Benzema y los malentendidos
Hoy, viudo de Cristiano, jugando como los dioses, Karim nos deja una pregunta: ?Ronaldo le ven¨ªa bien a ¨¦l?
La fuerza de la nostalgia. La Copa del Rey guarda una nostalgia amateur, como si la comercializaci¨®n del f¨²tbol a¨²n no la hubiera contaminado. Es solo una percepci¨®n, pero quiero cre¨¦rmela. Se habla de que pasar¨¢ a jugarse a partido ¨²nico en el campo del equipo m¨¢s d¨¦bil y me parece bien, porque fortalecer¨ªa la emoci¨®n y permitir¨ªa un mayor descanso de los jugadores. Yo ir¨ªa m¨¢s lejos. Sin VAR, sin publicidad en las camisetas y hasta con botas negras. El secreto del f¨²tbol, a mi modo de ver, est¨¢ precisamente en su capacidad para contentar la trastienda animal que hay en todos nosotros. Lejos de modernizarlo, yo seguir¨ªa cultivando su calidad de juego primitivo y exageradamente humano, base de su ¨¦xito. Como esta teor¨ªa la rechazan los tiburones de aguas profundas que se est¨¢n apoderando del juego, que al menos sobreviva una competici¨®n que nos recuerde de d¨®nde venimos antes de que el f¨²tbol se extrav¨ªe para siempre.
La fuerza de la pol¨¦mica. El f¨²tbol espa?ol, ejemplo mundial, ha madurado a m¨¢s velocidad que la opini¨®n p¨²blica. El morboso atractivo de las pol¨¦micas tiene la culpa. Los errores arbitrales han pasado a ser una prueba irrefutable de una conspiraci¨®n que ataca los intereses de nuestro equipo. El ¨²ltimo perjudicado entiende que los errores anteriores que lo beneficiaron fueron para disimular el que se acaba de cometer, que es imperdonable y altamente sospechoso. Es igual que el partido haya sido fant¨¢stico o deplorable, que los jugadores hayan acertado o se hayan equivocado, todo queda enterrado bajo ese mont¨®n de mierda arbitral. Parafraseando, y futbolizando, a Sebastian Haffner: ¡°No somos tontos por falta de inteligencia sino por exceso de sentimientos¡±. Que en Espa?a, que disfruta de uno de los per¨ªodos m¨¢s brillantes de su historia futbol¨ªstica, demos la matraca con este tema explica, en efecto, hasta d¨®nde puede llegar la idiotez emocional.
Gato, pero de angora. Aunque parezca incre¨ªble, el golpe de optimismo que necesita este art¨ªculo se llama Benzema. Un hombre acostumbrado a vivir entre pitos y aplausos por una especie de malentendido. El Madrid lo compr¨® al Olympique de Lyon, cuando llevaba el 10 a la espalda y, sin embargo, era un pich¨®n de Ronaldo (el brasile?o) por potencia y talento. Ante esta sospecha el Madrid lo recibi¨® con el n¨²mero 9, pero el juego de Karim fue adquiriendo una suavidad zidaneana. De manera que es un nueve para el que la porter¨ªa no lo es todo: un diez camuflado. Durante muchos a?os el ¨²nico elogio que recibi¨®, a modo de limosna, fue: ¡°Su juego le viene bien a Cristiano¡±. Hoy, viudo de Cristiano, jugando como los dioses y en el momento cumbre de su carrera, nos deja una pregunta para seguir con los malentendidos: ?Ronaldo le ven¨ªa bien a ¨¦l?
Surcoreano de Villa Fiorito. Kang In Lee, sin haber cumplido los 18 a?os, irrumpi¨® en el Valencia con el atrevimiento de un ni?o y la personalidad de un hombre. Zurdo cerrado, con buena visi¨®n de juego, una disciplina militar para las obligaciones y un amplio repertorio futbol¨ªstico: preciso en el pase, imaginativo en el regate, descarado en el tiro¡ No pide permiso para nada porque tiene las dos valent¨ªas que exige el gran f¨²tbol: la de poner la pierna y la de pedir el bal¨®n. Frente al Getafe, Marcelino lo puso cuando el partido quemaba y el Valencia necesitaba dos goles para clasificarse, gesto indiscutible de confianza. Lee supo conciliar la urgencia con la precisi¨®n, el juego lateral con el profundo, y particip¨® de forma activa en los dos goles que le faltaban a su equipo para que el campo se viniera abajo. Si me dec¨ªan que este surcoreano hab¨ªa nacido en Villa Fiorito (el barrio de Maradona), me lo hubiera cre¨ªdo.
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