El Real Madrid gana al Viktoria pero no convence
El equipo blanco falla de nuevo ante el gol, concede m¨¢s de la cuenta en su ¨¢rea y acaba angustiado por un rival telonero, que hasta festej¨® no recibir una goleada
Ni siquiera un rival del cami¨®n escoba de la Copa de Europa fue un sedante para este Madrid gripado y extraviado. Los muchachos del Viktoria Pilsen llegaron angustiados ante un posible chaparr¨®n y se vieron a un gol del empate en el tramo final. Mientras, el Madrid fue el Madrid de estos tiempos de zozobra. El gol, por m¨¢s que genere ocasiones, le supone un hito alpino, y en su ¨¢rea se columpia con cualquiera. Incluso ante el Viktoria Pilsen, que le tuvo en suspense cerca de Keylor en media docena de veces. Y hasta le tuvo acongojado en los ¨²ltimos minutos. La victoria, p¨ªrrica y sin gracia, no despejar¨¢ el revuelo alrededor de un equipo que padece hasta con un rival que, ya derrotado, dio una vuelta ol¨ªmpica por el Bernab¨¦u.
Hay hartazgo en Chamart¨ªn. Tambi¨¦n con los devotos de la Copa de Europa, por lo general m¨¢s complacientes que los adeptos de la Liga. La pitada al descanso fue elocuente. Justo antes, Hrosovsky, un gregario checo, acababa de pifiar un gol que solo pod¨ªa ser gol, gol o gol. Pero al hombre, reflejo de este limitado Viktoria Pilsen, le dio un ataque de p¨¢nico y marr¨® la ocasi¨®n a un palmo de la porter¨ªa, abierta de par en par. Que un adversario tan parvo sumara su tercera oportunidad en medio tiempo perturb¨® a la grada, airada por tantos chascos recientes.
Que el conjunto checo apurara al Madrid evidenci¨® que el grupo de Lopetegui no est¨¢ bien atornillado. Ya sea ante el Levante o ante un rival de escala inferior a los granotas como el representante checo. Por supuesto que el Real tuvo trances en el ¨¢rea de Hruska. Solo faltar¨ªa. Pero, pese a su descontada superioridad en el ¨¢rea visitante, el Madrid no dio la sensaci¨®n de tener del todo embridado el partido.
El inicio fue aparente, con el Viktoria afligido por la magnitud del Bernab¨¦u y la her¨¢ldica madridista. La disposici¨®n del conjunto de Pavel Vrba, que se llev¨® cinco goles en su paso por Roma, result¨® sorprendente. Pese a su montonera defensiva, en su trinchera hab¨ªa espacios por todos los rincones. All¨ª estaban sus chicos, apelotonados, pero sin que nadie molestara. Ni siquiera en los saques de esquina, con Sergio Ramos, que no es un an¨®nimo en esto del f¨²tbol a¨¦reo, liberado por completo para cabecear al poste derecho de Hruska a los cinco minutos. Ante lo que parec¨ªa un pase¨ªllo, respondi¨® el Viktoria con una doble oportunidad de Petrzela. A Lucas, improvisado lateral, se le sali¨® la cadena, y Bale, su auxiliar por la orilla derecha, no se dio por enterado. Y no fue la primera vez, por lo que Lucas se vio intimidado m¨¢s de la cuenta.
M¨¢s o menos apa?ado con la pelota, el cuadro checo trasluc¨ªa una extraordinaria blandura defensiva. Un estupendo servicio lateral de Lucas pill¨® a Hedja desnortado y Benzema cabece¨® de maravilla a la red. El tanto del franc¨¦s dio paso a un trecho de f¨²tbol monserga, ordinario. El Madrid tramitaba el duelo, sin m¨¢s, mientras que el Viktoria era el Viktoria salvo cuando encontraba a Krmencik, un ariete p¨¦rtiga con clase con los pies, o el Madrid le consent¨ªa ser lo que no es. Limbersky hizo de sonajero para el Madrid. Su picada frente a Keylor se fue por un dedo. Ni ante semejante adversario se ve¨ªa a un Real cosido.
A tirones, Benzema, activo esta jornada, no tuvo ojos para Bale en un ataque di¨¢fano. Lo mismo que Isco no prest¨® atenci¨®n a la soledad de Benzema y Kroos cuando el meta visitante estuvo patoso con los pies y le sirvi¨® en bandeja un gol. Y tampoco tuvo vista un asistente arbitral de porter¨ªa. En sus morros, Limbersky estuvo torpe al ceder el bal¨®n con el pecho a su portero, se anticip¨® Lucas y el checo le arre¨® un patad¨®n. Un penalti de libro.
Algo m¨¢s fluido en la ofensiva, el Madrid multiplic¨® sus acometidas en el segundo acto. Pero est¨¢ maldito ante el gol. Cuesta creer que un pegador cl¨¢sico haya pasado a ser un peso mosca. Sin mucha plasticidad, pero rem¨® por los costados y por el embudo. Sin acierto por una v¨ªa u otra. Hasta que encontr¨® respiro con un novato, Fede Valverde, relevo de Isco antes de la hora. El uruguayo se estren¨® con tanta soltura que en su primer toque hil¨® muy bien con Bale, que conect¨® de forma exquisita con Marcelo con un taconazo terminal que dej¨® al lateral frente a Hrusca. El 2-0 tampoco espabil¨® al Madrid, nada categ¨®rico en ninguna de las ¨¢reas. Se fueron Bale y Benzema, se lesion¨® Marcelo y el Real, aturdido por el discurrir de la noche y por el discurrir de las ¨²ltimas semanas, solo encontr¨® alivio cuando el ¨¢rbitro baj¨® el tel¨®n. Por entonces, el goleado Viktoria que se esperaba buscaba la igualada ante el asombro y el gesto retorcido de la gente. Pocas veces un triunfo habr¨¢ resultado tan poco analg¨¦sica. Al contrario. El Madrid de las pr¨®ximas horas seguir¨¢ en combusti¨®n.
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