Sufrido estreno de Cristiano con la Juventus
El conjunto de Allegri se lleva la victoria ante el Chievo en el tiempo a?adido en un partido en el que el portugu¨¦s no marc¨®
No es Cristiano un goleador prol¨ªfico en sus estrenos. No marc¨® en su debut con el Sporting de Portugal en 2002, ni con el Manchester United un a?o despu¨¦s, aunque s¨ª lo hizo con el Real Madrid hace nueve temporadas, ante el Deportivo desde el punto de penalti, en el inicio de una secuencia hist¨®rica. Este s¨¢bado, ya con la camiseta de la Juventus, volvi¨® a sentir ese vac¨ªo que abrasa por dentro a los goleadores cuando ven pasar su sustento por delante en un fest¨ªn que escapa a su control.
El conjunto turin¨¦s, triunfador incesante de una Serie A que no perdona desde 2011 ¡ªsuma siete Scudetti de forma consecutiva, la mayor racha del continente¡ª, sud¨® como nunca para derrotar a un Chievo valiente, respond¨®n, al que solo pudo superar en el tiempo a?adido. Y el salvador, como tantas veces le ocurriera cuando en su indumentaria predominaba un solo color, no fue esta vez Cristiano, sino Bernardeschi.
No fue el partido de CR, carente de galones (deportivos) en su nuevo equipo, a falta de gestas que reafirmen su condici¨®n de jugador franquicia. Por el momento el juego de la Juventus se desarrolla sin la necesaria intervenci¨®n continua del portugu¨¦s (no siempre el punto final de cada ocasi¨®n de gol), reconvertido formalmente en un nueve at¨ªpico, que se asemeja cada vez m¨¢s al p¨ªvot moderno. Ese que se aparta de la canasta para acabar siempre bajo su red. Con Dybala algo m¨¢s retrasado, y con dos extremos como Douglas Costa y Cuadrado, el conjunto de Allegri se mostr¨® desde el inicio tan punzante como aseado. Pjanic y Khedira amasaron el bal¨®n y no pasaron ni tres minutos cuando el alem¨¢n caz¨® un rechazo dentro del ¨¢rea para enviar la pelota al fondo de la porter¨ªa de Sorrentino.
Abrasivo en su dominio y con el marcador de cara, los valores contables de la Juve no paraban de crecer. El Chievo pareci¨® desnortado, incapaz de suturar una hemorragia que amenazaba con llev¨¢rselo por delante. Sin embargo, una jugada tan manida como efectiva ¡ªcentro al coraz¨®n del ¨¢rea en ese limitado espacio que distancia a los dos centrales¡ª, Stepinski igual¨® al marcador en los ¨²ltimos latidos de la primera parte. Poco antes Cristiano hab¨ªa rematado lig¨¦ramente desviado tras recibir un buen pase de Cuadrado.
Sorprendido por una reacci¨®n tan inesperada como da?ina, la Juventus trat¨® de agarrarse a Dybala para desatascar la cada vez m¨¢s poblada defensa del Chievo. Sorrentino, un veterano de 39 a?os, se luci¨® en un nuevo disparo de Cristiano que repeli¨® de manera impecable. El plan se le descuadr¨® por completo a la Juve cuando Cancelo derrib¨® a Giaccherini dentro del ¨¢rea y el propio jugador convirti¨® el lanzamiento desde el punto de penalti.
El VAR, protagonista
El golpe estres¨® a la Juventus, atribulada en la elaboraci¨®n, demasiado ansiosa por marcar. Lo logr¨® por medio de Bonucci, que incomod¨® lo suficiente a Bani para el que el jugador del Chievo desviase a su porter¨ªa un centro lanzado por Bernardeschi. Obtenido el empate la victoria le pareci¨® m¨¢s cerca que nunca a la Juve que la acarici¨® con un gol de cabeza de Mandzukic que no subi¨® al marcador hasta que el VAR lo decret¨®, aunque tras revisar lo ocurrido en la escena anterior ¡ªuna mano de Cristiano¡ª, qued¨® anulada. El gol volv¨ªa a escapar del portugu¨¦s y de una Juve a la que se le acababa el tiempo.
Aturdido Sorrentino por el golpe (involuntario de CR) y sustituido despu¨¦s por Seculin, la inseguridad se instal¨® en el Chievo, que no pudo evitar el decisivo tanto de Bernardeschi, tras desvi¨® a la red un centro de Sandro por la banda izquierda. Todo ocurri¨® ante la atenta mirada de un Cristiano que se qued¨® con las ganas en un festival de esos en los que acostumbra a dominar.
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