Kwiatkowski regala el maillot rojo en las Alpujarras
El franc¨¦s Rudy Molard, nuevo l¨ªder de la Vuelta tras una etapa con fuga en la que se impuso el australiano Clarke
¡°Y aqu¨ª est¨¢n los Yeith¡ Los Yateh, eso¡±, dice la joven grana¨ªna a la amiga con la que se pasea en la salida de la Vuelta cuando pasan por delante del autob¨²s del Mitchelton. Simon Yates, pues hablan de ¨¦l y de su sim¨¦trico Adam, el hermano m¨¢s salvaje, deja huella. Cuesti¨®n de estilo, de su alergia al c¨¢lculo, dicen en su equipo, donde quieren templarlo poco a poco para hacerlo m¨¢s eficiente. El primer paso es dar fondo a su bravura, el segundo ser¨¢ obligarle a medirla para evitar lo que le pas¨® en el Giro, donde, dominador espl¨¦ndido durante 19 d¨ªas, se hundi¨® v¨ªctima del derroche, y de su emoci¨®n incontrolable. El d¨ªa duro de los barrancos de Alfacar, solo la cuarta etapa de la Vuelta, el ingl¨¦s ya busc¨® el liderato con un ataque de los suyos, de cuando parece que lo peor de un puerto ha pasado y a todos les duelen las piernas y la cabeza, y un poco el est¨®mago, y ¨¦l sale para hacer da?o y recordar que lo peor a¨²n tiene que llegar, pero antes de salir de Granada mira el perfil de la etapa, le dicen de que van las Alpujarras, al sur de Granada, al sur de Fi?ana hacia el mar, y los paisajes calcinados de precipicios sobre pruelos blancos colgados, y las hondonadas que son hornos, y se toma un paracetamol para bajar la temperatura de su cuerpo ya ardoroso. Para ¨¦l, como para los favoritos de la Vuelta, el d¨ªa ser¨¢ de pura supervivencia. Sin alardes y con mucho sudor.
Para eso, para el dispendio energ¨¦tico, est¨¢n los fugados, que son 25 y cuentan con la bendici¨®n del Sky de Kwiatkowski, que tiene ganas de ceder el liderato a un secundario con ganas y quitarse de encima la obligaci¨®n de trabajar. El elegido es un franc¨¦s, Rudy Molard, que est¨¢ a solo cuatro minutos en la general y, sin ser figura, tiene calidad suficiente y moral para mantener el peso unos d¨ªas, hasta el domingo de La Covatilla, por lo menos, donde Simon Yates y los dem¨¢s mejores volver¨¢n a ser protagonistas.
Molard, que no es abus¨®n, dej¨® a otros que lucharan para ganar la etapa, acci¨®n en la que se impuso un australiano veterano, Simon Clarke, que ya ten¨ªa experiencia triunfadora en la Vuelta (la etapa de Valdezcaray y el reinado de la monta?a en 2012) y que se manej¨® a la perfecci¨®n con los dos con los que lleg¨® al paseo mar¨ªtimo de Roquetas, el holand¨¦s volador Mollema y el pelirrojo del V¨¦neto De Marchi, lo que no era muy complicado. De Marchi no es el mismo que impresionaba hace a?os y Mollema es un amigo
Cuando al formarse una gran fuga sus habitantes comprueban que Mollema viaja con ellos sonr¨ªen felices y hasta aplauden. No hay ciclista m¨¢s generoso en un esfuerzo que sabe in¨²til, pues siempre llega hasta el final y nunca gana. Es la esencia del desprendimiento que acelera y deja que todos aprovechen su sudor ascendiendo el Marchal aterrador en la sierra de G¨¢dor, donde el aire es de mar y mueve los grandes molinos de energ¨ªa e¨®lica, y el mar verdadero, el Mediterr¨¢neo c¨¢lido que genera la brisa que refresca las piernas y las voluntades, se adivina cercano en el descenso vertiginoso, m¨¢s all¨¢ del mar de pl¨¢stico y los invernaderos que apestan a pesticida, a abono qu¨ªmico y a explotaci¨®n, y a calabacines sosos, y del mar de cemento y los apartamentos para turistas que ciegan el horizonte.
Mollema, como Nibali como Porte como Zakarin, era uno de esos que hab¨ªan anunciado que pensar¨ªan en la general si eran capaces de resistir delante los primeros d¨ªas de la gran criba, y que no resisti¨®. No llegaba a la Vuelta especialmente motivado despu¨¦s de acabar el Tour tan desprendido y generoso en las fugas como sigue en la Vuelta y como sigui¨® en la Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n. Los que han resistido ya respiran m¨¢s aliviados, m¨¢s a¨²n y los Sky, sin el peso del maillot rojo que querr¨¢n recuperar con Kwiatkowski llegado el momento. El jueves toca una etapa por la costa que promete ser menos calurosa¡
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