El Atl¨¦tico aplasta a la Juventus

Un gran Atl¨¦tico, enraizado a su identidad, el¨¦ctrico y combativo, termin¨® por llevarse por delante a la Juventus. El campe¨®n italiano, amenazante con Cristiano de inicio, fue apisonado por una horda de jugadores envalentonados que firmaron uno de esos partidos incendiarios y emocionales. La ventaja de dos goles, que pudo ser mayor de no mediar el VAR en un cabezazo de Morata, le da un colch¨®n muy respetable para Tur¨ªn. Dos tantos de ¨ªmpetu en dos jugadas a bal¨®n parado, dos goles de sus centrales, Gim¨¦nez y God¨ªn. Atl¨¦tico en estado puro. Pero sobre todo, fue el renacimiento como equipo mordedor y martilleante y la descarga de voltios con la que se despleg¨® lo que le encumbr¨® en una noche para recordar.

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Para la guerra que se intu¨ªa, Simeone escogi¨® a su guerriIlero de c¨¢mara. Diego Costa, aunque este a¨²n luzca sinuosas y visibles curvas en la parte inferior de su abdomen. Una se?al m¨¢s de que el Atl¨¦tico hab¨ªa preparado este partido alrededor de la jerarqu¨ªa y el car¨¢cter. La vieja guardia pretoriana del t¨¦cnico salpic¨® la alineaci¨®n en defensa, Juanfran, God¨ªn y Filipe. En el medio, el cuatrivote. Simeone en toda su extensi¨®n, dispuesto a dirimir el combate con los cap¨ªtulos m¨¢s extremos de su libreto.

Le respondi¨® su equipo enfund¨¢ndose la piel de ese grupo salvaje que en noches como esta compite con las v¨ªsceras en la boca. Todo acorde con el clima volc¨¢nico instalado en el Metropolitano. El contexto ideal para que todo girara en torno a la figura de Costa. Encendido, asumi¨® el papel a lo grande. Lo mismo ve¨ªa una amarilla por adelantarse en la barrera, que le elimina para Tur¨ªn, que daba un recital de controles con el pecho y peinadas, o se encaraba con Allegri.

Las pinturas de guerra de trazo m¨¢s grueso las luci¨® el hispanobrasile?o para comandar la salida envalentonada de su equipo. Enfrente, la Juve trataba de calmar el f¨²tbol de alto voltaje con el que se encontr¨®. Fue Cristiano el primero que avis¨® ense?ando el ca?¨®n de su pierna derecha en un libre directo. Cuando la pelota sali¨® despedida con violencia, un silencio cortante apag¨® la descarga de decibelios e improperios contra su persona. Oblak respondi¨® bien colocado enviando la pelota a saque de esquina con una estirada sobria. Thomas, con un derechazo desde fuera del ¨¢rea, tambi¨¦n prob¨® la fiabilidad de Szczesny.

Diego Costa, actuaci¨®n estelar

En ese tramo inicial el partido parec¨ªa disponerse a un intercambio de golpes. Cada uno con sus armas. La Juve llevando la pelota desde Pjanic hasta el agitador Dybala y Cristiano, que en su nuevo equipo se mueve como un general. ?l elige los momentos en los que cae a la derecha, a la izquierda o al medio. Dybala y Mandzukic abandonan de inmediato la zona elegida por el portugu¨¦s. Espoleado por el griter¨ªo en su contra, por momentos se olvid¨® de su exclusiva figura de rematador y pretendi¨® erigirse en el due?o del partido. No lo logr¨® porque por encima de ¨¦l Costa sigui¨® con su estelar actuaci¨®n.

El Atl¨¦tico sigui¨® encomendado a toda la parafernalia canchera y a todo el repertorio de su mejor combatiente. Cada robo de bal¨®n en el centro del campo fue una catapulta para lanzarle. En una de ellas, De Sciglio, al que Allegri prefiri¨® por Cancelo por cuestiones de seguridad, le derrib¨® con un agarr¨®n cuando se dispon¨ªa a pisar el ¨¢rea. El colegiado se?al¨® el punto de penalti, pero el VAR determin¨® que la falta fue fuera del ¨¢rea. Griezmann se sac¨® un potente disparo colocado con el exterior que volvi¨® a repeler Szczesny.

Sin noticias de Cristiano

El partido ya fue siempre del Atl¨¦tico. Machac¨®n e imponente para reducir a la Juve a nada. Ya apenas hubo noticias de Cristiano y s¨ª de Diego Costa, que sali¨® del vestuario con el mismo talante de rejoneador. Griezmann le lanz¨® a una carrera que le midi¨® con Bonucci. Ganado el pulso al central italiano, su toque con el interior se escap¨® por medio metro. No respond¨ªa la Juve, engullida ya por el torbellino rojiblanco. Un pase de Koke nacido de un rechace dej¨® a Griezmann en un duelo con Szczesny, que estaba adelantado. La delicada vaselina del franc¨¦s no fue coronada como merec¨ªa la obra porque el polaco meti¨® la manopla para desviar la pelota al travesa?o.

No baj¨® las revoluciones el Atl¨¦tico, bien dosificado por Simeone, que retir¨® en progresi¨®n a Costa por Morata, a Koke por Lemar y a Thomas por Correa. Morata marc¨® con un cabezazo rotundo que el VAR anul¨® por empuj¨®n a Chiellini que este exager¨®. Los centros al ¨¢rea se convirtieron a partir de entonces en un martirio para la Juve. De un c¨®rner naci¨® el rechazo que caz¨® Gim¨¦nez para abrir el marcador. Y de una falta lateral, peinada primero por God¨ªn y remachada por este mismo, lleg¨® el ¨¦xtasis. Y la justicia para un equipo que esta vez s¨ª hizo de sus se?as de identidad el camino al ¨¦xito, en el que Oblak tuvo el papel estelar final atajando un duro disparo de Bernardeschi. Hubiera sido demasiado premio para el desfigurado campe¨®n italiano.

El segundo gol anulado por el VAR a Morata

El calendario fue caprichoso con la llegada de Morata, que ha disputado sus dos primeros partidos como rojiblanco en el Wanda frente a dos de sus exequipos, el Madrid y la Juve. "Espero que tenga muchas ocasiones para saber si celebro o no los goles", respondi¨® el delantero cuando le preguntaron por sus sentimientos si anotaba frente a los blancos o los juventinos.

Y el caso es que Morata marc¨® contra el Madrid, y lo celebr¨®, pero el gol fue anulado por fuera de juego despu¨¦s de la intervenci¨®n del VAR. Y marc¨® contra la Juventus, y lo celebr¨®, exhibiendo de nuevo sentimiento colchonero ante la grada, pero el gol, tambi¨¦n esta vez, fue anulado por el VAR, en esta ocasi¨®n por una falta a Chiellini.

El ariete madrile?o tard¨® en festejar la diana nada m¨¢s marcar de cabeza, seguramente porque tem¨ªa que le se?alaran la infracci¨®n. Su segundo 'no-gol' con el Atl¨¦tico.