El orgullo de alcanzar Par¨ªs borra las miserias vividas
Adem¨¢s de la inesperada victoria de Geraint Thomas, lo que m¨¢s me ha sorprendido de este Tour ha sido la belleza de un recorrido en el que los aspectos paisaj¨ªsticos tienen tanto peso como los deportivos
El t¨®pico no deja de ser cierto por mucho que sea una experiencia mil veces repetida; la intensidad del sentimiento ser¨¢ variable, pero el n¨²cleo de la emoci¨®n permanece invariable: cuando el ciclista participante en el Tour divisa en la lejan¨ªa la silueta de la Torre Eiffel camino de los Campos El¨ªseos, el sentimiento de orgullo y satisfacci¨®n te abruma con tanta intensidad que hasta olvidas por un momento las miserias vividas en estas tres semanas, y te enga?as a ti mismo con el pensamiento de que tampoco ha sido tan complicado.
Ayer por la noche lo recordaba mi compa?ero en este Tour, Andy Schleck, el ganador de 2010, en una peque?a charla con nuestros invitados. Con cierta nostalgia, el resto de excorredores all¨ª presentes asent¨ªamos, recordando las veces que cada uno de nosotros hab¨ªamos estado en Par¨ªs en similar circunstancia. Y nadie pensaba entonces en resultados, clasificaciones, etapas, era tan solo una cuesti¨®n sentimental.
Mi Tour 2018, por tercera vez consecutiva, ha sido un Tour avant tal y como lo denomina la propia organizaci¨®n. He participado en un programa recibiendo, guiando, acompa?ando y entreteniendo a invitados de empresa que tienen la ocasi¨®n de vivir una etapa del Tour de Francia sinti¨¦ndose parte activa de la carrera.
He realizado todos y cada uno de los kil¨®metros de este Tour ¡ªexceptuando algunos tramos de pav¨¦s el d¨ªa de Roubaix¡ª con una antelaci¨®n en torno a 15-30 minutos con respecto a los corredores. Suficientemente lejos como para no molestar el desarrollo de la carrera; suficientemente cerca para sentir el ambiente de expectaci¨®n del p¨²blico en las cunetas. Este a?o ligeramente menos numeroso, pero igual de apasionado.
Y al margen del resultado, de la sorprendente victoria de Geraint Thomas ¡ªque interpreto m¨¢s como una victoria del m¨¦todo Sky, el equipo por encima de las individualidades, que del m¨¦rito del propio corredor¡ª, lo que m¨¢s me ha sorprendido de este Tour ha sido la belleza del recorrido, lo atractivo en general de un trazado en el que los aspectos paisaj¨ªsticos tienen tanto peso como los deportivos. O quiz¨¢ hasta m¨¢s. Francia es un pa¨ªs que enamora cuanto m¨¢s lo conoces. Y pocas f¨®rmulas mejores se me ocurren para conocer este pa¨ªs que realizar el recorrido ¨ªntegro de un Tour.
Los paisajes de la Vend¨¦e en la isla de Noirmoutier. Las sorprendentes carreteras serpenteantes de la Breta?a en la etapa de Quimper, en el Finisterre bret¨®n. La salida de Brest con aquella luz tan especial. La Breta?a en general, un lugar donde ¡ªdicen¡ª que el sol escasea, pero que nos ha recibido con un calor y un orgullo inh¨®spito, dudo que haya alguien en este Tour que no haya recibido un agradecimiento por parte de alg¨²n bret¨®n an¨®nimo por llevar la carrera a su territorio.
Despu¨¦s viramos al Norte y visitamos Arras camino de Roubaix, con una salida y un recorrido neutralizado dif¨ªcil de mejorar, aunque los corredores no disfrutar¨ªan mucho de ello debido a los nervios que se respiraban en el ambiente por la cercan¨ªa de los temidos 15 sectores de pav¨¦s. Y de all¨ª saltamos a los Alpes en el d¨ªa de descanso para afrontar la etapa de Le Grand-Bornand, aquella donde Van Avermaet, el l¨ªder en aquel entonces, demostr¨® lo que significa en argot la palabra ¡°clase¡±.
Al d¨ªa siguiente apareci¨® por sorpresa uno de los paisajes que m¨¢s recordar¨¦ de este Tour, el tramo entre el Col du Pr¨¦ y el Cornet de Rosselend, atravesando la majestuosa presa del lago de Rosselend. Grandioso es un adjetivo modesto para describir aquello. Ese mismo d¨ªa fue cuando Geraint Thomas present¨® su candidatura a este Tour arrebat¨¢ndole la victoria a un valiente ¡ªy entonces exhausto¡ª Mikel Nieve.
Y as¨ª lleg¨® la gran etapa alpina, el d¨ªa de Alpe D¡¯Huez, un recorrido archiconocido con el peque?o a?adido de los Lacets de Montvernier, en el que se ascend¨ªa un coloso como el Col de la Croix de Fer, en mi opini¨®n, el puerto m¨¢s bonito de todos los Alpes por como va variando el paisaje a medida que lo asciendes.
En el tr¨¢nsito Alpes-Pirineos este a?o echamos de menos la Provenza, el olor a lavanda, pero volvimos a pasar de nuevo por Vallon-Pont d¡¯Arc ¡ªesta vez camino de Mende¡ª, un lugar que huele a can¨ªcula, verano y vacaciones, que no s¨¦ muy bien por qu¨¦ motivo invita a recorrer sus carreteras a lomo de una bicicleta.
Y tras pasar por debajo del viaducto de Millau, llegamos a los Pirineos donde esperaba la traca final, el asalto a la fortaleza del Sky que nunca se consum¨®. Llegamos a Bagn¨¨res de-Luchon atravesando la cueva de Mas-d¡¯Azil, un paraje impresionante que apareci¨® por sorpresa tras un r¨¢pido viraje a izquierdas. Y al d¨ªa siguiente, en el experimento de etapa de 65 kil¨®metros, era surrealista comprobar c¨®mo desde el Alto de Peyragudes, te sent¨ªas capaz de tocar con la mano a los espectadores que esperaban en el Col de Val Louron-Azet, justo en la ladera opuesta del valle. Y qu¨¦ decir del Col du Portet, esa extensi¨®n de la conocida subida a Saint-Lary- Soulan en la que Nairo Quintana sac¨® a relucir esa casta que ha recibido de la madre naturaleza. Una subida impropia de los Pirineos, por pendientes y longitud, que supone un gran descubrimiento para ediciones futuras.
Y quedaron para el final la etapa reina de los Pirineos, con el omnipresente Tourmalet, y el descubrimiento de Col de Bord¨¦res justo antes del Soulor y la carretera excavada en el circo rocoso camino del Aubisque. La visi¨®n del mar de nubes en lo alto debi¨® inspirar a Roglic en aquel descenso, porque fue algo grandioso. Y qu¨¦ decir de la contrarreloj de Iparralde, un recorrido duro, t¨¦cnico, revirado y precioso. All¨ª donde Thomas apuntal¨® el final, donde Froome volvi¨® a pisar el podio, y donde Dumoulin demostr¨® que tras ser segundo en el Giro y en el Tour, es el nuevo nombre del Tour para las pr¨®ximas ediciones.
As¨ª ha sido mi Tour, duro e intenso para los corredores, relajado y vibrante para mis invitados. Ahora es tan s¨®lo el final, el principio de la vuelta a casa. Entonces, como dijo ayer Andy Schleck, al cruzar la meta de Par¨ªs comenzaba el trabajo para el Tour del a?o siguiente. Justo all¨ª, casi sin tiempo de disfrutar de lo que se acababa de conseguir.
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