So triunfa de nuevo, pero no convence
El estadounidense derrota sin brillo a Vallejo en el desempate y gana el torneo por 2? a?o consecutivo
Wesley So ha vuelto a triunfar en Le¨®n, pero con una faena de ali?o, sin brillo, excepto en su dureza defensiva. El estadounidense, de 24 a?os, 7? del mundo, derrot¨® en el desempate r¨¢pido al espa?ol Paco Vallejo, quien demasiado lento en los momentos decisivos, dej¨® pasar varias oportunidades de tumbar al gran favorito. La edici¨®n 31 se recordar¨¢, parad¨®jicamente, porque fueron los eliminados en semifinales quienes exhibieron el ajedrez m¨¢s interesante.
La final enfrent¨® a los dos claros favoritos, pero no es menos cierto que ambos hab¨ªan sufrido mucho en las semifinales. Este duelo dominical bien podr¨ªa haber sido Praggnanandhaa-Jaime Santos, si el portentoso indio, de 12 a?os, hubiera aprovechado las oportunidades que tuvo de derrotar el viernes a So, quien finalmente se impuso por 1,5-2,5. Y Vallejo estuvo en un tris de caer el s¨¢bado ante el prometedor leon¨¦s, a quien dobleg¨® en el desempate r¨¢pido.
Tambi¨¦n es verdad que la baja forma de ambos es comprensible, por diferentes razones. So disput¨® en junio dos torneos r¨¢pidos consecutivos muy exigentes, frente a la ¨¦lite mundial, en Lovaina (B¨¦lgica), donde gan¨® y Par¨ªs (3?), y es el l¨ªder provisional del Grand Chess Tour, pero es l¨®gico que acuse el esfuerzo. Vallejo ha pasado una racha muy mala en su vida, sobre todo por un problema con el Ministerio de Hacienda espa?ol, que le est¨¢ aplicando con severidad una ley derogada porque era injusta.
Pero, cansado o no, empieza a ser asombroso que el estadounidense cometa errores muy groseros en las partidas inaugurales de sus duelos en Le¨®n. Los aficionados m¨¢s asiduos recuerdan muy bien su gran pifia del a?o pasado ante el polaco Jan Duda, y la del viernes pasado frente a Praggnanandhaa. A ellas ha a?adido hoy otra con Vallejo, probablemente porque se hizo un l¨ªo al intentar recordar sus an¨¢lisis sobre esa posici¨®n te¨®rica. El caso es que su posici¨®n ya era perdedora tras esa jugada 17 con pocos matices, aunque la rendici¨®n no se produjo hasta la 36.
Es poco probable que esa derrota tuviera algo que ver con los extra?os problemas de So con la luz del escenario, que ya afloraron el a?o pasado. ?l asegura que no puede ver bien las piezas de la primera fila del tablero, y de hecho el viernes por la ma?ana hizo una prueba con ¨¢rbitros y organizadores para asegurarse de que sus gafas de sol especiales solucionaban el problema.
So se recuper¨® de inmediato tras la derrota y gan¨® la segunda partida porque supo aprovechar el principal y tradicional punto d¨¦bil de Vallejo: su excesivo consumo de tiempo en posiciones donde podr¨ªa ahorrarlo. El juego del exfilipino careci¨® de gran brillantez pero s¨ª fue muy eficaz, con un sacrificio de pe¨®n muy discutible, pero suficiente para que su rival se hiciera un l¨ªo y cometiera el error fatal bajo la presi¨®n del reloj.
Vallejo tuvo su oportunidad en el tercer asalto, donde logr¨® un pe¨®n de ventaja limpio en un final de torres. Pero entonces So sac¨® a relucir su oficio y t¨¦cnica exquisita para arrancar el medio punto bals¨¢mico. Todo iba a depender de la cuarta partida, con iniciativa de So.
Y fue la m¨¢s interesante, sin duda, sobre todo para los aficionados espa?oles, porque So jug¨® mal la apertura; no con errores groseros, pero s¨ª con un planteamiento m¨¢s que sospechoso, que se tradujo en una clara ventaja de Vallejo con negras tras s¨®lo trece movimientos. Sin embargo, el principal enemigo del menorqu¨ªn volvi¨® a ser el reloj: poco m¨¢s de un minuto disponible tras la jugada 25. Y as¨ª era muy dif¨ªcil sostener la ventaja frente a un rival tan duro, que logr¨® arrancar medio punto y forzar el desempate r¨¢pido.
Vallejo tuvo otra gran oportunidad en la primera partida del desempate (cinco minutos por bando m¨¢s tres segundos de incremento por jugada), cuando logr¨® clara ventaja merced a una buena novedad en la apertura. So err¨® en su respuesta, y qued¨® contra las cuerdas. Pero entonces volvi¨® a ocurrir lo previsible: el espa?ol no gestion¨® bien su tiempo, la ventaja se le escurri¨® entre los dedos y termin¨® perdiendo.
El menorqu¨ªn lo intent¨® con denuedo en la ¨²ltima partida, y logr¨® montar cierto ataque con negras a pesar del cerrojo que le hab¨ªa planteado su rival. Incluso ofreci¨® un caballo en sacrificio, pero el estadounidense esquiv¨® el golpe y a continuaci¨®n acept¨® el empate en una posici¨®n ganadora. En total, 3,5-2,5, sin brillar a la altura de su inmenso talento.
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