Un cadete frena al Madrid
Unai Sim¨®n, el novato portero del Athletic, sostiene a un equipo vasco que compite con mucho cuajo frente a un Real muy exigido de principio a fin
Un partido muy machote dej¨® a medias al Athletic y al Madrid. En un duelo con muchas curvas, siempre bravo y noble, uno y otro guerrearon de lo lindo. Siempre compiti¨® el equipo local. Y siempre se esmer¨® el visitante. Cada cual tuvo sus momentos y cada cual supo sostenerse en sus fases menos l¨²cidas. En definitiva, un choque de alto voltaje, como tantos cl¨¢sicos entre Athletic y Real, con nervio y muchas chispas. Un encuentro sin miramientos, solo apto para gente con mucho cuajo. Esta vez, lo tuvo hasta Unai Sim¨®n, de 22 a?os, en su primer curso en la ¨¦lite, el ¨²nico cadete en San Mam¨¦s. Si acent¨²a actuaciones como esta, el chico habr¨¢ terminado con el nomadismo en la porter¨ªa sagrada del Athletic.
Tuvo cuerpo el equipo de Berizzo, bien estructurado y con mand¨ªbula en cada disputa. Al Madrid le qued¨® el bal¨®n, al que este curso mima con m¨¢s esmero y perpetuidad. La tocaba el Real, combat¨ªan los leones, m¨¢s dispuestos a jugar al espacio, al horizonte de Williams, que al pie. Lo contrario que los muchachos de Lopetegui, que en su anhelo inicial por dar comba a la pelota prescindi¨® de Casemiro en favor de Ceballos. A su lado, Kroos y Modric, un medio campo de seda frente a un adversario achuch¨®n, jabato.
Fue Modric el primero en flirtear con el gol. Antes de los dos minutos el croata casi caza un remate venenoso tras una estupenda dejada de Asensio. Con el partido equilibrado, aunque por v¨ªas antag¨®nicas, el cuadro de Berizzo se estiraba a la carrera, con Williams de liebre. Decidido a evitar toda contra, el Athletic puso empe?o en cerrar cada ataque, lo que le llev¨® a m¨¢s de una precipitaci¨®n. Le ocurri¨® al propio Williams, lo mismo que a Susaeta, a Yuri... La pausa era asunto de Muniain, p¨ªcaro y cada curso mejor int¨¦rprete de lo que requiere un partido.
Al Madrid le costaba gobernar a los locales por su falta de sinton¨ªa sin la pelota en propiedad. Al toque de corneta de Ceballos para provocar una emboscada a la zaga rojiblanca no siempre respondieron todos sus camaradas, lo que daba aire al Athletic.
Cada cual con su librillo, el duelo se atiz¨® a la media hora. Justo despu¨¦s de que el novato Unai Sim¨®n se iluminara ante un remate enroscado de Asensio, Susaeta amag¨® con hilar con Williams, que estaba en fuera de juego. El capit¨¢n vasco rectific¨® a tiempo y De Marcos, invasor del ¨¢rea, le dio una salida. A la zaga blanca le pill¨® la jugada m¨¢s pendiente del fuera de lugar del ariete que de la aventura de De Marcos. El centro del lateral produjo un enredo entre una selva de piernas visitantes, Williams y Muniain. Un gol a medias, aunque lo oficializara el segundo, el ¨²ltimo en dar carrete a un remate de su colega que ya circulaba hacia la red. Modric cerr¨® el primer acto con un zurdazo que encumbr¨® a Unai Sim¨®n, muy firme toda la noche, como si se hubiera matriculado hace siglos en San Mam¨¦s, donde su puesto es mucho m¨¢s que una cuesti¨®n mayor.
Del descanso ya no regres¨® Ceballos. Consciente de que su equipo tendr¨ªa que descamisarse, Lopetegui prefiri¨® echar un ancla con Casemiro. El Madrid tuvo otra combusti¨®n, fue m¨¢s voraz, m¨¢s el¨¦ctrico. Mientras, al Athletic cada vez le pesaban m¨¢s las piernas, desgastado por tanto asalto. En plena crecida madridista, Unai Sim¨®n subsan¨® de maravilla su ¨²nico error de la jornada. Despej¨® mal una falta lanzada por Bale, pero se agigant¨® ante Sergio Ramos, que, en posici¨®n ilegal, lleg¨® al rechace con el gol a un parpadeo. Un espejismo.
No fue el d¨ªa de Modric, como no lo fue de Bale. Lopetegui baraj¨® y les retir¨® sucesivamente. Entre un relevo y otro lleg¨® el empate por un cauce inopinado. Isco, sustituto de Modric, nunca fue un cabeceador, suerte en la que apenas se prodiga. Su cabeza est¨¢ para que le obedezcan los pies. Bale, por su parte, atina mejor con la zurda que con la derecha. Pues bien, a un centro al ¨¢rea del gal¨¦s con la pierna menos domesticada respondi¨® el malague?o con un cabezazo terminal.
Ni as¨ª se redimi¨® Bale, tan de puntillas todo el choque. Lopetegui le mand¨® a la sombra y apost¨® por un agitador como Lucas V¨¢zquez. Berizzo reaccion¨® con San Jos¨¦ por Williams, a la vista de que el Athletic ya iba con el coraz¨®n en los huesos, colgado del tendal de Unai Sim¨®n. ?l dio ox¨ªgeno a los suyos y en el tramo final el conjunto vasco se reanim¨® y de nuevo nivel¨® la contienda. Una contienda severa, con mucha tralla, recia y rotunda de principio a fin.
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