Las ocho lecciones de Emanuela Audisio, primera mujer con el Premio V¨¢zquez Montalb¨¢n
La periodista italiana recibe en Barcelona el galard¨®n que reconoce su trayectoria, su devoci¨®n por el f¨²tbol y c¨®mo rompi¨® moldes
Rebosante de vida y de vivencias, Emanuela Audisio (Roma, Italia; 65 a?os), recogi¨® este martes el Premio Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n de Periodismo que convoca el Colegio de Periodistas de Catalu?a y la Fundaci¨®n del FC Barcelona. La periodista italiana, cuya trayectoria profesional ha estado ligada al peri¨®dico La Repubblica, autora de tres libros de tem¨¢tica deportiva, rompi¨® moldes y techos de cristal hace muchos a?os. Y lo sigue haciendo. Este martes se convirti¨® en la primera mujer en recibir el galard¨®n que lleva desde 2004 reconociendo la labor de gente como Patrick Mignon, el primer premiado, Eduardo Galeano o Michael Robinson, el ¨²ltimo.
¡°Emanuela pertenece a una generaci¨®n de periodistas cl¨¢sicos, de los que viv¨ªan un acontecimiento deportivo para luego hacerlo llegar a los lectores. Sus cr¨®nicas nos reconcilian con la forma de hacer de Manolo¡±, dec¨ªa Ramon Besa, miembro del jurado, en recuerdo al a?orado V¨¢zquez Montalb¨¢n, en un evento celebrado en el Auditori 1899 del Camp Nou.
Con un discurso generoso y original, viajado, emotivo, repleto de recuerdos y an¨¦cdotas, Audisio repas¨® su vida y sus conexiones con Catalu?a y Montalb¨¢n, a quien conoci¨® en 1991 cuando se dispon¨ªa a hacer un reportaje sobre los Juegos de Barcelona ¡¯92, a qui¨¦n entrevist¨® un buen d¨ªa a las seis de la ma?ana. La premiada record¨® haber sido arrestada dos veces por escribir sobre boxeo, ¡°porque las mujeres no hacen ciertas cosas¡±. Tambi¨¦n le vendaron los ojos en una ocasi¨®n para hacer una entrevista en un vestuario masculino. ¡°Porque las mujeres no pueden ver ciertas cosas¡±. O eso le dec¨ªan. Porque nada la ha frenado estos a?os.
¡°Siempre ha tenido mucho car¨¢cter, es una periodista desacomplejada, cr¨ªtica, inc¨®moda. Una reportera fabulosa, de prestigio¡±, la describi¨® Besa, para explicar los porqu¨¦s de su elecci¨®n. Ella, testigo y cronista de tantos partidos de f¨²tbol hist¨®ricos, en Italia y fuera de su pa¨ªs, afirm¨® que hay ¡°ciertos equipos que tienen cara y coraz¨®n¡±, as¨ª como ¡°ciertos goles son una enciclopedia cultural¡±. Su diario, La Repubblica, la puso en el campo, dijo, y le dio ¡°espacio para jugar¡±.
Por eso, en este tiempo, aprendi¨® una serie de lecciones vitales en torno a las que articul¨® su discurso de agradecimiento. Son ocho y establecen lo siguiente:
¡°No dejar nunca de tener hambre.
No juzgar nunca por la apariencia.
No dejar nunca de tener sed.
Cuando se apague la luz, no pienses que sabes m¨¢s que los dem¨¢s.
La cocina hecha en casa es buena.
Jugar, escribir, vivir, son deportes de equipo.
Solos somos alguien, juntos somos algo.
Y, como dec¨ªa V¨¢zquez Montalb¨¢n, cuando el pasado resucita, los culpables vuelven a ser lo que siempre fueron: asesinos¡±.
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