostumbrados a jugar en las grandes ligas de Europa. Compiten bien, juegan bien y hacen mejores a sus equipos. Eso es lo que marca la diferencia, m¨¢s all¨¢ del trabajo t¨¢ctico que puedan hacer. Los futbolistas se han perfeccionado. Antes eran m¨¢s proclives a distraerse, no ten¨ªan tanto como ahora la forma de medirse. Eso en un torneo corto no te lleva a la grandeza, pero s¨ª se puede capitalizar hacia tener unos mejores resultados.
Que en cuatro de los cinco ¨²ltimos Mundiales haya quedado eliminado en la fase de grupos el defensor del trofeo no es una casualidad. Muchos entrenadores entienden que es una falta de nobleza dejar fuera a los que te hicieron campe¨®n, que es una falta de compromiso. Y el juego a veces se resiente. Alemania es el ¨²ltimo ejemplo.
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