River y Boca, la final sin fin
El partido que debe definir al ganador de la Copa Libertadores se posterga sin d¨ªa a petici¨®n del equipo xeneize, atacado por los barras millonarios
Ning¨²n f¨²tbol ha generado tan buena literatura como el argentino. Las razones resultan hoy evidentes: solo la ficci¨®n podr¨ªa explicar con alguna solvencia la mezcla de furor, incompetencia, fanatismo y corrupci¨®n profunda que han llevado al aplazamiento, sin fecha, de la final de la Copa Libertadores. El choque por el cetro continental entre River Plate y Boca Juniors, los hermanos enemigos de Buenos Aires, se ha convertido en una met¨¢fora exuberante de la Argentina contempor¨¢nea. Es la historia de un fracaso.
La final m¨¢s larga del mundo acumula ya cuatro jornadas. La primera, en la Bombonera de Boca, se suspendi¨® (tarde y mal) por un diluvio. En la segunda, un vibrante partido de ida concluy¨® con empate a dos goles. En la tercera, ya en el Monumental de River, se concentraron todos los demonios nacionales: el grupo de matones enardecidos que atac¨® el autob¨²s de Boca (les llaman ¡°inadaptados¡±, pero es un eufemismo muy inadecuado: se trata de gente muy bien adaptada a una realidad desagradable), los futbolistas heridos, la polic¨ªa incapaz de proteger la llegada de un equipo y entregada luego a una histeria de gas lacrim¨®geno y cargas sin control contra la multitud, el oportunismo de los carro?eros que aprovecharon la confusi¨®n para robar entradas o para colarse en el estadio¡ No hubo partido y el desalojo del estadio, tras horas de espera, con las bebidas agotadas y una multitud enardecida tanto dentro como fuera del estadio, desemboc¨® en nuevos incidentes. La jornada plasm¨® un retrato muy poco favorecedor, y ciertamente parcial, de la sociedad argentina.
En la cuarta jornada, este domingo, la reclamaci¨®n de Boca Juniors, basada en que dos de sus jugadores permanec¨ªan heridos y los dem¨¢s no se sent¨ªan en condiciones, fue atendida por la Conmebol (Confederaci¨®n Sudamericana de F¨²tbol) y el partido de vuelta fue nuevamente suspendido. Se convoc¨® para el martes una reuni¨®n en Asunci¨®n (Paraguay), sede de la Conmebol, en la que las autoridades futbol¨ªsticas continentales, que han ofrecido una lecci¨®n magistral sobre c¨®mo afrontar una crisis de la peor de las maneras, y los presidentes de River y Boca intentar¨¢n fijar una nueva fecha. Si no se da el asunto por cancelado.
El partido definitivo, de haberlo, no se disputar¨¢ de forma inminente, porque no hay margen. A partir del jueves a mediod¨ªa Buenos Aires quedar¨¢ cerrado para albergar la cumbre del G-20. El Gobierno de Mauricio Macri quer¨ªa utilizar la visita de los grandes dirigentes mundiales (Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, etc¨¦tera) para darle al pa¨ªs un ba?o de prestigio. Tras la fallida final, el ba?o ha sido de otra cosa. Y no parece probable que los presidentes y jefes de Gobierno que asistir¨¢n a la cumbre hayan quedado muy tranquilos respecto a su seguridad, tras contemplar la eficacia de la polic¨ªa de la ciudad de Buenos Aires.
El f¨²tbol argentino es una emanaci¨®n de la pol¨ªtica y la sociedad. Respecto a la sociedad, atraviesa un momento p¨¦simo: uno de cada tres ciudadanos vive en la pobreza (la pobreza rotunda, la de desnutrici¨®n y miseria), la inflaci¨®n roza el 50% anual y se come los salarios, el peso ha sufrido una devaluaci¨®n brutal que puede seguir empeorando y las protestas callejeras, siempre habituales, son m¨¢s frecuentes que de costumbre.
En cuanto a la pol¨ªtica, est¨¢ directamente engranada con el f¨²tbol. El presidente de la Rep¨²blica, Mauricio Macri, fue presidente de Boca Juniors y es quien tutel¨® el acceso de Daniel Angelici a la presidencia del club. Angelici, magnate de los juegos de azar, es tambi¨¦n el ¡°conseguidor¡± de Macri en la judicatura bonaerense. Angelici sabe manejar a los jueces. Una de esas escenas casi on¨ªricas que bordean la ficci¨®n y caracterizan al f¨²tbol argentino se produjo el s¨¢bado: el presidente de River Plate, el empresario Rodolfo D?Onofrio, cont¨® ante las c¨¢maras que hab¨ªa pedido al presidente de Boca que no hubiera represalias judiciales contra River, y que ¨¦ste le hab¨ªa dado garant¨ªas. A estas cosas se les llama ¡°pacto entre caballeros¡±.
El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha admitido que el dispositivo policial fall¨®. Ha iniciado una investigaci¨®n interna (sobre la que no cabe albergar grandes esperanzas) y otra investigaci¨®n (veremos en qu¨¦ acaba) sobre el grupo de personas que atac¨® a ladrillazos el autob¨²s de Boca cuando llegaba al Monumental. Una de las pistas privilegiadas se refiere a los Borrachos del Tabl¨®n, una de las m¨¢s temibles barras de River. La polic¨ªa allan¨® el viernes una sede de los Borrachos e incaut¨® 300 entradas para el partido, siete millones de pesos (175.000 euros) y varios miles de d¨®lares. La polic¨ªa trabaja con la hip¨®tesis de que los Borrachos se cobraron venganza con el ataque al autob¨²s. Puede ser. Lo indiscutible es que esa barra, y las dem¨¢s barras de los dem¨¢s clubes (hablamos de matones profesionales, bien armados y organizados), participan del negocio futbol¨ªstico en connivencia con los presidentes.
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