Buscando a Cristiano
La ausencia del delantero portugu¨¦s es de tal tama?o que no hacemos m¨¢s que verlo en los sitios en los que no est¨¢
VAR: f¨²tbol con preservativo. Veo el f¨²tbol como un juego salvaje en el que la tecnolog¨ªa no tiene cabida y, por pura coherencia, miro al VAR como a un intruso que nos cuenta una verdad a destiempo. Tener raz¨®n tarde puede que sea inoportuno, pero no deja de ser justo. Como no es decente hablar contra la justicia, por pura incoherencia, me uno con desgana a los aplausos que recibi¨® el VAR en las primeras jornadas de Liga. Errores aparte, que los hay, el VAR ayuda a que los conspiranoicos dejen de ver al ¨¢rbitro como un bulto sospechoso. El sentimiento de justicia y la paz social tras una decisi¨®n de la junta arbitral no son cuestiones menores, pero le quita al f¨²tbol la explosividad espont¨¢nea, que es parte importante de su naturaleza. El juego ¡°salvaje y sentimental¡±, que defini¨® el infalible Javier Mar¨ªas, se nos est¨¢ civilizando al precio de tener que gritar gol un minuto despu¨¦s del gol.
Hecho el VAR, hecha la trampa. Como el c¨®digo moral del f¨²tbol tiene mucha picard¨ªa acumulada, har¨¦ una advertencia como modesta contribuci¨®n a esta revoluci¨®n purificadora. Como el VAR mira con mucha atenci¨®n el ¨¢rea, el resto del campo perdi¨® trascendencia disciplinaria. Si dentro del ¨¢rea te condenan a pena de muerte, fuera del ¨¢rea puede bastar con una advertencia. De manera que van a crecer las llamadas faltas t¨¢cticas, esas que en el colmo del cinismo llamamos ¡°faltas inteligentes¡±. La cosa es as¨ª: ante la p¨¦rdida se presiona y, si no se recupera el bal¨®n al instante, se busca la falta. Se le pide perd¨®n al rival herido como si la patada hubiera sido un accidente no premeditado, se escucha el serm¨®n del ¨¢rbitro con cara de arrepentido y se contin¨²a el juego con el equipo castigado perfectamente ordenado detr¨¢s de la l¨ªnea del bal¨®n. Con un poco de suerte, en el segundo tiempo el ¨¢rbitro, ya cansado de hablar, saca una tarjeta. Si se van a poner serios en las ¨¢reas, no se olviden de ser exigentes en el resto del campo porque, de lo contrario, los entrenadores m¨¢s pragm¨¢ticos y los jugadores m¨¢s astutos van a empezar a pegar patadas preventivas. El f¨²tbol es un continuo y no sabemos cu¨¢ntos goles se evitan con faltas que parecen intrascendentes en el medio del campo.
Par¨¢lisis por an¨¢lisis. Aumenta el n¨²mero de ¨¢rbitros y aumenta, a¨²n m¨¢s, el n¨²mero de integrantes de los cuerpos t¨¦cnicos. Si sumamos entrenadores, preparadores f¨ªsicos, psic¨®logos, nutricionistas, fisioterapeutas y analistas del juego propio y del rival, el n¨²mero ya supera al de jugadores. En estos d¨ªas J¨¹rgen Klopp sorprendi¨® contratando a un entrenador de saques de banda. El especialista se llama Thomas Gronnemark, es dan¨¦s y ha detectado 25 aspectos a la hora de realizar un saque de banda. Si hablamos con ¨¦l seguro que terminaremos creyendo que al f¨²tbol se juega con las manos. Porque cada colaborador, en su parcela, se siente important¨ªsimo. Y seguramente lo es, puesto que aporta informaci¨®n. Pero internet ya nos ense?¨® que una cosa es la informaci¨®n y otra el criterio para discriminarla, y creo que estamos corriendo el riesgo de sobreanalizar el f¨²tbol. El riesgo consiste en aumentar la importancia de los detalles, convirtiendo lo esencial en secundario.
Grandes misterios. Cristiano Ronaldo dej¨® un vac¨ªo muy grande en el Madrid, en la Liga, en Espa?a¡ Su ausencia es de tal tama?o que no hacemos m¨¢s que verlo en los sitios en los que no est¨¢. Da igual en el Bernab¨¦u, en una entrega de premios o en un telediario. Lo buscamos sin encontrarlo. El principio del misterio es convertir en presencia la ausencia y eso nos deber¨ªa estar ocurriendo con sus goles y su carisma medi¨¢tico. Pero el misterio del Madrid es m¨¢s grande a¨²n que el de Cristiano, de modo que bastaron tres partidos para que Benzema y Bale se encarguen de sus goles y Modric de sus trofeos. Se trata de convertir la ausencia en olvido, pero tres partidos es demasiado poco para dar por zanjado el problema. Porque el misterio contra el que no pueden luchar ni Cristiano ni el Madrid se llama f¨²tbol y a¨²n no dict¨® sentencia definitiva.
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