Mate al F¨¹hrer
El autor inicia una secci¨®n semanal en la que abordar¨¢ historias que desmientan que no se puede mezclar deporte y pol¨ªtica
En 1984 se anunci¨® un hallazgo asombroso en la colecci¨®n privada del bisnieto del ama de llaves de Emma Lowenstramm, una artista de origen jud¨ªo de la que se dijo que fue profesora de arte del joven Adolf Hitler en Viena. Se trataba de un grabado, datado en 1909, que mostraba a Lenin y Hitler jugando al ajedrez y estaba firmado en el reverso por los dos protagonistas. El bisnieto de esa ama de llaves se llamaba F¨¦lix Edenhofer y hab¨ªa tratado durante toda su vida de convencer al mundo de que aquel dibujo representaba una escena real; Edenhofer hijo hered¨® un dossier de 300 p¨¢ginas y ganas de hacer fortuna: en 2009 llev¨® el dibujo a una casa de subastas para tratar de venderlo.
A la vista saltaban dos problemas. Hitler, que ten¨ªa solo 20 a?os, se parec¨ªa mucho en el dibujo al Hitler de dos d¨¦cadas despu¨¦s, ya camino al poder. Lenin, por su parte, era calvo en 1909, pero aparece con una buena mata de pelo. Desde la casa de subastas se aleg¨® sobre Hitler que el cuadro era una recreaci¨®n art¨ªstica, no una fotograf¨ªa, y que Lenin en aquella ¨¦poca sol¨ªa ir disfrazado para evitar problemas con la polic¨ªa secreta de su pa¨ªs. Pese a todo, la casa de subastas reconoc¨ªa que no pod¨ªa garantizar la veracidad de aquello que dec¨ªa; no sab¨ªa, por tanto, si el grabado representaba algo que hab¨ªa ocurrido de verdad.
El debate acab¨® cuando ese mismo a?o The New York Times entrevist¨® a Richard J. Evans, experto en el Tercer Reich; Evans record¨® que en 1909 Hitler toc¨® fondo, lleg¨® a dormir en la calle y s¨®lo ten¨ªa un buen traje que usaba para ir a la ¨®pera, as¨ª que nunca se lo pondr¨ªa para jugar al ajedrez. Adem¨¢s, era un artista ¡°horrible¡± que nunca recibir¨ªa la bendici¨®n de Emma Lowenstramm; ni siquiera est¨¢ claro, remata, que supiese jugar al ajedrez, ni que le gustase. Por lo dem¨¢s, ?por qu¨¦ iba firmar un vagabundo un dibujo como si fuera una celebridad? En cuanto a Lenin, que s¨ª jugaba a menudo, no estaba a¨²n en el punto de mira de la Rusia de los zares como para andar por ah¨ª disfrazado, pese a ser el jefe de los bolcheviques.
Con quien s¨ª jug¨® al ajedrez Lenin fue con el poeta y artista Trist¨¢n Tzara, uno de los creadores del dada¨ªsmo, junto a Hugo Bell, en el Cabaret Voltaire, en Zurich. Bell fund¨® el cabar¨¦ en 1916; dur¨® seis meses abierto, seis meses en los que se produjo tal eclosi¨®n de artistas que est¨¢ reconocido como uno de los lugares sagrados de la cultura europea. Estaba en el n¨²mero 1 de la calle Spiegelgasse; en el n¨²mero 9 viv¨ªa Lenin. Se sabe que ¨¦l y Tzara coincid¨ªan en un caf¨¦ intermedio para jugar, y de sus partidas consta al menos una prueba: una imagen, ¨¦sta s¨ª real, en la que Lenin bosteza exageradamente encima de sus piezas como un drag¨®n abrasando a un ej¨¦rcito.
Una visita al cabaret Voltaire
Sergio E. Negri, en la revista Ajedrez 12, da cuenta de esta relaci¨®n con un extenso trabajo en el que recuerda una leyenda: que Lenin, en una visita al cabaret Voltaire, afirm¨® en ruso "da, da" ante las performances y transgresiones de los j¨®venes artistas; de esta manera habr¨ªa bautizado el movimiento Dad¨¢. Negri tambi¨¦n rese?a el libro The Posthuman Dada Guide: Tzara & Lenin play chess, de Andrei Codrescu. Seg¨²n este volumen, que es un juego metaf¨®rico, la partida que disputaron Tzara y Lenin, un a?o antes de la Revoluci¨®n de Octubre, habr¨ªa marcado el destino de la humanidad.
As¨ª, Codrescu plantea la partida como un duelo entre el hombre dad¨¢ y el hombre nuevo. Pero el dada¨ªsmo, anuncia Negri, pese ¡°a sus valores de ruptura de los tab¨²es y su relajaci¨®n dionis¨ªaca¡±, sali¨® derrotado ¡°ante el modelo de eficiente tecnoracionalismo del comunismo¡±. El ajedrez fue el deporte rey de la URSS. Pilar Bonet, en una cr¨®nica para EL PA?S publicada en 1984, informaba de que m¨¢s de cuatro millones de rusos estaban colegiados, la mitad de ellos ni?os. M¨¢s de 50 eran grandes maestros y unos 700, maestros. El Club Central de Ajedrez de Mosc¨² ten¨ªa como objetivos la ¡°pureza moral¡± y el ¡°amor y la devoci¨®n al modelo socialista¡±.
¡°Ajedrez jud¨ªo¡±, ¡°ajedrez ario¡±
En cuanto a Hitler, quiz¨¢ fuese cierto que no jugaba al ajedrez, pero el nacionalsocialismo hizo uso productivo de ¨¦l. En su web, Javier del Campo rese?a el libro Ajedrez bajo la cruz gamada, de Ralf Woelk: se dictamin¨® que hab¨ªa un ¡°ajedrez jud¨ªo¡± que era oportuno y buscaba un beneficio material, y un ¡°ajedrez ario¡± que era valiente y buscaba la victoria y el ataque desde la primera jugada. Terminaron creando un ajedrez propio sustituyendo las piezas por figuras de artiller¨ªa y en el tablero el terreno estaba lleno de marcas militares, hab¨ªa un r¨ªo y varios lagos.
M¨¢s luz aport¨®, desde el exilio, Stefan Zweig cuando escribi¨® su obra maestra Novela de ajedrez. En ella, un reputado maestro es doblegado por un desconocido que viaja en el mismo barco que ¨¦l. Se trataba de un hombre hecho prisionero y torturado por la Gestapo que, para sobrevivir en un r¨¦gimen de aislamiento total en su celda, hab¨ªa jugado cientos de partidas de ajedrez en su cabeza. Meses despu¨¦s, convencido de que el nazismo del que sali¨® huyendo de Alemania acabar¨ªa conquistando el mundo, Zweig y su mujer se suicidaron en Brasil ingiriendo veneno; fueron encontrados abrazados junto a cuatro cartas. Y un manuscrito que no se hab¨ªa publicado y lo har¨ªa al a?o siguiente: Novela de ajedrez. Hitler se suicid¨® bajo los escombros de su Reich tres a?os despu¨¦s.
La Olimpiada de Ajedrez se disputa estos d¨ªas en Batumi (Georgia).
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