El Bar?a se acaba en Messi
Aunque han recuperado su identidad futbol¨ªstica, los azulgrana se quedaron sin respuestas ofensivas para superar a un defensivo y combativo Valencia
No arranca el Bar?a en LaLiga ni despu¨¦s de perder el Madrid. A veces parece como si ambos equipos se marcaran mientras toman posiciones el Atl¨¦tico y hasta el nuevo l¨ªder Sevilla. No respondieron los blancos cuando flojeaban los azulgrana y los barcelonistas no paran de empatar en jornadas que invitan a marcar distancias como la de Valencia. Mestalla no es Mendizorroza sino que se presentaba precisamente como el mejor de los escaparates para un acto de afirmaci¨®n azulgrana despu¨¦s del ¨¦xito de Wembley. Los barcelonistas, sin embargo, se quedaron a mitad de camino, muy mejorados en su f¨²tbol, finalmente reconocibles en su idea de juego y al tiempo demasiado t¨ªmidos, sin la grandeza, la frescura y el desequilibrio necesarios para sobreponerse a un escenario y a un rival muy exigente a pesar de que llevan una d¨¦cada sin perder en Mestalla y jam¨¢s se doblegaron ante un conjunto entrenado por Marcelino.
Al Bar?a le cuesta defender en LaLiga incluso despu¨¦s de encontrar un equipo para atacar en la Champions. Los azulgrana conceden ocasiones sin que le chuten a porter¨ªa, empiezan los partidos con un gol en contra, abatido en Mestalla nada m¨¢s sacar de centro, cuando ni siquiera se hab¨ªan cumplido dos minutos, ausente a la salida de un c¨®rner botado por Parejo. Nadie atin¨® a rechazar en el primer palo, mal resguardado por Piqu¨¦ y Vermaelen, y Garay emboc¨® en el segundo palo, solo ante Ter Stegen.
A favor de marcador, el Valencia se encontr¨® antes de hora con el escenario so?ado en el siempre encendido estadio de Mestalla. Muy fuerte en defensa, se aplic¨® en las transiciones y dispuso de hasta tres llegadas muy francas en el ¨¢rea del Bar?a. No tuvo punter¨ªa, quiz¨¢ le falt¨® ambici¨®n y se resguard¨® muy cerca del arco de Neto. Los azulgrana tomaron la pelota, se afinaron en la circulaci¨®n, evitaron las p¨¦rdidas e insistieron en la presi¨®n hasta alcanzar el empate en un disparo de Messi.
El gol del 10
Luis Su¨¢rez se levant¨® despu¨¦s de ser derribado por Gay¨¢ en una acci¨®n que el ¨¢rbitro no interpret¨® como falta, apreciaci¨®n que evit¨® la intervenci¨®n del VAR para dirimir si era penalti, como reclamaba el 9. El uruguayo se rebel¨® acto seguido cuando se ofreci¨® para dar continuidad a la jugada de Messi. Toc¨® el rosarino despu¨¦s de conducir la bola con las dos piernas y se la devolvi¨® el uruguayo a la entrada del balc¨®n del ¨¢rea para que el 10 enganchara un tiro raso y ajustado al poste izquierdo de Neto: ya son 22 goles de Messi en 25 partidos ante el Valencia.
Ya estabilizado, el Barcelona se arrim¨® en cancha ajena, bien alimentado por los laterales y pas¨® a controlar el juego sin apenas esfuerzo, muy sereno y tranquilo, y tambi¨¦n poco vigoroso y punzante, incapaz de generar oportunidades, afeitado sobre todo por la poca participaci¨®n de Coutinho. Quisieron darse un respiro los muchachos de Valverde y propiciaron una contra del Valencia que no acab¨® en la red de Ter Stegen por muy poco despu¨¦s del tiro cruzado de Gay¨¢.
Los dos contra uno que montaba el Valencia a la carrera por los costados, sobre todo por el izquierdo, amenazaban a la zaga del Bar?a, la ¨²nica l¨ªnea que toc¨® Valverde respecto al partido de Wembley: Vermaelen entr¨® por Lenglet. El cambio no alter¨® la mec¨¢nica de juego del Barcelona. Los centrales no se distinguen precisamente por su contundencia sino por su saber estar, m¨¢s a gusto cuando el equipo se junta en cancha ajena que cuando se parte y se arrima a Ter Stegen.
Al Valencia, sin embargo, le falt¨® continuidad desde la lesi¨®n de Guedes. El portugu¨¦s aporta la calidad en un equipo muy f¨ªsico, fuerte y r¨¢pido, rico t¨¢cticamente y siempre dispuesto a atacar el espacio, nada que ver precisamente con el Barcelona. A los azulgrana les faltaba ritmo y profundidad despu¨¦s de esmerarse en posesiones largas, reconocibles con la entrada de Arthur. Ha vuelto el Bar?a que se organiza alrededor de la pelota, a veces blando y en ocasiones terminal, el que le va a Messi.
Masticaba bien la jugada el Bar?a y defend¨ªa mejor el Valencia. Aguardaban los locales un error y esperaban los azulgrana un acierto en un duelo de estilos opuestos, de muchos contrastes, que poco a poco vir¨® hacia el lado del Valencia. Los azulgrana perdieron finura, empezaron a ceder el bal¨®n y el campo, imprecisos y reiterativos en el error, faltos de intensidad y energ¨ªa, seguramente fatigados por el esfuerzo del mi¨¦rcoles en Londres.
Marcelino adivin¨® que era el momento para Rodrigo mientras Valverde miraba a Messi. No se juntaban bien los barcelonistas, les costaba presionar, y en cambio aceleraban los jugadores del Valencia. El partido se le hizo muy largo al Bar?a y los cambios parecieron tard¨ªos e inocuos a pesar de la presencia de Demb¨¦l¨¦. Faltos de aire y atrevimiento, sin electricidad, no encontraron los azulgrana ning¨²n revulsivo ni tampoco la manera de romper el consistente muro del Valencia. No hubo m¨¢s cera que la de Messi. No se arrimaron los delanteros, ni los volantes, tampoco los laterales, con tiros de media distancia como en la Champions.
No coge el hilo ni rompe el Bar?a en LaLiga, como si aguardara a ver qu¨¦ pasa en Madrid, sabedor de que queda mucho tiempo para ponerse en modo Champions.
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