El cromosoma vasco del Betis
El club verdiblanco tiene una una historia muy conectada con el Pa¨ªs Vasco
Ese Betis tan andaluz, que no distinguimos si viste de Andaluc¨ªa o si es Andaluc¨ªa la que viste de Betis, tiene su historia muy entrelazada con el Pa¨ªs Vasco.
En 1932, cuando cumpl¨ªa 25 a?os, el Betis eligi¨® al Athletic para celebrar sus Bodas de Plata. Los bilba¨ªnos acababan de ganar la segunda Copa en propiedad, lo que quiere decir que de nuevo hab¨ªa logrado tres consecutivas. Era el Athletic de M¨ªster Pentland, lo m¨¢s de lo m¨¢s en la ¨¦poca. Lleg¨® como l¨ªder en la Liga, tras un empate en Valencia. El Betis estaba en Segunda. El partido se jug¨® el D¨ªa de Reyes, en el campo del Patronato, y los verdiblancos se impusieron 2-1. El no va m¨¢s. Buen baj¨ªo. Ese a?o el Betis subi¨® a Primera, antes que el Sevilla, que lo persegu¨ªa desde los inicios del campeonato, en 1929.
La fascinaci¨®n por el f¨²tbol del Norte la hab¨ªa inyectado en el club de las trece rayas Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas, c¨¦lebre matador que fue presidente del club en 1928 y 1929. Cuando lo dej¨® por falta de tiempo sigui¨® influyendo. Adem¨¢s de matador de toros fue piloto, estudioso de los avances agrarios, mecenas del deporte y amigo de los poetas de la generaci¨®n del 27. Su muerte inspir¨® a Garc¨ªa Lorca una de las dos mejores eleg¨ªas en castellano, en rivalidad con las coplas de Jorge Manrique a la memoria de su padre.
Durante su presidencia quiso fichar al navarro Lazcano, del Madrid, y a los donostiarras Marculeta y Bienzobas, de la Real. Sobre su idea madre de que el Norte produc¨ªa los mejores futbolistas, y tirando hacia figuras m¨¢s asequibles, se construy¨® un Betis que en 1935 gan¨® su primera y hasta hoy ¨²nica Liga. Ten¨ªa seis vascos: Urquiaga, Areso, Aedo, Larrinoa, Unamuno y Lecue. M¨¢s Saro, nacido en Valladolid pero criado en Guecho. Un 0-5 en Santander vali¨® el alir¨®n. El entrenador fue Patrick O¡¯Donell, irland¨¦s, en armon¨ªa con la devoci¨®n norte?a por los t¨¦cnicos brit¨¢nicos.
Tras la guerra el Betis lo pas¨® mal. Lleg¨® a desesperarse en Tercera. Regres¨® a Primera de la mano de un guechotarra, Antonio Barrios, jugador de la preguerra en el Arenas, que har¨ªa una larga y provechosa carrera como entrenador. En el Betis estuvo en tres periodos. El primero, ese del regreso a Primera. Incorpor¨®, entre otros, a un tal Eusebio R¨ªos, viga maestra del club durante muchos a?os.
Eusebio R¨ªos, vizca¨ªno de Portugalete, se hizo jugador en el Indauchu y bien podr¨ªa haber sido el sucesor de Garay en el Athletic, pero el destino le llev¨® al Betis, donde jug¨® diez a?os, fue capit¨¢n y leyenda, y lleg¨® a internacional. Form¨® parte de un Betis hist¨®rico, clasificado para la Copa de Ferias, primera participaci¨®n europea del club. Luego, tras el paso como t¨¦cnico por varios clubes (entre ellos el Athletic) regres¨® al Betis, donde trabaj¨® en la detecci¨®n de talentos. Entre ellos, su propio hijo, Roberto R¨ªos, sobre el que volver¨¦.
Entre un R¨ªos y otro, el Betis consigui¨® su segundo t¨ªtulo nacional, la Copa de 1977, precisamente ante el Athletic de Bilbao, con un vizca¨ªno en el banquillo, el m¨ªtico Iriondo, y el meta donostiarra Esnaola. La final tuvo un desenlace inolvidable a los penaltis, con Esnaola e Iribar tir¨¢ndose el uno contra el otro, en la segunda ronda, como viejos pistoleros. Gan¨® Esnaola, gan¨® el Betis. Era la primera Copa del Rey, tras tantas del General¨ªsimo. La ¨²nica Liga del Betis hab¨ªa llegado durante la Rep¨²blica. Dos patas para la leyenda rebelde del beticismo.
Dej¨¦ colgado a Roberto R¨ªos, el hijo de Eusebio. Subi¨® al Betis cuando su padre era t¨¦cnico. ?Enchufe? No. Jug¨® all¨ª cinco temporadas, viviendo la alegr¨ªa de un ascenso, como su padre. Fue internacional Sub-19, Sub-21 y lo ser¨ªa en 11 ocasiones en la ¡®A¡¯. En la 97-98 le fich¨® el Athletic. Era nacido en Bilbao, as¨ª que, aunque se hab¨ªa criado como jugador en el Betis, no hab¨ªa obst¨¢culo. El Athletic andaba necesitado de un central y pag¨® la cifra r¨¦cord por un jugador espa?ol en la ¨¦poca, 2.000 millones de pesetas. El doble de lo que el Madrid pag¨® un a?o antes al Valencia por Mijatovic, un goleador contrastado.
Lopera tuvo una forma desagradable de alardear: ¡°Le hemos cobrado al Athletic mil millones de central y mil de vasco¡±. Incluso, insinu¨® que ser¨ªa negocio ¡°fichar pollitos vascos y criarlos¡±. Aquello amenaz¨® con averiar aquella relaci¨®n. Pero a¨²n se dio el caso notable de Be?at, rescatado por el Betis cuando estaba en el Conquense, y luego repescado por el Athletic.
Hoy no hay vascos en el Betis, pero s¨ª un cierto reflejo amortiguado de esa b¨²squeda del f¨²tbol del Norte: los c¨¢ntabros Quique Seti¨¦n y Sergio Canales. El equipo del Guadalquivir siempre llev¨® aguas del Cant¨¢brico. Espa?a est¨¢ cosida por hilos invisibles.
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