Peque?os hero¨ªsmos
No se hablaba de bicefalia en el Sky, como s¨ª de tricefalia en el Movistar. En ese escenario, el Tour lo gan¨® un h¨¦roe liviano que apenas se dedic¨® a proteger su crisma
Hay hero¨ªsmos sin importancia, que solo merecen una peque?a referencia, o ninguna, en una l¨ªnea perdida de una cr¨®nica. Son hero¨ªsmos, as¨ª y todo, y cuando se dan las condiciones, te ayudan a ganar el Tour de Francia. Geraint Thomas fue el h¨¦roe an¨®nimo que en la primera etapa no se cay¨®, al contrario que Chris Froome, que perdi¨® cincuenta segundos, y Quintana, al que se le escurri¨® todo un minuto. En la contrarreloj por equipos se limit¨® a ser una pieza m¨¢s en el demoledor engranaje del Sky. Eso bast¨® para ara?ar cincuenta segundos a Landa y Valverde. Thomas fue tambi¨¦n el peque?o h¨¦roe, casi invisible, que al sexto d¨ªa de carrera no sufri¨® una aver¨ªa de su bicicleta en el alto M?r, como Dumoulin, al que se le escaparon treinta y dos segundos en esperar una nueva, y veinte de sanci¨®n por valerse del coche del equipo para recuperar terreno. Esa tarde Thomas lleg¨® a meta poco despu¨¦s que el ganador, y rob¨® ocho segundos a un Froome que en los instantes finales tuvo que abrirse. He ah¨ª otro hero¨ªsmo sin importancia.
Despu¨¦s de eso se sucedieron varias etapas mon¨®tonas, en las que no pas¨® nada destacado, salvo el cansancio y el estr¨¦s. Otra gran noticia para el hero¨ªsmo ligero. Pasados esos d¨ªas, casi no se mencionaba en p¨²blico al ciclista gal¨¦s como favorito. No se hablaba de bicefalia en el Sky, como s¨ª de tricefalia en el Movistar. En este escenario, el Tour lleg¨® al pav¨¦s de Roubaix. Hab¨ªa tal temor, que la polic¨ªa har¨ªa la etapa en motos todoterreno, los coches de carrera proteger¨ªan el c¨¢rter del motor con una pieza especial, y los corredores emplear¨ªan bicicletas con tubulares m¨¢s anchos, por si acaso. Adem¨¢s, como destac¨® Carlos Arribas en la previa, ¡°cada equipo contar¨¢ con un arma especial, su boleto de loter¨ªa¡±. Esa jornada, Geraint Thomas volvi¨® a ejercer de h¨¦roe liviano, apenas para proteger su crisma; no como Richie Porte, que se retir¨® con rotura de clav¨ªcula. Landa tambi¨¦n se fue al suelo, pero sobrevivi¨®.
Hubo que esperar a la segunda etapa de los Alpes, con final en el alto de La Rosi¨¨re, para ver a Thomas lanzar un ataque vehemente, sin llegar a ¨¦pico, a cinco kil¨®metros de meta, con el que sac¨® tiempo a todos los rivales, incluido su jefe de filas. Gan¨® la etapa y se enfund¨® el amarillo, pero advirti¨® que Froome era el l¨ªder del equipo y ¨¦l solo ¡°una inc¨®gnita para la ¨²ltima semana¡±. Fue una declaraci¨®n de humildad, antiheroica, que subsan¨® al d¨ªa siguiente, ganando en la ¨²ltima rampa de Alpe D?Huez, donde Nibali se cay¨® y abandon¨®. Faltaban los Pirineos, que sirvieron para confirmar que Thomas no ten¨ªa rival. Iba a imponerse a lo grande, apunt¨¢ndose tambi¨¦n el triunfo en la contrarreloj, pero prefiri¨® ganar a lo mediano, o a lo generoso, y al final desaceler¨® para que Froome ganase al menos una etapa, que, por una cadena de malentendidos, se apunt¨® Dumoulin. Fue un ¨²ltimo y rid¨ªculo hero¨ªsmo de alguien que acababa de ganar su primer Tour a los 32 a?os, una edad heroica.
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