Aprender a escuchar las olas
Carmen L¨®pez, surfista invidente, se entrena con el reto de ir a los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio
Carmen L¨®pez nunca ha visto el mar. Y, sin embargo, surfea. Es ciega de nacimiento y siempre ha hecho deporte. Patinaje art¨ªstico, gimnasia r¨ªtmica, equitaci¨®n, snowboard, tiro con arco¡ ?tiro con arco? ¡°S¨ª, s¨ª, tiro con arco. Nunca me dijeron que no a nada de lo que propon¨ªa¡±, explica sentada en una cafeter¨ªa en la playa de Salinas, a orillas del Cant¨¢brico.
Ovetense de 21 a?os. Estudiante de Integraci¨®n Social. El pasado diciembre compiti¨® en el Campeonato del Mundo de surf adaptado en La Jolla, California. Primera mujer espa?ola que participa en la prueba. Logr¨® el cuarto puesto. Medalla de cobre.
Carmen es un torbellino. Habla a toda velocidad y con un marcado acento asturiano. Sonr¨ªe y se r¨ªe permanentemente. Conjuga con naturalidad los verbos ver y mirar. Es olvidadiza hasta el punto de haber olvidado ¡°el palo¡± (as¨ª llama ella al bast¨®n) en alguna ocasi¨®n. Y piensa r¨¢pido. Una profesora le pregunt¨®: ¡°?T¨² eres la ciega?¡±. Y ella le contest¨®: ¡°S¨ª, y con el grito que me acabas de pegar, ahora tambi¨¦n soy la sorda¡±.
Conoci¨® el surf gracias a unas jornadas solidarias en 2013 en Gij¨®n. Pero fue en junio de 2018 cuando decidi¨® que quer¨ªa competir. Con solo 10 entrenamientos se plant¨® en el campeonato de Espa?a celebrado en Valdovi?o (Ferrol). Lo gan¨®. ¡°Tiene habilidad para el deporte y equilibrio¡±, comenta su entrenador, Lucas Garc¨ªa (Salinas, 45 a?os), dos veces subcampe¨®n del mundo. Aunque no quieren decirlo, trabajan con el objetivo de acudir a los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio.
Entrenan tres o cuatro d¨ªas a la semana siempre que el mar lo permite ¡ªla de Salinas es una playa muy expuesta¡ª adem¨¢s de otras tres sesiones de gimnasio. Dan igual las condiciones ¡ªhoy el agua est¨¢ a 14 grados y el ambiente a dos¡ª. Lleva un traje de entre cuatro y cinco mil¨ªmetros de grosor. Utiliza gafas de buceo. En los inicios, Carmen y Lucas se met¨ªan juntos al agua, pero en los ocho meses de entrenamiento ha ganado independencia. ¡°Antes entraba y me empujaban la olas, ahora estoy aprendiendo a escucharlas¡±, cuenta Carmen. ¡°En el agua no me siento distinta de nadie. Mi momento preferido es la bajada. Es emocionante sentir c¨®mo te deslizas sobre la ola, como si las dos fu¨¦ramos una. Y me encanta cuando es algo un poco m¨¢s dif¨ªcil de lo habitual¡±.
Para que llegue ese instante, primero hay que escoger la ola correcta. A veces hasta la impaciencia. ¡°En el campeonato de Espa?a ve¨ªa pasar olas y olas y no sab¨ªa cu¨¢ndo iba a llegar el momento¡±, dice Carmen. Una vez sobre la ola, se compenetran gracias a los silbidos de Lucas. 1, a la derecha, 2, a la izquierda. Aunque a¨²n tienen que perfeccionar la t¨¦cnica: ¡°El otro d¨ªa Lucas me grito ?vaya ol¨®n! y yo entend¨ª ?un tibur¨®n! y ech¨¦ a nadar para el otro lado¡±.
Mari¨¢n Garc¨ªa (Oviedo, 51 a?os) es la madre de Carmen y una de las art¨ªfices de la contagiosa actividad de su hija. ¡°Cuando naci¨® claro que estuve un poco plof. Supongo que es normal. Luego entiendes que puedes meterla en una burbuja. La integraci¨®n empieza en casa. Si no la integro yo en la sociedad, la sociedad no la va a integrar¡ Cuando me vino con lo del surf, la verdad, lo ve¨ªa dif¨ªcil, pero como siempre le he dicho que hay que probar todo lo que uno quiera¡¡±. Fuera de casa, la infancia y la adolescencia de Carmen no estuvo exenta de ignorancia disfrazada de crueldad.
Ya sea para coger la ola en la direcci¨®n adecuada, o para imitar un gesto, Carmen muestra instinto. Y lo acompa?a con una expresi¨®n muy emp¨¢tica. ¡°Lo m¨¢s guay es cuando la gente piensa que veo y me lo pregunta a m¨ª¡±, dice con orgullo.
De toda esta aventura, se queda con ¡°el valor que puede tener para otras personas, que a lo mejor encuentran una motivaci¨®n¡± y, seg¨²n explica, con tener ahora los ojos verdes. ¡°Nac¨ª con ellos azules, pero siempre quise tenerlos verdes. Un d¨ªa perd¨ª una pr¨®tesis en el agua, y las nuevas me las puse verdes en lugar de azules¡±.
?Y c¨®mo te imaginas el mar?
¡°No lo pienso¡±.
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