Un sprint antes del Aubisque
Mikel Landa, en nombre de los escaladores, se muestra dispuesto a un ataque lejano que haga temblar el Tour aunque no llegue al l¨ªder s¨®lido, Geraint Thomas
Pau son los Pirineos y en la plaza de Verd¨²n huele a Aubisque y a Tourmalet, aunque a veces le toca sprint, como el que gana Arnaud Demare, un superviviente de las monta?as que se deja invadir por el aroma y relata su epopeya de sprinter pesado luchando a c¨¢mara lenta contra la fuerza de la gravedad, tan pesada, y contra el fuera de control que le machac¨® el a?o anterior y que a¨²n recuerda con terror.
Croix Fry, Croix de Fer, Madeleine, Rosi¨¨re, Alpe d¡¯Huez, Peyresourde, Azet, Portet¡ a Demare le faltan dedos de la mano cuando empieza a contar c¨®mo ha sido uno de los pocos sprinters capaz de subirlos todos atrapado en el autob¨²s de los lentos, y c¨®mo merece la victoria, su segunda victoria en cuatro Tours, y qu¨¦ desgraciado es su rival alem¨¢n, Gorila Greipel, quien desde que se retir¨® porque no pod¨ªa con la Croix de Fer no hizo m¨¢s que tuitear denuncias contra compa?eros que suben agarrados a los coches de sus directores, qu¨¦ tramposos, y Demare el que m¨¢s. Demare le contest¨® probando que sub¨ªa a pelo y que buenas palizas se ha dado, y Greipel retir¨® su acusaci¨®n. Pero al mejor sprinter franc¨¦s de la d¨¦cada, la duda le ofende, y relata de nuevo su calvario, cruz a cuestas, por Alpes y Pirineos hasta la victoria en un sprint claro ante su compatriota Laporte en Pau, donde solo se puede hablar de monta?as y se lamenta que la raza de escalador puro sea una especie en v¨ªas de extinci¨®n, Nairo Quintana.
A Nairo, el escalador puro, el Tour le espera de nuevo el viernes, la ¨²ltima gran etapa, Aspin, Tourmalet, Aubisque por el lado f¨¢cil y descenso a Laruns, por la subida dif¨ªcil. Pero Nairo no extiende los dedos para contar y emocionar con sus expectativas, sino que lo hace solo para recitar, ¡°tobillo, rodilla, cadera, hombro, todo el costado izquierdo¡¡±, la parte herida de su cuerpo peque?o que golpea entre asfalto y cuneta blanda a mitad de la etapa llana que recorre el Gers y su ma¨ªz regado espectacularmente con aspersores gigantescos junto a los vi?edos de Madiran, donde los emigrantes espa?oles se ganaban la vendimia. Son solo golpes y heridas superficiales, sin afectaci¨®n ¨®sea, precisa el m¨¦dico del Movistar, Jes¨²s Hoyos, que no les da m¨¢s importancia que la que todo trauma tiene, y la persecuci¨®n acelerada de todo el equipo para devolver al colombiano a un pelot¨®n que vuela en fila india bajo un calor achicharrante y h¨²medo. ¡°No le afectar¨¢n mucho en la monta?a¡±, promete el m¨¦dico.
En la monta?a les afecta a todos la permanente contradicci¨®n entre sus deseos y sus posibilidades; el miedo que paraliza al escalador puro que disfrutar¨ªa como nadie dando un golpe legendario y a los grandes corredores que piensan resistir y esperan que sus vecinos de clasificaci¨®n se hundan bajo una p¨¢jara sin necesidad de empujarlo. Pero se quiere o¨ªr solo la voz de los escaladores, tan pocos, dicen en Italia, donde siempre recuerdan a Pantani y echan de menos a Nibali, al Tibur¨®n que se rompi¨® una v¨¦rtebra y ahora tendr¨¢ que operarse y seguramente se pierda la Vuelta y quiz¨¢s el Mundial, el primer Mundial para escaladores en d¨¦cadas.
Mikel Landa habla y dice lo que todo el mundo quiere o¨ªr de su boca y de sus ojos inquietos. De Landa se espera como al mes¨ªas, la esperanza del ciclismo espa?ol en el Tour, un ataque de larga distancia desde el Tourmalet, por lo menos, donde los vascos de camisetas naranjas ser¨¢n mayor¨ªa, a 100 kil¨®metros de la meta, y Landa dice que, en efecto, que eso es lo que hay que hacer, y tener compa?eros de avanzadilla para llegar m¨¢s entero al pie del primero de los tres tramos del Aubisque, llamados Bord¨¨res, Soulor y Aubisque propiamente, y sus t¨²neles en los que se refugian las vacas y las ovejas cuando la niebla tan h¨²meda las despista. Si no se hace as¨ª, si llegamos juntitos al ¨²ltimo Aubisque, si nadie ataca antes, no pasar¨¢ nada, vuelve a recordar Landa, que no es uno de boca grande anunciando grandes haza?as. Al contrario, le gusta hablar de ellas solo en pasado.
Para eso, piensa Nairo, se necesita al gran Nairo, no valdr¨¢ el Nairo solo muy bueno del Portet. Nairo, recuperado moralmente con la victoria, hace sus cuentas despu¨¦s de mirar su potenci¨®metro: Portet, 49 minutos, 6,03 vatios por kilo. Ese es el Nairo solo muy bueno. El gran Nairo, el de Semnoz en el Tour del 13 o el de Val Martello en el Giro del 14, son 6,3 vatios por kilo. Ese Nairo debe salir, piensa y se lo dice a sus compa?eros.
A su lado, Peter Sagan hace otras cuentas, la de todos los rasgu?os que le dej¨® la ca¨ªda bajando el Azet la v¨ªspera, y c¨®mo sigue en el Tour solo porque tiene asegurado su sexto maillot verde y quiere llegar a Par¨ªs para lucirlo en el podio y le aplauda Erik Zabel, cuyo r¨¦cord iguala.
All¨ª, en los Campos El¨ªseos, tendr¨¢ prioridad otro podio, el de los tres primeros del Tour que, seguramente, ser¨¢ pisado por primera vez por tres corredores, Thomas, tan seguro en la monta?a, Dumoulin y Roglic, dos m¨¢quinas para la contrarreloj que el s¨¢bado lo decidir¨¢ todo, y castigar¨¢ a los escaladores, tan escasos.
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