Wimbledon pierde al rey Federer
El sudafricano Anderson remonta dos sets y una bola de partido (2-6, 6-7, 7-5, 6-4 y 13-11), y despacha al gigante de la hierba en un pulso de 4h 14m. Se medir¨¢ en semifinales a Isner (6-7, 7-6, 6-4 y 6-3 a Raonic)
Hay una se?al inequ¨ªvoca de que la cosa no marcha bien.
Cuando Roger Federer se retira con el dedo ¨ªndice la ¨²nica l¨¢grima de sudor que recorre su mejilla significa que algo se ha torcido, que la historia pinta fea y que est¨¢ a punto de producirse algo importante. En este caso, la ca¨ªda del rey de la hierba, el adi¨®s contra todo pron¨®stico del suizo en los cuartos. Un petardazo como una catedral, porque solo los m¨¢s osados, osad¨ªsimos ellos, contaban con el gigant¨®n Kevin Anderson. A este le dio por reventar todos los esquemas. Remont¨® dos sets, una bola de partido y despach¨® al de Basilea de su jard¨ªn. En Wimbledon, de repente, un golpe de estado: 2-6, 6-7, 7-5, 6-4 y 13-11, despu¨¦s de 4h 14m. Contra cualquier tipo de l¨®gica,
Federer a un lado. Ko.
El d¨ªa comienza feliz para ¨¦l, con el tenis sedoso de siempre, dos parciales arriba y acariciando un r¨¦cord ¨Cel de superar las 34 mangas consecutivas que ¨¦l mismo estableci¨® de 2005 a 2006¨C que al final no llega. Anderson no se rinde, se levanta y desaf¨ªa. Le ara?a una manga y a medida que avanza el reloj va enredando m¨¢s y m¨¢s, a la vez que se tuerce el gesto del suizo. Para cuando se quiere dar cuenta, Federer se ha metido en un agujero del que no podr¨¢ escapar. Su adversario le fr¨ªe con el servicio (28 aces) y va derriti¨¦ndole hasta derivar el partido a la circunstancia ideal para ¨¦l: quinto set, sin tie-break de por medio, con el rey inmerso en un mar de dudas y cada vez m¨¢s cegado, m¨¢s obtuso. M¨¢s desenfocado.
As¨ª, a partir de las condiciones m¨¢s adversas, Wimbledon ha forjado infinidad de h¨¦roes inesperados y ha derribado mitos. Ninguno como el de Federer, ocho veces ganador en Londres, idolatrado por un p¨²blico que este mi¨¦rcoles tuvo que emigrar a la Pista 1 porque la organizaci¨®n as¨ª lo hab¨ªa decidido. Por primera vez en tres a?os, el campe¨®n de 20 grandes actuaba lejos de la central, su Catedral, y la mudanza le desnaturaliz¨® cuando nadie, si acaso muy pocos, lo preve¨ªan. De repente, Anderson tumba al gran gigante verde y se hace un nombre, aunque ya hab¨ªa ido dejando algunas pistas. Octavo mejor jugador en estos momentos, el a?o pasado ya se filtr¨® hasta la final del US Open y ahora presumir¨¢ de la haza?a.
Hasta ahora, esta edici¨®n se hab¨ªa traducido en un paseo militar para Federer, que fue deshojando la margarita ¨CLajovic, Lacko, Struff y Mannarino¨C sin mostrar el m¨¢s m¨ªnimo signo de debilidad. Todo lo contrario. A lomos de esa fant¨¢stica serie de victorias que le condujo al t¨ªtulo el curso pasado y le hab¨ªa reforzado a¨²n m¨¢s si cabe en este, al final fue v¨ªctima de su propia superioridad.
De la bravuconada a una realidad
Poco exigido hasta ahora, m¨¢s all¨¢ de su incuestionable categor¨ªa en la superficie, encar¨® a Anderson con determinaci¨®n, pero despu¨¦s fue levantando el pie del acelerador y pec¨® de un exceso de conformismo. No se asom¨® apenas a la red hasta que el enredo adquiri¨® dimensiones considerables, y en ese punto fue perdiendo el color y difumin¨¢ndose, a la vez que el sudafricano se lo crey¨®, percuti¨® e insisti¨® hasta que el rey inclin¨® definitivamente la rodilla.
Veterano de 32 a?os, Anderson (Johannesburgo, torre de 2,03) tuvo la frialdad y el temple, sabedor de que tarde o temprano Federer caer¨ªa como fruta madura. Arrestos y amor propio no le faltan. Hace cuatro meses, durante la jornada de atenci¨®n a los medios en Indian Wells, afirm¨® que a su mejor nivel no ten¨ªa nada que envidiar a Nadal y Federer. Una bravuconada que este mi¨¦rcoles se hizo realidad, porque entr¨® en combusti¨®n y el segundo (ojo: 3/12 en opciones de break) fue descomponi¨¦ndose, sin saber c¨®mo frenarle. Ya hab¨ªa derrotado a otros dos colosos, Novak Djokovic (Miami 2008) y a Andy Murray (Canada 2011 y US Open 201), de modo que la ¨²nica muesca que le falta a su rev¨®lver es la de un triunfo contra el mallorqu¨ªn.
Lo que arranc¨® estupendamente para Federer (36 a?os) finaliz¨® en una lenta y desesperante agon¨ªa. De repente, sin l¨®gica alguna (porque el tenis no la tiene), Wimbledon se echaba las manos a la cabeza y sollozaba. Su rey, El Rey, se iba antes de lo previsto.
¡°ESTOY DECEPCIONADO, PERO ESTOY BIEN¡±
Elegante en toda circunstancia, le sea o no favorable, Federer subray¨® el partido de Anderson y desdramatiz¨® su derrota. Sin exteriorizar nada m¨¢s all¨¢ de la pena acorde a una despedida, el suizo insisti¨® en el m¨¦rito del sudafricano y dijo querer pasar p¨¢gina para regresar el pr¨®ximo a?o a Londres y reparar este ¨²ltimo da?o.
¡°No s¨¦ cu¨¢nto tiempo tardar¨¦ en recuperarme. Puede que sea mucho o tal vez media hora¡ El objetivo es volver aqu¨ª la pr¨®xima temporada y ganar. Estoy decepcionado, l¨®gicamente, pero estoy bien¡±, indic¨® el suizo, que este a?o hizo otra vez una apuesta en firme por la hierba y no compiti¨® en la gira de tierra batida.
¡°Claro que es decepcionante perder despu¨¦s de ganar los dos primeros sets y tener un punto de partido, pero ya me ha ocurrido esto antes¡±, recordaba. ¡°No me estaba sintiendo mal, en realidad. No ten¨ªa fatiga mental, pero ahora s¨ª que la tengo. Hay veces que no est¨¢s bien, pero das lo mejor de ti; al menos lo suficiente como para seguir peleando en la pista y ganar", agreg¨®.
E incidi¨® para concluir: ¡°El partido no fue horriblemente negativo. No estaba siendo uno de mis mejores d¨ªas, pero s¨ª en la media de uno en el que podr¨ªa haber ganado¡±.
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