Los dinosaurios que no se extinguen en el ciclismo
Los dirigentes del Deceuninck reaccionan contra la carrera que expuls¨® a uno de sus corredores por una foto sexista
La foto viraliza las redes y las circunstancias en que fue tomada. Un grupo de ciclistas del Deceuninck, tambi¨¦n conocido como Quick Step, posan alrededor de una joven que se agacha un poco y mira a la c¨¢mara. Uno de ellos, el m¨¢s joven, le pone a su espalda los dedos en uve sobre la cabeza; otros sonr¨ªen, otros miran despistados, y otro, el m¨¢s infantil, adelanta la pelvis inclin¨¢ndola, apoya sus genitales sobre la espalda de la joven y se lleva una mano a la nuca, en pose de disfrute.
El m¨¢s joven es Remco Evenepoel, un chaval de 19 a?os reci¨¦n cumplidos al que ya se conoce como el nuevo Eddy Merckx, tan bueno es. El m¨¢s infantil, el de la pose, es Iljo Keisse, veterano rodador y pistard de 35 a?os, casado y con dos hijos. Los dos son belgas. Forman parte del mejor equipo del mundo, un grupo de depredadores de etapas en las grandes carreras que se hace llamar el Wolfpack (manada de lobos). Est¨¢n en Argentina, donde disputan la Vuelta a San Juan (ya ganan casi todos los d¨ªas) y donde la camarera de una cafeter¨ªa, emocionada, les pide que posen con ella en una foto. Cuando ve la instant¨¢nea, a la joven le entran ganas de llorar y se dirige r¨¢pidamente a comisar¨ªa a presentar denuncia por que se hab¨ªa sentido acosada sexualmente. ¡°Me saqu¨¦ la foto y sent¨ª algo detr¨¢s¡±, dijo la joven al diario local Telesol. ¡°Pens¨¦ que hab¨ªa sido un accidente, y despu¨¦s vi que se empezaron a re¨ªr. Pero cuando vi la foto me di cuenta de que no hab¨ªa sido un accidente, sino que hab¨ªa sido completamente con intenci¨®n¡±.
Medio mundo, indignado, esperaba una reacci¨®n furibunda hacia su ciclista por parte de los dirigentes del equipo, y la exigieron en las redes; el otro medio, m¨¢s experto, m¨¢s conocedor del tejido humano del conjunto, dijo, resignado, que ¡®os lo hab¨¦is cre¨ªdo¡¯.
La primera reacci¨®n del responsable de comunicaci¨®n del equipo fue preguntarle si no estaba exagerando la importancia de la an¨¦cdota al periodista que le despert¨® para cuestionarle si el conjunto iba a emitir un comunicado de reproche a su corredor y de disculpas a la camarera. La segunda, fue pedir a Keisse que se disculpara tanto en p¨²blico como en privado con la joven y que pagara la multa de 60 euros que le impuso la polic¨ªa para cerrar la denuncia.
Todos parec¨ªan satisfechos. Keisse disput¨® la etapa el martes, una contrarreloj, como si nada. Su compa?ero Julian Alaphilippe gan¨® de nuevo. El mundo giraba tranquilo. La pol¨¦mica parec¨ªa agotada, pero la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), que forma parte del medio mundo ciclista que quiere romper con las actitudes machistas que tanto han caracterizado al ciclismo y a los ciclistas, exigi¨® a los organizadores que expulsaran de la carrera a Keisse por ensuciar el deporte, sus valores y a los deportistas.
Era una medida totalmente en la l¨ªnea con la idea de modernidad de un deporte que elimina aceleradamente la costumbre del beso de las misses como premio a sus campeones y que se encuentra en la vanguardia en su deseo de lograr que las mujeres ciclistas acaben corriendo en igualdad. Sin embargo, el jefe del Deceuninck, Patrick Lef¨¦v¨¨re, que en cierta forma representa a los dinosaurios del ciclismo que no se extinguen, no lo vio as¨ª. ¡°Lo que esta chica buscaba era fama y dinero¡±, dijo el veterano director belga enarbolando argumentos mil veces repetidos. ¡°Me parece indignante. Deber¨ªa retirar al equipo¡±.
Lef¨¦v¨¨re no retir¨® al equipo de una carrera en la que Alaphilippe es el l¨ªder, pero se tom¨® su peque?a venganza prohibiendo a sus corredores m¨¢s destacados subir al podio de los premiados tras la etapa del mi¨¦rcoles. No subi¨® Alaphilippe, el l¨ªder; ni Evenepoel, el mejor joven; ni siquiera subi¨® su sprinter ?lvaro Hodeg, tercero en la etapa tras Fernando Gaviria y Peter Sagan, que posaron en d¨²o. ¡°Estaban muy cansados¡±, justific¨® el responsable del Deceuninck,una decisi¨®n que el resto de los equipos, adalides de la modernizaci¨®n, han observado estupefactos. ¡°No se enteran, no se enteran¡±, comentan entre ellos. ¡°Es que B¨¦lgica es otro universo¡±. Son dinosaurios, y las gentes de su ciclismo lo proclaman como tradici¨®n de la que sentirse orgullosos.
En una carrera belga, el Tour de Flandes de 2013, Sagan protagoniz¨® una foto con un aire familiar a la de Keisse, haciendo como que le tocaba el culo a una miss en el podio; otra carrera belga, el GP E3, se publicit¨® en 2011 con un cartel en el que una modelo de Playboy desnuda tumbada hac¨ªa que su espalda simulara una carretera llena de pendientes por donde circulaban ciclistas pedaleando. Otro ciclista belga, Jan Bakelants, declar¨® antes de acudir a un Tour de Francia que llevar¨ªa en su maleta varios condones porque nunca se saben por d¨®nde habr¨ªan estado pululando antes las azafatas del podio.
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