Sergio Ramos, ¨²ltimo baluarte
El capit¨¢n se encuentra cada vez m¨¢s solo en su defensa de Lopetegui frente a sus compa?eros y a la directiva, que desconf¨ªa del poder que acumula
Sergio Ramos llam¨® por tel¨¦fono a un dirigente del Madrid para comunicarle que el vestuario estaba con Julen Lopetegui. Fue el s¨¢bado pasado, tras la derrota contra el Levante, y dicen en las oficinas del club que el mensaje del capit¨¢n caus¨® revuelo en la directiva. Florentino P¨¦rez, el presidente, se pregunt¨® c¨®mo era posible que una de las plantillas m¨¢s potentes de Europa tropezara cinco veces seguidas, contra Sevilla, Atl¨¦tico, CSKA, Alav¨¦s y Levante, si de verdad los jugadores, como dec¨ªa Ramos, respaldaban al entrenador. La reflexi¨®n del presidente ¡ªpura l¨®gica de ingeniero de caminos¡ª fue recibida con aprobaci¨®n por los funcionarios madridistas que la oyeron.
Resulta evidente que la sinton¨ªa entre el entrenador y los jugadores no ha sido la ideal. Pero nadie, ni en la comisi¨®n t¨¦cnica ni en la junta, considera que Lopetegui sea el primer responsable de la peor racha de resultados en una d¨¦cada. Los entrenadores nunca fueron ni ser¨¢n tan influyentes. Es m¨¢s, varios de los jugadores y empleados del club que siguen las pr¨¢cticas en Valdebebas consideran que el m¨¦todo que impulsa el vasco es el m¨¢s avanzado de cuantos t¨¦cnicos han pasado por la caseta desde que Florentino P¨¦rez es presidente.
El trabajo de campo es excelente. Donde Lopetegui falla es en la gesti¨®n del grupo. Ah¨ª la directiva se?ala por igual al t¨¦cnico y a los jugadores, a los que juzga mentalmente acomodados, ¡°confundidos¡± despu¨¦s de ganar cuatro Champions, ¡°viciados¡± por un estatus y unos derechos que no merecen. Ramos y Marcelo aparecen en la diana de estos reproches, contexto de un drama interno en el que Lopetegui interpreta un papel secundario.
Los dirigentes critican al t¨¦cnico por ponerse en manos de Ramos. Por ejemplo, a la hora de planificar viajes como el de Vitoria, cuando el equipo durmi¨® en Madrid el d¨ªa del partido, contraviniendo los protocolos m¨¦dicos. ¡°Ramos le pregunt¨® a Lopetegui que por qu¨¦ no hac¨ªa como Guardiola, que no concentra al equipo¡±, indica un empleado del Madrid. ¡°Y el equipo lleg¨® al estadio a las cinco de la tarde, sin recuperarse del estr¨¦s del viaje¡±.
En la directiva observan que el poder de intendencia de Ramos invade la esfera del propio entrenador. Florentino P¨¦rez y su equipo repiten que no quieren que los futbolistas se comporten como ¡°los amos¡± del club. La lista de jugadores que acumularon prerrogativas excesivas es larga bajo la lupa del palco. Redondo, Hierro, Ra¨²l, Cristiano, Casillas, Ramos y Marcelo, encabezan el r¨¢nking hist¨®rico. Menos los dos ¨²ltimos, todos abandonaron el Madrid sin apenas homenajes tras una progresiva fiscalizaci¨®n presidencial.
¡°Hay buenos capitanes y grandes capitanes¡±, dijo Lopetegui, cuando este s¨¢bado le preguntaron por el rol desempe?ado por Ramos; ¡°Sergio pertenece a la segunda categor¨ªa¡±.
Generoso en las concesiones a su brazo derecho, en el vestuario, sin embargo, Lopetegui goza de un respaldo limitado. Sus mayores baluartes son Ramos e Isco. El primero aval¨® el fichaje del entrenador cuando Florentino P¨¦rez mand¨® a que le consultaran, en v¨ªsperas del Mundial de Rusia. Los intereses de Isco son m¨¢s particulares. Ning¨²n entrenador le ha tratado con m¨¢s complicidad que Lopetegui y los primeros candidatos a sustituirle no se caracterizan por valorar a los mediapuntas de su clase. Si Isco sufri¨® para jugar con Zidane y Ancelotti, con Conte o con Mourinho su destino puede ser pavoroso.
Indiferentes o disidentes
Adem¨¢s de Ramos e Isco, Lopetegui goza de cierta simpat¨ªa por parte de Courtois y Nacho. Bale y Benzema viven m¨¢s pendientes del golf y la m¨²sica que del ocupante del banquillo. El resto ¡ªtodos suspicaces¡ª oscila entre la indiferencia y la ligera disidencia. Ah¨ª flotan Keylor, Kroos, Casemiro, Modric, Marcelo y Carvajal, el n¨²cleo duro en el que se apoy¨® Zidane. Ninguno acaba de convencerse de que Lopetegui no sea m¨¢s que un tecn¨®crata al servicio de un presidente que sospechan empe?ado en regenerar la plantilla poni¨¦ndolos en venta en 2019.
Puesto a resolver la crisis, Florentino P¨¦rez se muestra m¨¢s seguro que nunca de una cosa. Considera que la ¨¦poca en que el vestuario se gestionaba con l¨ªderes de mano blanda ¡ªAncelotti, Zidane o Lopetegui¡ª debe ser superada con hombres de mano de piedra. Le fascina Mourinho y cree que Conte es un buen profesional que responde a este perfil castrense. Son exactamente la clase de t¨¦cnicos que no fichar¨ªa Ramos y esta es justo la raz¨®n que m¨¢s motiva a un presidente que mira cada vez m¨¢s all¨¢ del cl¨¢sico.
Puede que en el Camp Nou apocal¨ªpticos e integrados formen una pi?a para evitar a contes y mourinhos y, con suerte, ganen. Pero es imposible que el Madrid sea competitivo a largo plazo sin la implicaci¨®n absoluta de Kroos, Casemiro, Modric, Marcelo y Carvajal, los futbolistas que, junto con el capit¨¢n, arman el juego.
Esta tarde Ramos continuar¨¢ ejerciendo de algo m¨¢s que de jefe de la zaga. Es el ¨²ltimo baluarte del castillo de Lopetegui y, tal vez, de su propio castillo tambi¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.