Froome, abucheado y silbado, parte hacia su quinto Tour
El campe¨®n ingl¨¦s, envuelto en la pol¨¦mica por el caso de su supuesto dopaje, es una vez m¨¢s el gran favorito de la ¡®grande boucle¡¯
Hab¨ªa un Mundial de f¨²tbol en marcha y se hablaba de dopaje. Nada era muy distinto hace 20 a?os, cuando comenz¨® en Dubl¨ªn el Tour. Lo gan¨® Marco Pantani en una etapa de alta monta?a con una ataque ¨²nico en el Galibier que a¨²n se recuerda. Corr¨ªa con un equipo que m¨¢s era una banda, siempre a cola del pelot¨®n, como indiferente. Pantani tard¨® en regresar al Tour y cuando lo hizo, dos a?os despu¨¦s, una descalificaci¨®n por dopaje y un tormento despu¨¦s, fue aclamado. Era el antiArmstrong, la cara humana del ciclismo, la poes¨ªa del sudor y el esfuerzo sobrehumano. A Lance Armstrong, que no ten¨ªa un equipo sino un ej¨¦rcito implacable y era invencible, acabaron insult¨¢ndolo y escupi¨¦ndolo antes, bastante antes, de que su confesi¨®n por dopaje destruyera su personaje ciclista.
A Chris Froome, el campe¨®n del Tour del siglo XXI, le pitaron y le abuchearon el jueves durante la presentaci¨®n de los corredores del Tour, y le insultaron como nunca se hab¨ªa insultado a un ciclista, y le prometieron que sus tres semanas de Tour van a ser un tormento.
El ciclismo, en efecto, ha cambiado en los ¨²ltimos 20 a?os. El h¨¦roe es un hombre muerto.
¡°Lo que siembras recoges¡±, coment¨® sobre la pitada, y sentenci¨® a Froome, Nairo Quintana, rival hist¨®rico de Froome y campesino de toda la vida. El colombiano sabe de qu¨¦ habla, por supuesto, pero no se sabe a qu¨¦ semilla se refiere; por qu¨¦ ni el Tour, que lo quiso excluir pese a su pasado de campe¨®n, ni los aficionados le quieren como se ha querido siempre. ¡°Porque ya no se quiere como antes¡±, intenta explicar Mikel Landa, ¡°porque ahora mandan las redes sociales, y los haters son los m¨¢s seguidos¡±.
Oficialmente, Froome, ganador invencible de cuantas grandes vueltas emprende desde septiembre de 2016, es un ciclista limpio que nunca se ha dopado. Tambi¨¦n es verdad, si no oficial, s¨ª mayoritariamente aceptada, que Froome no ser¨ªa Froome si no fuera por el equipo que le ha creado, una suerte de monstruo del doctor Frankenstein surgido de la ambici¨®n de los magos del Sky, el ciclismo del siglo. Una criatura que sonr¨ªe y es amable, y no dice nada. Froome es el favorito para ganar el Tour, para seguir gan¨¢ndolo, para seguir acrecentando la p¨¦rdida de fe. Pantani era su banda; Armstrong, su ej¨¦rcito. Ambos eran l¨ªderes genuinos, esclavos de su ambici¨®n, y fr¨¢giles. El Sky es un laboratorio sobre ruedas y Froome su ciclista probeta. La fascinaci¨®n por el rendimiento puro.
¡°Ayud¨¢ndole estos a?os a Froome he visto sobre todo c¨®mo en el Sky se gestionan muy bien los esfuerzos¡±, cuenta Mikel Landa, que dej¨® el equipo del ingl¨¦s para ser figura en el Movistar. ¡°En ese equipo todos miden muy bien las cosas¡±. Es todo el elogio al que se han hecho acreedores. Y su comunicaci¨®n tambi¨¦n, la conversi¨®n p¨²blica del sudor en producto cuantificable y analizable y mejorable. La deshumanizaci¨®n de la haza?a.
Landa, como Froome tres a?os m¨¢s tarde, tambi¨¦n atac¨® solo y loco en Le Finestre; tambi¨¦n provoc¨® una crisis en la maglia rosa del momento, Alberto Contador. A diferencia de Froome no gan¨® el Giro porque entonces, en 2015, corr¨ªa en el Astana, un equipo con filosof¨ªa de toda la vida y alma italiana, en el que las decisiones son hijas de componendas, pactos y promesas rotas, como las del ciclismo de siempre. ¡°Y sub¨ª Le Finestre sin asfalto m¨¢s r¨¢pido que Froome¡±, recuerda Landa. Y su haza?a fue ensalzada y lamentado su fracaso. A la haza?a de Froome, una fuga largu¨ªsima y devastadora que hizo que los aficionados anhelantes recordaran a Merckx y a Pantani, su equipo no tard¨® en descorazonarla, en cuantificarla, en convertirla en hija de la planificaci¨®n, la ciencia y el laboratorio. La poes¨ªa de la nada. Sin sangre.
El ciclista, Froome, como una m¨¢quina generadora de vatios al ritmo de un coraz¨®n de latidos controlados, alimentado cada 500 metros con bebidas de prote¨ªnas y agua de mar pesadas y calculadas hasta el miligramo. Est¨¢n orgullosos en el Sky de sus experimentos, y los hacen p¨²blicos, y cuentan c¨®mo hacen sufrir a sus ciclistas para que pierdan peso y ganen fuerza. El ciclismo reducido a una ecuaci¨®n vatios-peso y una pizquita de exageraci¨®n. Para rehidrtar a sus corredores, y para que no beban de m¨¢s, porque el agua pesa, les analizan la orina todas las ma?anas y miden su densidad; el agua de mar bloquea la subida del ¨¢cido l¨¢ctico en esfuerzos continuados; las heces fecales hay que aligerarlas porque pueden suponer dos kilos de m¨¢s que hay que eliminar antes de empezar a subir monta?as y hay que buscar dietas de pocos residuos, y muchas prote¨ªnas y pocos carbohidratos, y que compitan y pedaleen en un estado cet¨®nico, sin gluc¨®geno en el h¨ªgado para que aprovechen el combustible de las grasas. Y todo esto se agita, se mezcla y se sirve. Y todo ello duele, pero explica la diferencia, y ya no se habla del coraz¨®n del deportista que busca superar sus l¨ªmites y desaf¨ªa en soledad la naturaleza y las monta?as y la nieve. Y el amor del aficionado que se conmueve.
El ¨²ltimo giro en la pol¨ªtica de incomunicaci¨®n del Sky ha consistido en una tribuna que Froome ha publicado en Le Monde, el diario de Par¨ªs que ha liderado la lucha contra el dopaje, y las denuncias, desde los a?os Armstrong, su bestia negra. ¡°Nunca deshonrar¨¦ el maillot amarillo¡±, dice Froome. Como si 20 a?os despu¨¦s del Tour del Festina, el dopaje, la duda, fuera el problema.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.