Mourinho alza la bandera blanca
El Manchester United, sin otro plan que aguardar replegado, se rinde ante una aseada faena de la Juventus y le da vida al Valencia en la pelea por llegar a octavos de final
Cuando hace algo m¨¢s de nueve a?os el Manchester United cerr¨® un acuerdo con el Real Madrid para traspasarle a Cristiano Ronaldo marc¨® un punto al que no ha regresado, se convirti¨® en un club vendedor. Desde entonces ha adquirido futbolistas por valor de 1.030 millones de euros y mantiene un balance entre ingresos y gastos en el que ganan los ¨²ltimos por m¨¢s casi 800 millones, casi diez veces m¨¢s de lo ingresado por el astro luso. En ese tiempo el United ha ganado dos Ligas, la ¨²ltima hace un lustro, una Copa y una Europa League. Cristiano Ronaldo lo pudo percibir en su regreso a Old Trafford: el equipo no solo se ha bajado del primer escal¨®n del f¨²tbol europeo sino que a duras penas se le podr¨ªa situar en el segundo. A d¨ªa de hoy no presenta armas ni para considerarle ni un outsider en la Liga de Campeones y tiene pinta de que se jugar¨¢ el pase a octavos de final en un duelo directo contra el Valencia en Mestalla. Mientras tanto la Juventus, que le venci¨® en su casa (0-1), pone la directa hacia las eliminatorias con tres triunfos en otras tantas jornadas y sin encajar gol.
Durante bastantes minutos la Juventus jug¨® como atacada por una cierta perplejidad. No es com¨²n saltar a Old Trafford y encontrar que el due?o deambule como un equipo modesto. El plan del Manchester United fue convertirse en gregario, lo aplic¨® de manera tan perfecta como grosera. Mourinho consigui¨® parecer m¨¢s italiano que la Juventus. El despliegue fue adem¨¢s especialmente pat¨¦tico porque le marcaron en el minuto 19 y nada vari¨®. El United jug¨® igual en el empate que en la derrota, replegado, sin codicia en la presi¨®n. Si el plan era aguardar, robar y correr nada de eso funcion¨® porque falt¨® la segunda premisa y sin ella la ¨²nica carrera que queda es la marcha atr¨¢s. Old Trafford soport¨® toda esa miseria con admirable entereza, entusiasta cuando su equipo juntaba cuatro pases o provocaba un c¨®rner, como si aquel que les defend¨ªa fuese un equipo malt¨¦s o gibraltare?o ante un grande de Europa. El Manchester United ha jugado siete partidos en el ¨²ltimo mes y apenas gan¨® uno, con remontada in extremis contra el Newcastle.
La Juventus ejerci¨® su trabajo. Mont¨® un rondo sin mayor virtuosismo, domin¨® sin tacha ni problemas y encontr¨® profundidad y amplitud por los flancos, en especial por el de Cancelo. No precis¨® la mejor de las versiones de Cristiano Ronaldo, que partiendo de la izquierda cay¨® hacia zonas de remate, pero sin acabar de empastar con Dybala, que entr¨® en el equipo por lesi¨®n de Mandzukic. Los dos equipos ten¨ªan ausencias. A la Juve le faltaba el gladiador croata, Emre Can o Khedira; el United no dispuso de Alexis, Fellaini y Lingard.
No pareci¨® el partido una cuesti¨®n de nombres y s¨ª de funcionamiento colectivo. El de la zaga del Manchester United es una tara, blanda, lenta, poco fiable. Concedi¨® un gol por falta de contundencia tras ejercer CR de extremo, porfiar Cuadrado y rematar Dybala a placer. De Gea corrige. En los ¨²ltimos cuatro a?os ha sido elegido como el mejor futbolista de su equipo, toda una alerta. Esta vez fueron sus paradas las que mantuvieron al United en el partido. Frustr¨® a Cancelo, a Matuidi, a Cristiano a bal¨®n parado y en juego ya en la segunda parte con un despeje de postal.
A esas alturas, vecina la hora de juego, el United subi¨® l¨ªneas. No fue precisamente un destape, pero fue algo parecido a un despliegue. Al menos impidi¨® que su rival ejecutase largas posesiones y, lo que a¨²n le da?aba m¨¢s, que las acabase. Empez¨® a sisar balones, a evolucionar varios metros m¨¢s adelante. La respuesta de la Juventus pas¨® por la paciencia, asegur¨® el pase y cort¨® de cuajo el amago de transiciones que atisbaba su oponente. Si el plan de Mourinho era correr olvid¨® darle zapatillas a sus chicos.
A la Juventus no le interes¨® salir al galope. Allegri le pidi¨® pases a su equipo. Cuando dej¨® de darlos, se precipit¨® o err¨® se puso en riesgo. Y se empe?¨® en hacerlo. Un mal control de Betancur en la frontal provoc¨® un disparo de Pogba al palo. Fue la llamada que necesitaba su equipo, su gente. Lleg¨® a un cuarto de hora del final y oblig¨® a que Allegri reaccionase. Dybala dej¨® el campo para que Bernardeschi le diese m¨¢s presencia al equipo en la circulaci¨®n. A Barzagli lo llam¨® para suplir a Cuadrado y poblar la zaga con tres centrales. Se prepar¨® para sufrir la Juventus, pero quien de verdad lo hizo fue el respetable de Old Trafford, que debi¨® soportar un horror. Lo hizo eso s¨ª con tanta entrega y generosidad que al final, en la derrota y la palmaria inferioridad, apenas se esbozaron murmullos entre el festejo italiano.
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