La hija del pelotari
Damaris Egurrola, nacida en Florida hace 19 a?os, pol¨ªglota y mediocampista del Athletic, jug¨® a pelota y tenis antes de ganarse un futuro en el f¨²tbol
A finales de los ochenta, los pelotaris vascos en Estados Unidos comenzaron una huelga que se alarg¨® durante tres a?os. Los profesionales tuvieron que adherirse al United Auto Workers, el sindicato de los trabajadores del autom¨®vil, para poder contar con una caja de resistencia. Entre los afectados por la huelga estaba Pablo Egurrola, m¨¢s conocido en el mundo de la pelota como Osa II, y que, con el n¨²mero 13 a la espalda, jugaba en los frontones de Florida. La cesta punta decay¨®, los frontones se cerraron en su mayor¨ªa, y muchos pelotaris tuvieron que regresar a casa.
¡°Mi padre tuvo la oportunidad desde muy joven de jugar como profesional a pelota. Se march¨® con 16. Primero estuvo en Barcelona dos a?os, y luego se fue a Estados Unidos. Conoci¨® a mi madre en Canc¨²n. Ella, que es holandesa, tambi¨¦n estaba all¨ª por trabajo¡±, apunta Damaris Egurrola Wienke (Orlando, Florida; 1999), mediocentro del Athletic e internacional con Espa?a en todas las categor¨ªas inferiores. ¡°Mi aita jugaba en el front¨®n de Orlando y se mov¨ªa por Miami, Dania y otros frontones de aquella zona. Estuvo 22 a?os como profesional. Luego, despu¨¦s de la huelga, decidieron venir aqu¨ª. Yo ten¨ªa siete a?os, soy la mediana de tres hermanos¡±.
Damaris no es el primer caso. Armando Merodio, goleador del Athletic en los a?os cincuenta, era hijo de Chiquito de Gallarta, un palista m¨ªtico, y naci¨® en Barcelona, donde triunfaba su padre; Fernando Amorebieta naci¨® en Venezuela. Tambi¨¦n era hijo de un pelotari que jugaba all¨ª. ¡°Al volver¡±, recuerda Egurrola, ¡°estuvimos medio a?o viviendo en Ondarroa, el pueblo de mi padre, y luego ya en Gautegiz Arteaga, donde vivimos ahora. Me puedo imaginar otra vida en Holanda, pero no s¨¦ si ahora ser¨ªa futbolista, porque yo en Estados Unidos ya jugaba, pero era muy peque?a, y fue aqu¨ª donde empec¨¦ de verdad. Ya en la escuela, jugaba con los otros ni?os en el patio, y qued¨¢bamos despu¨¦s para jugar en el front¨®n. Creo que en Holanda no hubiera sido posible. Aqu¨ª nos pas¨¢bamos la vida en la calle y all¨ª la vida social es diferente¡±.
El f¨²tbol se convirti¨® casi en una obsesi¨®n. ¡°Siempre iba con los chicos a jugar. La escuela empezaba a las nueve y media y yo madrugaba para ir a las nueve menos cuarto, s¨®lo para poder jugar al f¨²tbol y aprovechar la ma?ana. Entraba en clase toda sudada. En el recreo, en vez de ir con las chicas de mi edad, me iba con los chicos, casi siempre mayores. Apuraba el patio hasta el ¨²ltimo minuto¡±, recuerda.
Contra los chicos
Damaris ten¨ªa el f¨²tbol en las venas. ¡°Les dije a mis padres que quer¨ªa jugar en un equipo y me metieron a f¨²tbol cinco y me llevaron al Lumo, en Gernika. Jug¨¢bamos contra escuelas, compet¨ªamos y all¨ª decid¨ª que quer¨ªa seguir jugando, y fui subiendo categor¨ªas: f¨²tbol 7, f¨²tbol 11, siempre con chicos, hasta los 13 a?os, cuando tuve que elegir a qu¨¦ equipo de chicas quer¨ªa ir. Ahora va cambiando, pero antes no se ve¨ªan equipos de chicas de base. Los entrenadores me dicen que haber jugado con chicos me ha venido muy bien, porque tienes que luchar como sea para ganarles. S¨ª, tengo mucha competitividad¡±, asegura Damaris.
La mediocentro rojiblanca no se dedicaba solo al f¨²tbol. ¡°Tambi¨¦n he jugado varios a?os a pelota. Jugaba a mano desde muy peque?a. Era la ¨²nica chica y compet¨ªa contra chicos. Gan¨¦ varios campeonatos y me gustaba, hasta que llega una edad en que la pelota es m¨¢s dura, y los chicos tienen m¨¢s fuerza. Ellos ten¨ªan un saque que era el triple del m¨ªo, pero yo intentaba jugar de otra forma, hacer dejadas, quer¨ªa competir¡±. Siempre competir, lo lleva en los genes. ¡°Cuando la edad fue una barrera, dej¨¦ la mano y empec¨¦ con la pala. Con una amiga de mi pueblo, decidimos competir en pareja. Ganamos varios campeonatos de Bizkaia y estuvimos en el de Euskadi¡±.
En ingl¨¦s con los ¨¢rbitros
Y tambi¨¦n prob¨® el tenis. ¡°Mucha gente me dec¨ªa que deb¨ªa decidirme entre el f¨²tbol y el tenis. Fuimos a consultar a una academia y el entrenador me dijo que deber¨ªa dedicarme al cien por cien al tenis, pero no me llenaba. Me dec¨ªan que era muy buena, que pod¨ªa llegar lejos, pero yo disfrutaba m¨¢s con el f¨²tbol¡±, dice. As¨ª lleg¨® a Lezama, con 12 a?os; con 14 la fich¨® el segundo equipo; y con 16 empez¨® a subir al primero, en la temporada en que el Athletic gan¨® la Liga (2015-16).
Damaris Egurrola tiene 19 a?os y mide 1,76m. Es la m¨¢s alta del equipo. Y con Espa?a ha tenido una trayectoria impecable en las selecciones inferiores, desde el debut en la sub-19 a ganar el Europeo sub-19 y la plata en el Mundial sub-20. ¡°Ese torneo dio mucha visibilidad al f¨²tbol femenino. Fue incre¨ªble. Despu¨¦s la gente nos reconoc¨ªa por la calle. Televisaron todos los partidos, d¨¢bamos entrevistas... Eso fue bueno para nosotras¡±, apunta la centrocampista. En la selecci¨®n, Damaris, que se comunica habitualmente en euskera con su c¨ªrculo ¨ªntimo, le saca ventaja al ingl¨¦s que aprendi¨® en EE?UU, y al holand¨¦s de su madre. ¡°Para comunicarme con las ¨¢rbitras, las compa?eras me dec¨ªan: ¡®Damaris, vete t¨²¡¯. ?Y mi familia me dec¨ªa que me quejaba mucho!¡±.
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