Brindis por un empate
El Atl¨¦tico y el Barcelona se neutralizan en un partido muy bloqueado, sin m¨¢s avisos en las ¨¢reas que los goles de los m¨¢s rebeldes: Diego Costa y Demb¨¦l¨¦
Diego Costa y Demb¨¦l¨¦, los m¨¢s rebeldes de la pradera, fueron los ¨²nicos agitadores de un partido encorsetado en el que todos brindaron por el empate desde el inicio. El Atl¨¦tico regal¨® el bal¨®n, se pertrech¨® lo m¨¢s cerca posible de Oblak y cruz¨® los dedos en el rancho de Ter Stegen. Por all¨ª, nadie tuvo m¨¢s fe que Diego Costa, un insubordinado. El Bar?a, por su parte, se hipnotiz¨® con la pelota y qued¨® a merced de un insumiso, Demb¨¦l¨¦, autor del empate para cerrar un choque menos vibrante de lo esperado.
Como Carlsen y Caruana en su reto ajedrec¨ªstico, Atl¨¦tico y Bar?a quisieron pasar su primera cita liguera a la espera de que el campeonato entre en combusti¨®n en la segunda vuelta. Nadie se descamis¨® por la victoria, ambos a expensas del azar. Todos se bloquearon. Unos, los azulgrana, con su nana a la pelota, descaradamente consentida por su adversario. Mientras, el Atl¨¦tico se dispuso sin el bal¨®n, encantado con reducir al puro fogueo a su oponente. Tan asim¨¦tricos son estos equipos que uno se siente en riesgo sin la pelota (Barcelona) y otro se ve en tanga con ella (Atl¨¦tico).
As¨ª, con la tregua sellada, discurri¨® un duelo sin sonajeros. Ni Messi estuvo fino. En otra mesa, a Griezmann casi ni le vio el personal. En definitiva, una faena afeitada por la pizarra de Simeone y los tiempos de zozobra de Valverde. Fiche a quien fiche, el Cholo no concede una alegr¨ªa entre su grupo de boinas verdes. Para el Txingurri no son d¨ªas de destape para un equipo que ha convertido la puerta de Ter Stegen en un coladero. El alem¨¢n cogi¨® el puente a¨¦reo de vuelta sin apenas arrugas en la vestimenta, lo mismo que qued¨® impoluto el uniforme de Oblak.
Cada cual sinti¨® que llegar a las porter¨ªas era un viaje lunar. El cuadro local se atrincher¨® en busca de una carrera de Griezmann, Costa o Lemar. Pero nadie les dio carrete. Koke, Rodri y Sa¨²l solo estaban para la intendencia. Enfrente, ausente Coutinho, extraviado Demb¨¦l¨¦ y vista la tiritona defensiva de este curso, Valverde sobrecarg¨® el medio campo con Sergi Roberto y Arturo Vidal. Del 4-3-3 al 4-4-2 con el chileno como punta del rombo central. Temeroso de s¨ª mismo y de alg¨²n acelere rival, al Bar?a le falt¨® ese punto de osad¨ªa que le distingue en sus momentos de confianza.
F¨²tbol parabrisas y desd¨¦n por la pelota
El guion de unos y otros deriv¨® en un choque sin avisos en las ¨¢reas. Al descanso se contaban dos paraditas: una de Oblak tras un mal centro de Sergi Roberto y otra mansa de Ter Stegen por un despeje pifiado de Piqu¨¦. Por el camino, f¨²tbol parabrisas de los azulgrana frente al absoluto desd¨¦n rojiblanco por articularse con el bal¨®n, si quiera un ratito.
Tras el intermedio, al que el conjunto catal¨¢n lleg¨® con la baja de Sergi Roberto, relevado por Rafinha, el Bar?a subi¨® algo la marcha. En la misma medida recul¨® el Atl¨¦tico, cada vez m¨¢s atornillado cerca de su guarida. Situaci¨®n que desnaturaliza a jugadores como Lemar, despedido por Simeone al cumplirse la hora. Poco antes, Griezmann, que ya se conoce el tinglado, protagoniz¨® la ¨²nica aventura ofensiva de los marines rojiblancos hasta el gol. El franc¨¦s le birl¨® el bal¨®n a Arthur, meti¨® el turbo y Diego Costa no caz¨® su asistencia por un pulgar. Por m¨¢s que el Bar?a subiera el volumen, su merodeo por la periferia de Oblak no tuvo consecuencias. Emboscado Messi, los barcelonistas se vieron sin ingenio. Y mucha chistera hay que tener para abrir una rendija en los intramuros del Atl¨¦tico, donde abundan legionarios de primera.
Un partido de dos instantes
Abortado el f¨²tbol, el partido se aboc¨® a un sinf¨ªn de discusiones. De bronca en bronca, con tipos como Vidal y Costa en su salsa, el Bar?a perdi¨® el hilo. De paso, el Atl¨¦tico, que se mueve en babuchas cuando llegan los incendios, sac¨® provecho de tanto enredo. Primero reclam¨® una mano involuntaria de Vidal, negada por el VAR. De inmediato, un c¨®rner le puso en Marte. Costa, seco en la Liga, cabece¨® a la red ante la d¨¦bil oposici¨®n de Rafinha y las manos de plastilina de Ter Stegen.
Con tirar la cometa una vez le bast¨® al Atl¨¦tico para dejar al Bar?a a un paso de la cuneta. Pero tapado hasta las cejas no resisti¨® el arrebato final de los visitantes. En un partido de dos instantes, nada mejor para el cuadro catal¨¢n que el suyo llevara la autor¨ªa de Messi. El argentino, por fin se deshizo de tanto alguacil y enfil¨® a Demb¨¦l¨¦ hacia el gol. Tablas finales. Al fin y al cabo, lo previsto desde el banderazo de salida de un partido disputado en una habitaci¨®n cerrada de la que solo escaparan los m¨¢s insurrectos de cada bando: Costa y Demb¨¦l¨¦.
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