La Real amarga la fiesta del Rayo

Mientras los participantes en la Tamborrada se visten de cocineros o de soldados napole¨®nicos para acudir a la izada de la bandera en la Plaza Nueva, Willian Jos¨¦ sacaba de un apuro a la Real, que despu¨¦s de tener perdido el norte durante muchos minutos aprovech¨® la flojera defensiva del Rayo para arrancar un punto y coger el avi¨®n de regreso hacia la fiesta con un poco m¨¢s de optimismo.

Porque para los donostiarras, el ambiente se hizo f¨²nebre en la primera media hora, que fue de los madrile?os de cabo a rabo. S¨®lo Oyarzabal parec¨ªa responder al dinamismo de los franjirrojos, que parec¨ªan empe?ados en que, esta vez s¨ª, mantendr¨ªan la porter¨ªa a cero. Inflaron pronto el globo con un disparo de Comesa?a desde fuera del ¨¢rea, despu¨¦s de un despiste defensivo global de los realistas. Nadie sali¨® al paso del jugador rayista, que recibi¨® solo para ajustar la pelota lejos de Rulli. La Real segu¨ªa inane, y no espabil¨® hasta que Embarba consigui¨® el segundo para los de casa, tras plantarse ante Rulli despu¨¦s de un magn¨ªfico pase de Trejo en una jugada construida a partir de un saque de banda, que evidenci¨® la desatenci¨®n visitante.

El Rayo empez¨® a so?ar con ese marcador, que le permit¨ªa abandonar los puestos de descenso, pero el equipo vallecano sigue pecando de ingenuidad en defensa, aunque haya modificado un sistema que ahora parece m¨¢s s¨®lido. El gol de H¨¦ctor Moreno, que acortaba la diferencia en el marcador, lo evidenci¨®. Fue un saque de falta de Illarramendi desde el lateral, que el central mexicano remat¨® sin oposici¨®n en el ¨¢rea peque?a.

Pese a todo, la Real no parec¨ªa estar en el partido. S¨®lo se meti¨® cuando el reloj aseguraba que faltaban 20 minutos y el marcador segu¨ªa en su contra. Sali¨® Sandro para dar m¨¢s firmeza al ataque, pero Oyarzabal sigui¨® siendo el m¨¢s activo. El empate fue una chispa de inspiraci¨®n del delantero donostiarra, que se col¨® por el centro del ¨¢rea para recibir el pase profundo de Januzaj y dej¨¢rsela a Willian Jos¨¦, que se busc¨® el espacio para marcar.

Luego llegaron las prisas del Rayo, al que se le hab¨ªa desmontado el chiringuito por su levedad defensiva. Mientras De Tom¨¢s, que esta vez no tuvo suerte ante la porter¨ªa, se desesperaba tras dos paradones de Rulli, la Real consegu¨ªa un par de contragolpes que podr¨ªan haber supuesto un duro castigo para el Rayo. Los ¨²ltimos cinco fueron los minutos m¨¢s divertidos de un partido obtuso por la incapacidad de los dos equipos para centrar su objetivo. El empate no contenta a nadie, pero al menos en las sociedades gastron¨®micas donostiarras el protagonista volvi¨® a ser el chulet¨®n y no la depresi¨®n.