Esto ya se cont¨®

Todo est¨¢ en los libros. Lo que est¨¢ sucediendo con el River-Boca de la final de la Libertadores, tambi¨¦n. Por extra?o que parezca, algunos lo contaron hace ya varias d¨¦cadas. Lo hicieron, claro, en formato cuento. Con un estilo y un humor tan exquisitos que daban ganas de pensar que aquello era real. Hasta que sucedi¨® ¡ªsin gracia ni elegancia alguna¡ª y surgi¨® la pregunta sobre c¨®mo aquello pod¨ªa ser real. El relato corto argentino sobre f¨²tbol es la cima del g¨¦nero. Por lo visto, tambi¨¦n es prof¨¦tico.

En El penal m¨¢s largo del mundo, Osvaldo Soriano narra una historia de 1958. Estrella Polar y Deportivo Belgrano se juegan el t¨ªtulo de campe¨®n en el ¨²ltimo partido del campeonato. Los primeros se hab¨ªan convertido en la revelaci¨®n del torneo: ¡°Daban y recib¨ªan golpes con tanta lealtad y entusiasmo, que terminaban apoy¨¢ndose los unos sobre los otros para salir de la cancha mientras la gente les aplaud¨ªa el 1-0 y les alcanzaba botellas de vino refrescadas en la tierra h¨²meda¡±. Al final del partido decisivo el ¨¢rbitro se?ala penalti, es agredido, se monta una tangana ¡ªuna tangana de verdad¡ª, intervienen los militares... y el lanzamiento se pospone una semana. Y ser¨¢ a puerta cerrada.

En 19 de diciembre de 1971, Roberto Fontanarrosa relata como nadie el miedo a perder. Ante una semifinal entre Rosario y Newell¡¯s, enemigos ¨ªntimos, un grupo de hinchas de Rosario repasa las supersticiones que, en su opini¨®n, los han llevado a la victoria en los ¨²ltimos enfrentamientos. Casi por azar, alguien menta al viejo Casale, un hombre que aseguraba no haber visto perder nunca a su equipo frente a ?ul. Comienza ah¨ª una hilarante aventura que tiene mucho que ver con este River-Boca, en el que parece que no se trata tanto de saber qui¨¦n ganar¨¢, sino qui¨¦n ser¨¢ el perdedor.

Cuando se suspendi¨® el partido de vuelta, muchos medios se pusieron en contacto con Eduardo Sacheri, autor de varios libros de cuentos de f¨²tbol. ¡°No tengo m¨¢s que aportar que mi confusi¨®n, mi ignorancia y mis obviedades¡±, dijo a trav¨¦s de Twitter. Habr¨¢ que repasar sus relatos dentro de algunas d¨¦cadas, para comprobar si la literatura argentina sigue prediciendo el futuro del f¨²tbol patrio.