La trampa diab¨®lica de Castro

Pocos ajedrecistas de los ¨²ltimos 50 a?os ilustran tan bien la idea del trotamundos del ajedrez con un talento inmenso como el colombiano ?scar Castro (1953-2015). A pesar de que su colecci¨®n de v¨ªctimas ilustres incluye nada menos que a dos miembros distinguidos de este Rinc¨®n de los Inmortales, Tigr¨¢n Petrosi¨¢n y Y¨¦fim Gu¨¦ller, Castro nunca fue un jugador de ¨¦lite. Y, sin embargo, fue muy popular en Espa?a y otros pa¨ªses, adem¨¢s del suyo. Eso se explica por su enorme inteligencia y cultura, su exagerada generosidad, su ingenio y su frecuente necesidad imperiosa de ganar premios en los torneos para poder comer. La partida de este v¨ªdeo ilustra, con gran belleza, la capital importancia de profundizar todo lo posible en los c¨¢lculos de posiciones muy abiertas, con varias capas de combinaciones cuya espectacularidad puede impedir que veamos la siguiente. La clave est¨¢ en qui¨¦n ejecuta la ¨²ltima. En este caso, Castro, de quien nos quedar¨¢ la pregunta eterna: ?hubiera llegado a la ¨¦lite con un entrenamiento y un tipo de vida disciplinados y sistem¨¢ticos, dado que su talento no ten¨ªa mucho que envidiar al de las grandes estrellas? Probablemente, no, porque entonces no habr¨ªa sido ?scar Castro.